Cine puneño: «Ambición fatal», nueva película de Percy Pacco

El 5 de enero del 2012 en Capano, una comunidad ubicada frente al lago Titicaca a una hora de Juliaca, se inició el rodaje de Ambición fatal, la segunda película de Percy Pacco Lima (Puno, 1975).

Se trata en realidad de la segunda etapa de una difícil filmación que se inició en Juliaca hace exactamente un año y que se suspendió por motivos climáticos y económicos. Pacco Lima no es nuevo en la escena cinematográfica regional, tiene una trayectoria tan significativa como expectante que se inicia como actor de las películas puneñas más importantes de fines del siglo pasado.

Su opera prima Amor en las alturas (2008) se escapa de los moldes tradicionales del cine regional y toca con valentía, desde una combinación de géneros donde predomina el melodrama, varios temas de interés que afectan a la sociedad altiplánica. El autor de esta nota, Carlos Marín(*), estuvo en la primera etapa del rodaje de Ambición fatal y también está ahora, en la segunda, acompañando y apoyando la producción.

Actualización [noviembre 2012]: La película aun está en proceso de edición, falta filmar además una secuencia importante. El estreno sería para el 2013.

A continuación una interesante conversación que tuvo con el director Percy Pacco, realizada en un descanso del rodaje.

Percy, ¿cómo se inicia tu relación con el cine?
Hay dos etapas que marcan mi trayectoria en el cine. La primera es como actor y se inicia en 1998 con la película El abigeo de Flaviano Quispe donde tuve la oportunidad de realizar el papel principal. Fue una experiencia bonita y me sirvió para reafirmarme en mi vocación de actor que ya la venía ejerciendo desde los 14 años en distintas obras de teatro; pero “El abigeo” fue una experiencia distinta y marcó el inicio de mi amor por el cine. Luego vino El huerfanito, también de Flaviano, donde hice el papel antagónico y me sirvió para consolidarme como actor en Puno.

La segunda etapa de mi relación con el cine empieza el 2004, cuando creamos Tayta Producciones con la finalidad de hacer nuestras propias películas y obras de teatro; fue así que al año siguiente empezamos con el proyecto “Amor en las alturas”, mi opera prima, que nos tomó prácticamente dos años terminarla. Lo que pasa es que en el 2006, producto de las propias exigencias de la película, decidí irme a Lima a capacitarme en dirección, producción, iluminación, actuación. Con todo ese conocimiento adquirido, recién me atreví a retomar y culminar la película. Otra dificultad que alargó el rodaje, muy común en las producciones locales, fue el presupuesto. La edición y la posproducción recién empezaron el 2007 y me llevó otro año. Algo novedoso [para el cine local] que hicimos esa vez fue componer la música original de la película.

¿Cómo fue recibida tu ópera prima por el público?
“Amor en las alturas” se terminó a inicios del 2008 y de pronto me asaltó un gran temor, y es que yo era un actor reconocido en la región, y dar el salto a la dirección me pareció un tanto apurado y repentino. Sentía que no iba a tener éxito. Sin embargo, todo este miedo se disipó cuando en el rodaje de “La travesía de Chumpi” realizado en la comunidad nativa ashuar de Chicherta en Loreto, llevé un primer corte de la película al director Fernando Valdivia para que lo viera y le conté mis temores. Entonces me dijo “Si tu quieres saber que tan buen director de cine eres, entonces muestra tu película a esta gente, que no conoce tu idioma ni tus costumbres; si lo entienden entonces quiere decir que estás en buen camino”.

Y lo mostré a los ashuar de Chicherta que no hablan ni castellano ni quechua, y les gustó la película. Fernando me dijo que ahí estaba la prueba de que ya era un director. Lo más espectacular fue que en los días siguientes, de las otras comunidades empezaron a pedirla también, querían verla. La gente no la llamaba «Amor en las alturas» ya que en ese tiempo aún no le había puesto titulo, sino «Santiago», que es el nombre del personaje principal, “Queremos ver a Santiago” decían. Me sentí muy emocionado, con las ganas y las fuerzas para mostrar la película en Puno y en todo el Perú. Así que al final del rodaje de Chumpi, volví a Juliaca y planificamos el estreno. La recepción de la película fue masiva y el reconocimiento que recibí de parte de la población fue como actor y director. Apreciaban mi capacidad para contar buenas historias, incluso hubo gente que dijo que era la mejor película del momento hecha en Puno.

