Una nueva producción se viene filmando por estos días en la sierra de Lima. Se trata de Extirpador de idolatrías, el primer largometraje de Manuel Siles Vallejos, que cuenta en su reparto de actores nada menos que con Magaly Solier, quien vuelve a trabajar en una película peruana luego de tres años, cuando protagonizó la celebrada «La teta asustada».
La película cuenta la historia de unos crímenes cometidos por un fanático religioso, el ‘extirpador’ del título, en una trama que aborda la colisión cultural, la discriminación, la intolerancia y el abuso, como lo describe el propio director.
La primera parte del rodaje se realiza en Huancaya, Yauyos, a las afueras de Lima. «Ahí acabamos de grabar y el resultado ha sido excepcional. La locación se ha integrado orgánicamente al proyecto y podríamos decir que se convierte en un personaje más», nos cuenta Manuel Siles.
Las grabaciones de Extirpador de idolatrías continuarán en estos días, y si todo va como planean los realizadores, se completará a mediados de setiembre. Además de Huancaya, se grabará también en Lima, en Pacahacamác y en San Bartolomé.
El director Manuel Siles, en un alto del rodaje, se da un tiempo para responder nuestras preguntas a continuación:
Manuel, ¿de qué trata «Extirpador de idolatrías»?
Dos policías (interpretados por los actores Oswaldo Salas y Oscar Ludeña) investigan unos crímenes en un pueblito andino. Una niña de rasgos occidentales (la debutante Paulina Bazán) que ha nacido en esa comunidad es iniciada como chamana. Ella introduce a un niño (Diego Yupanqui) al mundo mítico andino lo que ocasiona la preocupación de su mamá (Magaly Solier) y, más tarde, su reconciliación con el apu.
El asesino (Augusto Casafranca) es un fanático religioso que cree que cumple la sagrada misión de eliminar de la faz de la tierra todo rasgo de paganismo que solo significa atraso y perversión. A partir de estas líneas narrativas se desarrolla una trama que aborda la colisión cultural, la discriminación, la intolerancia y el abuso. Sin embargo la lucha de los personajes se librara al interior de cada uno.
¿Cómo nace el proyecto? ¿Desde cuándo se viene trabajando?
El proyecto empezó a trabajarse hace casi dos años con la primera escritura del guion y con la búsqueda de locaciones. Viajé al Cusco, donde encontré en la comunidad de Arin un lugar maravilloso, pero el elevado costo que significaba desplazar a todo el equipo me obligó a descartarlo. Luego estuve en Canta, y en las afueras de Lima (Chosica, Chaclacayo, San Bartolomé), hasta que por fin llegamos a Huancaya, en Yauyos. De inmediato nos dimos cuenta de que era el lugar indicado para grabar la primera parte de la película.
¿Cómo se da la participación de Magaly Solier?
La colaboración de Magaly en mi película se da únicamente gracias a su generosidad y al compromiso que tiene con su vocación de artista. Ella es la única actriz peruana que ha conseguido hacerse un lugar importante en la producción internacional y está acostumbrada a realizaciones de alto presupuesto. Que aceptara participar, solo por encontrar calidad en el guión en una película de bajo presupuesto, no hace sino confirmar que sigue conservando el entusiasmo y la entrega que la ha llevado a convertirse en una estrella internacional.
Magaly nos ha obsequiado no solo su excepcional talento sino sobre todo su cálida personalidad. Fue muy importante porque dos de nuestros protagonistas son niños que por primera vez hacen un largo de ficción y ella contribuyó a que se sintieran relajados y libres del peso que trae consigo una responsabilidad como esa.
En la película, Magaly representa a una madre que fue criada bajo parámetros occidentales, separándosele del acervo cultural andino y educa a su hijo de la misma manera. La aparición de la niña (Paulina) no solo significará que su hijo descubra el mundo al que se le ha puesto de espaldas, sino que ella tenga que redefinir su vida.
¿Cómo fue el trabajo con los niños? ¿Cómo fue el proceso de selección con ellos?
El trabajo con ellos fue muy especial. Ya antes habia dirigido otros niños en cortometrajes y en unos casos me habia ido bien y en un caso, muy mal. Felizmente en esta ocasión ensayamos con el tiempo suficiente y todo funciono como queríamos. A ello contribuyó decididamente Magaly Solier, porque en su papel de madre de uno de los chicos siempre lo hizo sentirse distendido y en confianza.
