Un método peligroso de un Cronenberg mayor

Un metodo peligroso - afiche

A Dangerous Method - Keira Knightley
Keira Knightley, traspasando el límite de sus personajes habituales
en "A Dangerous Method".

Tras las películas de terror que lo convirtieron en estrella, David Cronenberg se ha caracterizado desde hace más de veinte años por un original afán de llevar todos sus conceptos y rasgos de estilo a un campo mucho más abierto, aparentando dar volantines en el cine de género cuando lo que en realidad han estado mostrando ha sido una expansión contaminante y subrepticia por sus confines. Más allá de ese punto de no retorno que fue Dead Ringers, su perturbadora visión de la vida y los males contemporáneos quedaba certificado en algún que otro proyecto que, por parecer más convencional, terminaba luciendo atípico.

Así se dejaba ver M. Butterfly, aún cuando la monstruosidad surgía ahí en una de las versiones más acabadas de su filmografía; o algo más recientemente Eastern Promises, aunque pasara más por el beneplácito general por su singular garra dentro de un relato ambiente criminal.

Otro tanto puedo decir ahora con Un método peligroso. No es ciertamente una película sencilla, aunque más que nunca el director canadiense simule eso, cosa que ha hecho que la película sea tildada de retrato de época, de típica cinta de prestigio a las que siempre se les reserva algún lugar en las premiaciones. Pero eso sería reducir a meros signos exteriores, las ideas centrales que subyacen en las capas que «Un método peligroso» va exhibiendo a cada episodio que da cuenta de los casi diez años en la obra y experiencias de Carl Gustav Jung y su relación con Sigmund Freud y Sabina Spielrein, sus incidentales maestro y alumna durante este periodo harto documentado de su existencia. Pero tampoco es que se trate de un biopic elaborado a recetario como se ha querido ver.

De hecho, la austeridad con la que Cronenberg parece revestir su relato evade precisamente esas características. Escamotea tantos detalles de la historia de sus tres protagonistas cuando no se interrelacionan como da forma funcional a su presentación de la vida y los escenarios de la vida intelectual en la Europa central de comienzos del siglo XX. Solo expone de las convenciones lo que se adapte a sus intereses.

Michael Fassbender y Viggo Mortensen. Carl Gustav Jung y Sigmund Freud
Michael Fassbender y Viggo Mortensen. Carl Gustav Jung y Sigmund Freud.
Dos mentes peligrosas.

Y ahí es donde surge el Cronenberg mayor, el director que elabora un drama psicológico y enrumba hacia un punto de abstracción del que se pueden extraer diversas lecturas. Todas ligadas a las temáticas de toda su filmografía, desde lo insidioso a lo sensual, de lo cerebral o a lo sentimental. Pero a diferencia de otras películas pretendidamente más acrobáticas en su complejidad, como Spider o su adaptación de Un almuerzo desnudo, el cineasta consigue en «Un método peligroso» una de sus películas más depuradas si se quiere, que luce una independencia de los mecanismos o códigos estéticos que lo encumbraron, pero asombrosamente transmitiendo tan bien como en sus grandes películas, la esencia de su cine.

Desde ese punto de vista también podría decirse que «Un método peligroso» es una película difícil. Elabora una red intrínseca a partir de ese inevitable y dramático proceso de transferencia que sus personajes establecen hacia el punto del no control. Para ello Cronenberg logra sacar un maestro provecho del filtro teatral por el que pasa el argumento. La palabra pasa por ser la frase de bienvenida del doctor comprensivo o el colega entusiasmado pero que casi al mismo tiempo también da cuenta de la alteración, el contagio, la paranoia, el ensueño, tanto como podría ser la ¿rareza? De ver al genial David rodando una trama sobre pasiones desatadas desde la idea entendida de la normalidad. Porque el llamado a la inmersión en la locura, que se muestra en la secuencia de la llegada de Spielrein al hospital psiquiátrico, es solo prólogo de una historia sobre criaturas que intentarán mantener la compostura hasta en la perdida y la desolación.

Lo cual le viene al director a la medida para moldear a su manera actuaciones sobrias, estoicas, incluso en esta película sobre transmutaciones. Pero ahí sí que estamos algo más cerca al veneno de relatos costumbristas o de toques surreales, los que muestran a los caballeros que solo muestran el disturbio en un sutil rictus, o en una sombra o expresión que se evapora de inmediato del rostro. Viggo Mortensen y sobre todo Michael Fassbender son eso y además voces, celebridades del ámbito erudito y científico convertidos en víctimas de sus propias obsesiones y sus pugnas internas catalizadas irónicamente por la paciente que es inicialmente toda histeria e impulsos.

En «Un método peligroso» se encuentra expresadas ricamente a cada momento las dimensiones de ese hábitat oscuro en el que todas las posibilidades de este encuentro estallan, no solo el sadismo sino incluso la fantasmagoría. Retratados en dos momentos notables como el de la conversación entre Jung y Freud interrumpida por lo que el primero denominaba “fenómeno de exteriorización catalítico”.

A Dangerous Method - azote

Y ese impagable y no menos lírico en el que Sabina (Keira Knightley traspasando el límite de sus personajes habituales) contempla en el espejo a su amante-médico–mentor dándole azotes, adaptando su placer al dolor a una confinada simbiosis, muy similar a la de los protagonistas de M. Butterfly.

Juegos que en el cine de Cronenberg siempre derivan a la tragedia, pero en este caso en una que se vive en un universo enrarecido, cotidiano pero a la vez que sugiere uno distinto. Ahí donde asoman solo despedidas asumidas sin estridencias en un extraordinario momento final, Cronenberg planta la semilla de lo inquietante y de una forma que no deja de ser irónica.

La pantalla se funde en negro y relata (nuevamente en apariencia) una convención del género histórico, dejando a la lectura uno a uno los destinos de los personajes, concluyendo con la serena muerte de Jung muchísimos años después que los demás. Sugerencia de otro derrotero que tiene tanto de simulación como la del Jason Taverner de «Fluyan mis lágrimas, dijo el policía» de Philip K. Dick. Lo cual no hizo sino confirmarme una vez más que Cronenberg sigue siendo uno de los profetas de la ciencia ficción del cine contemporáneo, aunque ahora más que nunca no busque aparentarlo. Más bien demuestra estar en un punto más allá, sin tratar de demostrar radicalidad de forma directa.

Con una convicción y madurez que parecen las de algunas de las películas brillantes del John Huston de la vejez. Solo por ello esa imagen final de Fasbender-Jung inmerso en su personal e infausta iluminación, me hicieron pensar más en Billy Tully que en Michael Corleone, en su palacio vaciado de certezas.

Un metodo peligroso - aficheA Dangerous Method. Dir. David Cronenberg | 99 min. | Reino Unido, Alemania y Canadá | 2011

Intérpretes: Keira Knightley (Sabina Spielrein), Viggo Mortensen (Sigmund Freud), Michael Fassbender (Carl Gustav Jung), Vincent Cassel (Otto Gross), Sarah Gadon (Emma Jung).
Guion: Christopher Hampton; basado en la novela “A most dangerous method” de John Kerr y la obra de teatro “The talking cure” de Christopher Hampton.
Música: Howard Shore.

Estreno en Perú: 14 de junio de 2012.
Estreno en España: 25 de noviembre de 2011.

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