La demora, tercer largometraje de Rodrigo Plá, es una sólida cinta uruguaya que muestra el dilema de una madre de familia que no sabe qué hacer con su padre en tránsito a la senilidad y al cual ya no puede mantener. Ello enmarcado en el contexto de una familia de clase media venida a menos y con carencias que la empuja al borde de la pobreza.
Sus primeras imágenes muestran –de manera impactante y con detalle casi clínico– el declive físico del protagonista y, posteriormente, el mental. Esto marca tratamiento audiovisual, que trabaja con planos muy cerrados y constantemente usando el teleobjetivo, de tal forma que logra crear una sensación de encierro y agobio, que se soporta en locaciones pequeñas y por momentos claustrofóbicas. A ello cabe añadir una fotografía de tonos azulados y grises, muchas veces con iluminación en penumbra, ya que la acción transcurre mayormente en la noche. Todo lo cual acrecienta la tensión que se va acumulando con las peripecias de la trama.
La estructura narrativa es sencilla y acumulativa. Gira en torno a las distintas opciones que se le presentan a la hija, junto a las cuales se hilvanan algunas pequeñas historias que conducen al intento de superar el problema, para tratar luego de resolver las consecuencias de una solución fallida, concluyendo en un final abierto. Los episodios de deterioro mental y de lucidez que acompañan al protagonista juegan un papel clave para incrementar o distender la tensión dramática de esta obra; así como los comentarios que muestran la vulnerabilidad de la hija, una mujer fuerte pero atrapada por las circunstancias.
En suma, buena película, con actuaciones solventes, intensa, aunque menor y limitada a su tema.
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