¿Dónde más han visto tu primera película?
En el 2008 la estrenamos en Moquegua y en Arequipa, en el Primer Festival de Cine Andino; en el 2009 la pasamos en Lima, en el Festival de la PUCP [en la muestra Visiones y Memoria en los Cines Regionales Peruanos]. Fue una experiencia bonita. Además estuvo en diferentes centros culturales y estudiantiles como el CAFAE, en la Charles Chaplin, Centro Cultural de España, entre otras. La mostramos también en la mina Rinconada.

Ya que lo mencionas, la película tiene una secuencia importante en la Rinconada, asentamiento humano casi inexpugnable ubicado a 5,200 metros de altura, y en donde viven -bajo sus propias reglas- mineros informales que explotan la mina de oro del mismo nombre. ¿Cómo fue rodar ahí?
Ahí tuvimos una experiencia desagradable y riesgosa a la vez. Estábamos haciendo una escena nocturna de Santiago con Roberto, mareados en una de las calles del pueblo, y los mineros pensaron que estábamos haciendo un documental donde los hacíamos quedar mal, y entonces comenzaron a rodearnos gente mareada, mineros que venían de sus labores, nos rodearon como 200 personas dispuestas a todo, a quemarnos y lincharnos vivos. ¡Una experiencia terrible! Estaba en juego la seguridad y la integridad, no solo mía sino de todo mi equipo.

Entonces no sé si fue la voz de Dios o de quien que en ese momento difícil me dijo al oído: “Percy, no digas nada, sal de ahí”, y yo le hice caso. Aprovechando una distracción salí de ahí; nadie me vio, era como si me hubiera puesto una manta que me hizo invisible. Salí del tumulto, quería correr pero pensé que si lo hacía, ahí si me verían y me lincharían. Caminé y caminé, rápido y llegue al cuarto donde me esperaban los demás.
Ese suceso nos asusto muchísimo y decidimos volver a Juliaca aun faltando varias escenas por grabar. Nos las ingeniamos para recrear escenarios de interiores y de algunas partes de la mina Rinconada en Juliaca, y creo que nos salieron bien.

Una vez terminada y presentada la película en Puno, quería sacarme el clavo de lo sucedido volviendo y presentando la película en la mina Rinconada. Llegamos e hicimos la convocatoria. Estábamos realmente temerosos porque el personaje de Mario el minero era malo, ambicioso, borracho, no sabíamos como iba a reaccionar la gente de allá. Pasamos la película y para nuestra sorpresa, lejos de criticarla comenzaron a aplaudirla, querían conocer y felicitar a los actores, al director, así que salimos al frente, les conté la terrible experiencia del rodaje y todos los presentes se rieron y me dijeron que tenia carta libre para hacer lo que quisiera allá. Dijeron que efectivamente existían personajes como Mario que viven así, abandonan a su familia, se dedican a la vida fácil, son ambiciosos. La película les hacía pensar y reflexionar en cómo mejorar su propia existencia.

¿Qué significa “Ambición fatal” en tu carrera cinematográfica?
Es un proyecto un poco más complejo y ambicioso. Nos hemos planteado varios retos, el primero es en el aspecto técnico. Quiero trabajar de la mejor manera posible. Por eso he convocado a Fernando Valdivia y a ti para que me apoyen en el guión, el tratamiento visual y la cámara.
A Tania Medina en la producción, a Alex Giraldo en la fotografía y a Ángel Romero en el sonido, quienes me han asesorado y apoyado en la primera etapa del rodaje y han compartido su experiencia con los jóvenes talentos locales con los que cuento aquí. Todos ellos han aprendido de estos maestros y, con tu apoyo, lo están aplicando ahora en esta segunda etapa.

El segundo reto es que hemos querido contar una historia con muchas ramificaciones, que contenga otras historias que se van sumando y armando una compleja trama, historias que reflejan nuestras costumbres pero también los conflictos humanos presentes en todas las culturas. En “Ambición fatal” hay varios géneros, resaltan el drama, la comedia, la acción y el suspenso y hemos tratado de equilibrarlas en un guión sólido e interesante. Queremos que el espectador se involucre en la historia desde un comienzo, que vaya atando cabos a medida que avanza la historia, que la recree con las preguntas que vayan surgiendo en su mente. Eso es lo que buscamos con la película, no queremos espectadores pasivos, esta vez los vamos a retar para que adopten una actitud más activa.