Despues de pasar por el cásting convencional, sin ningun resultado positivo, decidi acudir a mis viejos maestros y amigos de Yuyachkani. De sus talleres saqué a los dos niños actores. Paulina Bazán es una actriz que a su corta edad -12 años- cuenta ya con 7 en sus talleres. Es en realidad una actriz con mucho aplomo y de gran sentido dramático. Estoy convencido de que si continua su carrera llegara a ser una estrella indiscutible del cine peruano.
Por su parte, Dieguito Yupanqui recién empieza su formación actoral en Yuyachkani y, por eso, para él el proceso fue más duro y demandante. Me siento muy orgulloso de ver cómo fue capaz de resolver con tanta solvencia los retos que se le presentaron, sin renunciar jamás a sacar adelante su papel.
¿Cómo llegaste a esta historia? ¿De dónde proviene tu interés por los temas de las creencias religiosas?
La historia tiene una ruta mucho más larga que la película. Es producto de la confluencia de varios factores como mi experiencia personal, dado que cuando tenía 21 años viví un año en varias comunidades andinas, precisamente en Huarochiri. El tiempo que pase allí me permitió involucrarme con la comunidad de una manera mucho más intensa e íntima que si hubiera pasado unas semanas de vacaciones. A eso hay que sumarle mis estudios de filosofía en la Universidad Católica y mi rebeldía frente a situaciones de discriminación, intolerancia y ninguneo cultural.
Por eso en la película se toman posturas claras frente a temas con los que convivimos actualmente, como por ejemplo la idea de que existe una única forma válida de desarrollo que es la que suscribe la parte más occidentalizada del país y que debe imponerse a como de lugar frente a otras.
Estoy convencido de que si fueramos capaces de colocarnos en la posicion del otro y de ver de igual a igual su manera de organizar el mundo, su religiosidad, su cosmogonia, en una guerra no pensaríamos que esas personas son costos necesarios para salvaguardar nuestra forma de vida, y en una diferencia de modelo de desarrollo no les impondríamos el nuestro pensando que somos los administradores de la verdad que tenemos la sagrada misión de ilustrar al resto, que es lo que resume el personaje del «Extirpador de idolatrías».
Esa es la razón por la que este personaje está inspirado en una figura polémica que pregona intolerancia, furia, intransigencia, bajo la capa de responder a los dictados de Dios quien despacharía con él personalmente. Y por eso también la niña no tiene rasgos andinos, bajo el presupuesto de que podemos suscribir un marco conceptual al margen de nuestras caracteristicas étnicas.
¿Cómo se está financiando la película?
La película ha empezado con recursos propios aportados por nuestra productora, La Luna Pintada Producciones, y los aportes de unos inversionistas privados. Ahora estamos trabajando auspicios institucionales o empresariales y nos hemos presentado al Concurso de Largometrajes de Dicine.
Es una película de bajo presupuesto incluso en parámetros de nuestro país, pero ello debido al sacrificio de nuestro equipo técnico y elenco artístico, porque consideran que es un proyecto que merece hacerse, y no participan atendiendo al dinero que les pueda reportar. Sin ese compromiso la película no se podría hacer.
¿Con qué equipos vienen trabajando?
Estamos grabando en video de alta definición, para poder tener una copia final en DCP o, si se necesita, en 35 mm. El sonido será en 5.1 canales. La fotografía está a cargo de Marco Antonio Alvarado y el sonido de Guillermo Palacios.
Extirpador de idolatrías
Ficha técnica
Director y guionista: Manuel Siles
Productor general: Abraham Siles
Director de Sonido: Guillermo Palacios
Director de Fotografía: Marco Antonio Alvarado
Ficha artística
Magaly Solier: mamá del niño
Paulina Bazán: la niña
Diego Yupanqui: el niño
Augusto Casafranca: Extirpador de idolatrías
Oswaldo Salas: Waldo Mamani (el policía)
Extra: Conozcan algo más del trabajo de Manuel Siles, el documental Divas y fantasmas sobre una alfombra roja (2008).
Yapa: Recordarán que otra película peruana se planea filmar pronto en la zona de Yauyos, Eduin y el cetro mágico de los Incas.
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