Presentamos una síntesis del panorama cinematográfico en el Perú durante el 2011 que está por acabar. Enumeramos las once películas más destacadas de lo que vimos en la cartelera comercial, entre mitos parisinos y angustias made in Iraq, y hacemos un balance de lo que ocurre en la cinematografía nacional.
Mejores estrenos comerciales
- Medianoche en París (Midnight in Paris, 2011), de Woody Allen. El veterano autor volvió a lo grande en la Ciudad Luz, entre Hemingway y Toulouse–Lautrec.
- El escritor oculto (The Ghost Writer, 2010), de Roman Polanski. Otra vieja gloria que entrega una obra de plena madurez, sobre las sombras del poder que rodean a la escritura por encargo.
- En un rincón del corazón (Somewhere, 2010), de Sofia Coppola. El tedio de ser una estrella de cine.
- Temple de acero (True Grit, 2010), de Ethan y Joel Coen. El añejo paisaje en manos siempre frescas.
- El discurso del rey (The King’s Speech, 2010), de Tom Hooper. A Colin Firth hasta la garganta le suena, como la puerta crujiente de una mente bloqueada.
- Viene por ti (Coming Soon, 2008), de Sopon Sukdapisit. Cuando la cinefilia corre riesgos sobrenaturales… y da gusto verlo.
- Lazos de sangre (Winter’s Bone, 2010), de Debra Granik. Filme independiente USA que se adentra no sólo en los parajes boscosos y agrestes de Missouri, sino también del entorno viciado de rencores y leyendas que alcanzan a una adolescente de 17 años, sin padre, sin inocencia, casi sin hogar ni qué perder.
- El mensajero (The Messenger, 2009), de Oren Moverman. La visibilidad en territorio norteamericano de la presencia en Irak. Uno por uno, puerta por puerta.
- Al otro lado del corazón (Rabbit Hole, 2010), de John Cameron Mitchell. Suburbio apacible, accidente absurdo, matrimonio en crisis. Una historia de luto y desasosiego alejada de la estridencia.
- Un cuento chino (2011), de Sebastián Borensztein. Ricardo Darín e Ignacio Huang en un excelente timing, dándole credibilidad a una fábula imposible que el director sabe dotar de emoción.
- Enterrado (Buried, 2010), de Rodrigo Cortés. El «costo colateral» de las guerras preventivas y los empleos esclavizantes a miles de kilómetros de Washington.
Cine peruano
La mejor película: Las malas intenciones, de Rosario García–Montero. Examina un contexto de destrucción y desintegración de lo colectivo desde la mirada de una niña que es sensible pero también presa de sus miedos y de las taras de su entorno más cercano. La frialdad materna, el vínculo paternal ambiguo, la llegada imprevista de un bebe, el clima de violencia y caos que se percibe en las calles e incluso en las casas en los intempestivos apagones, forman parte de las preocupaciones de Cayetana De Los Heros, en cuyo imaginario los próceres de la patria entran y salen de escena al compás de sus recelos de lo que está dejando de ser, hija única, y de lo que está volviéndose, una hermana mayor en jaque.
La producción sigue incrementándose, con un volumen que ha alcanzado no menos de treinta y cinco largometrajes realizados en todo el país, muchas veces en estrenos locales que por lo general pasan desapercibidos para los medios masivos y la propia comunidad cinematográfica. En ese circuito alternativo, las obras más destacables fueron Cada viernes sangre, de Fernando Montenegro, y los documentales La Cantuta en la boca del diablo, de Amanda Gonzales, y Desde el sonido, de Rosa María Oliart.
Por otro lado, dos largometrajes regionales, El último guerrero chanka, de Víctor Zarabia, y Reshinn, sangre de anaconda, de Rogger Asto, se exhibieron en cines comerciales en formato digital DCP, y la cinta peruana que congregó más público, 95 mil espectadores, fue El guachimán, de Gastón Vizcarra, lanzada en celuloide y también en DCP. Además, los premios internacionales siguen llegando.
Y en la montaña rusa institucional de los últimos años, hubo dos puntos extremos. En el primer semestre, en las postrimerías del gobierno anterior, la disolución del otrora Consejo Nacional de Cinematografía (Conacine) fue un momento crítico. Afortunadamente, no ha impedido que se realicen los concursos previstos para los últimos meses de este año, ni que se anuncie la convocatoria de los que tendrán lugar el próximo, ni que se aumente significativamente los fondos obtenidos en Ibermedia.
Por el contrario, la reciente creación en el Ministerio de Cultura de un Grupo de Trabajo que elabore un nuevo proyecto de ley, con el aporte de todos los gremios del cine nacional, tiene expectante a la comunidad cinematográfica. En el 2012, esta historia continuará…
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