Un tercer reto es contar con actores con experiencia, no todos la tienen pero estamos tratando de apoyarlos para que el nivel de las actuaciones sea bueno, natural y así también mejorar la calidad de la película. Y por último, además de cautivar al público altiplánico y peruano, nos hemos puesto el reto de llevar la película lo más lejos posible, a festivales latinoamericanos y europeos, subir un peldaño más de lo alcanzado por «Amor en las alturas».

¿Cómo estás financiando la película?
El presupuesto es el primer escollo que todos los realizadores tenemos. En la primer parte del rodaje que correspondió a la parte urbana, la más simple en términos de la historia aunque no en la realización porque significó mucha acción, disparos y persecuciones, contamos con los aportes de amigos, familiares y empresas locales que confían en nuestro trabajo.
Nos llevó todo enero del 2011 pero tuvimos que suspenderlo por motivos de clima, pues la parte rural de la historia quería grabarla con el verdor que adquiere el campo en el altiplano en los dos primeros meses del año pero lamentablemente el tiempo nos ganó y ya estábamos entrando a la época de sequía. Tuvimos que esperar todo un año para seguir con el rodaje y además, se acabó el dinero. Todo el 2011 intentamos conseguir auspicios, visitamos varias empresas locales, algunas nos han escuchado, nos han prometido, nos han dicho que no, y muy pocas nos han apoyado. Una de las más importantes y que quiero mencionar su nombre es una empresa individual llamada Claro Dorado, que finalmente si nos ha querido financiar esta segunda etapa.

En un primer momento no quisiste protagonizar la película. Cuéntanos, ¿por qué decidiste hacerlo finalmente?
Siempre pasa en mis películas. Cuando escribí “Amor en las alturas”, nunca pensé actuar. Hicimos un cásting, seleccioné al actor que haría de Santiago, hice un corto con él para prepararlo. Pero justo antes de empezar el rodaje el actor tuvo que irse por trabajo, y entonces me vi obligado a actuar en el papel principal.
Pero ya antes en “El huerfanito” me pasó algo parecido. Yo estaba encargado de la dirección de actores, el antagonista nunca llegó al rodaje y el director me pidió actuar y lo hice. Ahora en “Ambición fatal” sucedió prácticamente lo mismo. Es más, el personaje de Julián ya tenía un actor que lo interpretaba y grabamos varias escenas en Juliaca con él. Pero luego de la suspensión del rodaje, el actor se fue a Lima por motivos personales. Así que tuve que asumir nuevamente el personaje. Pero esta vez, esa no fue la única razón que me animó a actuar. Lo que pasa es que cuando voy a cualquier lugar de Puno la gente me reconoce, me saluda y me dice “Percy cuando es la otra película, queremos verte actuar”. Entonces también hay un compromiso por no fallarle a nuestro público que espera de mi no solo al director sino también al actor.

Han pasado casi cuatro años desde el estreno de “Amor en las alturas”. ¿Qué crees que piensan los seguidores de tus películas?
Cuando reviso mis correos electrónicos siempre me encuentro con gente que se pregunta porqué Percy Pacco se demora tanto en hacer sus películas. Yo les digo simplemente que tenemos una razón, nos gusta hacer bien las cosas, madurar el guión, preparar bien la producción y la parte técnica, cuidar mucho la actuación. Han pasado 4 años desde «Amor en las alturas» es cierto, pero ya estamos metidos de lleno en la segunda película y ya no van a tener que esperar más. Este 2012 van a disfrutar mi nueva película, hecho con mucho esfuerzo y cariño no solo mío sino de mucha gente metida en el proyecto. No me queda más que decirles que vayan a verla porque se van a encontrar con una historia bonita y distinta a la vez.

Entrevista: Carlos Marín (*)
Edición: Luis Ramos y Laslo Rojas

(*) Carlos Marín es asistente de dirección y camarógrafo en «Ambición fatal». Ha sido también asistente de dirección en «Paraíso», de Héctor Gálvez.