Festival de Lima 2011: Medianoche en París

Midnight in Paris

Medianoche en Paris
Owen Wilson (Gil) y Rachel McAdams (Inez)

La ilusión del pasado

Vuelve Woody Allen a su cita anual para regocijo de los que le necesitamos y adoramos. Y esta vez vuelve fuerte, vuelve como nunca a su sustancia, a sus preguntas sin respuesta, a sus manías dubitativas, a aquel su cine del siglo pasado, a la fantasía y encantamiento de La rosa púrpura del Cairo, Zelig, Días de radio, Todos dicen te amo, o la clave Desmontando a Harry, contenida en las anteriores y posteriores muestras cinematográficas de esta deconstrucción del Harry/Woody.

Tercera aportación española en la producción, Medianoche en París (Midnight in Paris) hace la número 41 de sus incursiones filosófico psicoanalíticas en el medio cinematográfico, inaugurando la 64 edición del Festival de Cannes. Otra inmensa búsqueda del sentido de la vida, de su eterna insatisfacción, y de la voluntariosa aceptación final, siempre y cuando uno acabe por oír más sus entrañas, y acepte lo que le dicen. Tal es lo que le ocurre a Gil/Owen Wilson, escritor en busca de un camino literario y personal, que al parecer encuentra en la ciudad de París, de donde añora con melancolía su histórica bohemia y apertura artística.

De nuevo lanza besos a Europa este director intelectual al que sus compatriotas ignoran más que adulan en los últimos años. Pero no importa, nosotros lo adoptamos. Y él lo sabe, por eso recorre Europa con sus love affairs a cada gran ciudad con encanto: Londres, Barcelona, Londres, París, o Roma (donde se encuentra rodando actualmente The Wrong Picture). Desde luego si hay algo que París no tiene en el Allen de 2011 es una foto/retrato equivocado.

París resplandece, tanto como yo la recuerdo en mis dos años de estancia aventurera y estudiantil. Los ocres destacan en una dirección artística glamourosa, con refulgentes estrellas, dorados, luminosos y feriales momentos de tour por sus mejores endroits: Champs Elysées, Notre Dame, Moulin Rouge, Place Vendome, Museo Rodin, Versailles, La Pirámide del Louvre, Maxim’s. Todos brillan al son de la mirada amorosa de Allen.

Casi imposible, diría, que todo escritor que se precie no haya deseado vivir (aunque sea en sueños) la ebullición artística y resacosa en torno a tanto genio reunido en el París de los años veinte, donde convivían americanos con franceses con españoles o italianos, pintores, escritores, músicos, toreros, cineastas, a la postre todos ellos contagiados con el virus de la aventura. En una especie de mágica fantasía, Allen traslada en el tiempo, como hizo con Cecilia a través del cine en La rosa púrpura del Cairo, al desorientado y aburrido Gil, que se encuentra en su Paris soñado con una novia poco adecuada y unos futuros suegros aún menos.

Quizá este gran pensador de la posmodernidad intenta delimitar por qué la nostalgia de que cualquier pasado fue siempre mejor se deba a un presente mal aceptado o vivido. “Woody -nos dice Francisco Machuca- reflexiona ante la estatua del Pensador de Rodin: Se han escrito millones de libros sobre todos los temas inconcebibles por todos los grandes genios y al final, ninguno de ellos saben más que yo sobre las cuestiones trascendentales de la vida”.

Son tantas las reflexiones en el cine de Allen, que su visión calma la ansiedad de vernos envueltos en un mundo que siempre pensamos es el peor de todos. Añadamos una delirante banda sonora, donde Cole Porter y el Jazz tradicional, el charlestón, el piano y los violines de salones privados del desenfreno artístico sosiegan el gran menú analítico. La curiosidad por la vida bohemia, la locura de crear y experimentar, y de tener madrinas, (Gertrude Stein es un pilar en esta incursión del neoyorkino en el pasado), de alucinar con tus referentes: Hemingway, Dalí, Buñuel, Scott Fitzgerald y Zelda, Yuna, Djuna Barnes, la aceptación del hoy con la conclusión de la indisoluble insatisfacción humana presente en nuestra condición de humanidad, las musas, todo forma parte del cine de Allen, casi todos los años, a veces expresado con más pericia que otras, pero siempre favorito del público como lo demostró la sala a rebosar. Y los mejores actores, encantados de fichar en su fábrica de sueños, fascinante Marion Cotillard.

Midnight in ParisMidnight in Paris. Dir. y guion: Woody Allen | 94 min. | España – EE.UU. | 2011

Intérpretes: Owen Wilson (Gil), Marion Cotillard (Adriana), Rachel McAdams (Inez), Kathy Bates (Gert), Michael Sheen (Paul), Adrien Brody (Salvador), Nina Arianda (Carol), Mimi Kennedy (Wendy), Kurt Fuller (John), Carla Bruni (guía del museo), Léa Seydoux (Gabrielle),

Estreno en España: 13 de mayo de 2011.


Funciones en el Festival de Lima, agosto 2011:
– Centro Cultural de la PUCP – Sala Roja, viernes 5, 7:15 p.m.
– Cineplanet Alcázar – Sala 5, jueves 11, 2:45 p.m.
– Cineplanet Alcázar – Sala 6, sábado 13, 7:45 p.m.


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