El objetivo de Cielo oscuro, la opera prima de Joel Calero, es narrar una historia común, con personajes y entornos típicos de la idiosincrasia nacional, incluso con atención y tino en el fenotipo y el lenguaje verbal (infaltable «el chato»).
Es el mundo popular del emporio de Gamarra, donde Toño (Lucho Cáceres), un comerciante textil que roza la base 4, lucha por crecer con su mediana empresa, mientras debe cumplir con su ex pareja en el sustento de su hijo de 6 años. Es la experiencia de millones de compatriotas, lo que plantea una posible identificación desde el saque.
El plano secuencia inicial introduce al espectador en el vértigo de compra, venta, coordinaciones y contactos del día a día y presenta a Toño seguro y cómodo en su cancha favorita, y luego aparece contraído, tenso, en el espacio apretado de las negociaciones con la ex. Esa es la clave del relato durante 78 minutos: la antítesis del emprendimiento empresarial y el caos afectivo, que alcanzará mayor intensidad al mezclarse los asuntos comerciales y sentimentales, en el encuentro con Natalia (Sofía Humala), la joven actriz de aspecto frágil que actúa en una obra teatral auspiciada por Toño.
Calero opta por un tratamiento desdramatizado, en el que despoja a los intérpretes de todo histrionismo y mantiene bajo el tono de las situaciones conflictivas, dejando que éstas ganen consistencia por su propio peso. Entonces transmite una mirada seca y hasta distante, disecando las emociones, al punto que evita subrayar los elementos más populares de la trama que, si lo hubiera pretendido, podría haber acentuado para aumentar la sintonía con el público.
El resultado es que la puesta en escena logra una cierta fineza y coherencia en el hilvanado, y el punto de vista del director se sostiene. Y en ello aporta mucho la dirección actoral, que logra acertados retratos de Lucho Cáceres, Pold Gastello y Mariella Zanetti, y algo menos de Humala, cuyos mejores pasajes son cuando afronta las agresiones. El rol que está poco desarrollado y queda fuera de tono, es el de Roberto Moll, pero más que actoral, parece un problema estructural, una laguna del guión.
Ejemplo de esa mirada seca del director son, por ejemplo, los mejores momentos íntimos de Toño y Natalia que son inmediatamente arruinados por los enfermizos celos de él; la escena de baile de Cáceres y Zanetti filmada en un plano vertical que no permite compartir mayor entusiasmo; el aplauso del estreno teatral ocurre antes y después de las dos peores actitudes de un Toño reincidente y sin remedio; la explosión de los fuegos artificiales de Año Nuevo sólo precede al declive definitivo del protagonista en paralelo al júbilo de su círculo amical y comercial.
Otro tema interesante que la cinta muestra es cómo se realiza la labor artística en el Perú, que incluye por supuesto a los cineastas, por lo general con la necesidad de mayores presupuestos además. La obra teatral se saca adelante con mucho esfuerzo y pocas manos, búsqueda de auspicios y lucha contra el tiempo, y Calero le dedica a esa parte del argumento un final gratificante, efusivo, feliz.
Sin embargo, «Cielo oscuro» destila un cierto pesimismo, en la sensación de que, pese a tener objetivos medianamente ambiciosos en la vida y estar ya lejos de la adolescencia cronológica, el tánatos puede ser más fuerte que la racionalidad, el interés de conservar la compañía romántica y mantener una mínima estabilidad personal. La persona es inevitablemente presa de sus traumas, fobias y fallas de origen, y se caerá mil veces antes de la eventual madurez que quizá un día llegará, y la aparente «normalidad» que le rodea agrava la culpa y la baja autoestima.
Cielo oscuro. Dirección y guión: Joel Calero | 78 mins. | Perú – Venezuela
Intérpretes: Lucho Cáceres, Sofía Humala, Roberto Moll, Mariella Zanetti, Pold Gastello, Norka Ramírez, Tania Ruiz, Sebastián Rubio, Flor de María Andrade.
Producción: Factoría Sur e Imagyc (Perú), Rodando Films (Venezuela)
Productores ejecutivos: Joel Calero, Lucho Cáceres, Carlos Solano
Director de fotografía: Mario Bassino
Directora de arte: Gisella Ramírez
Edición: Roberto Benavides
Sonido directo: Guillermo Palacios
Postproducción de sonido: Francisco Adrianzén
Estreno en Perú: 23 de agosto de 2012.
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