La directora Lorena Best Urday (Lima, 1972) se encuentra en pleno proceso de postproducción de su primer largometraje, el documental A punto de despegar.
La película cuenta la historia de los habitantes de un peculiar lugar en plena ciudad: la ex Hacienda «San Agustín», un poblado ubicado detrás del aeropuerto internacional Jorge Chávez.
Mientras continúa trabajando en la película, que esperar terminar dentro de un año, la directora nos envía algunas notas y apuntes personales, respecto a la realización de su documental, y los días finales del ex Fundo que lograron registrar:
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¿Se imaginan vivir en un lugar escuchando incesantemente el ruido de los aviones? ¿Se imaginan hacer tu vida y escuchar año tras año que un día «San Agustín» se acabará y todos se tendrán que ir? La gente de «San Agustín» pensaba que eso nunca sucedería, pero sucedió. Entre noviembre del 2012 y febrero del 2013 este pueblo se terminó. Donde hubo vida ya nada queda. Aparentemente nada, solo vive allí un agricultor japonés rodeado de sus campos verdes, viendo los aviones despegar.
Toda esta historia ha sucedido a espaldas del aeropuerto Jorge Chávez. Por los medios supimos que el Ministerio de Transportes ya había expropiado las tierras y que pronto se iniciará la construcción de la nueva pista del aeropuerto. Sin embargo, nunca se habló de la vida de este pueblo que tenía una tradición de más de 100 años. Ahora queremos contar su historia, como ellos nos la han contado.
Una joven le cuenta a su pequeño hijo sobre la vida en medio de las chacras antes de que todo se acabe; las señoras del comedor popular se alistan para preparar la última carapulcra; el dueño de la bodega más antigua se despide de sus clientes al son de guarachas y boleros; la antigua profesora, última habitante de la vieja casa hacienda, recuerda la época del presidente Prado mientras la gran casa se cierra para siempre; un agricultor de origen japonés le ha hecho un juicio al Estado y resiste cultivando sus campos. Mientras todo esto sucede, los aviones no paran de despegar.
Sobre el documental «A punto de despegar»
Esta es la historia de una ciudad que se transforma y como las personas solo tienen el poder de su memoria para enfrentar con dignidad la modernidad. Nos interesa usar un lenguaje audiovisual y una narrativa que transmita la antigüedad de este lugar y su forma de vida tradicional. El audio es fundamental para la narrativa, pues se trata de un ambiente de silencios y sonidos del campo junto al despegar permanente de los aviones.
La historia comienza como un cuento: llegamos a un pueblo rural, nos reciben dos inmensos cedros, una pequeña iglesia y una gran casa de la ex hacienda. Mientras, escuchamos en off la voz de uno de los personajes que nos cuenta el mito de origen de este lugar.
Parece un lugar detenido en el tiempo. La cámara es contemplativa y recorremos este espacio, mientras escuchamos las voces de las personas que allí viven. Vamos conociendo a nuestros personajes: las señoras del comedor popular, una joven madre que además es narradora de historias, el dueño de la bodega más antigua, la vieja profesora que ha vivido siempre en la gran casa hacienda en ruinas y, fuera del pueblo, un agricultor japonés que le ha hecho un juicio al Estado peruano por la propiedad de sus tierras.
La cámara ingresa a la intimidad de las casas y al cotidiano de los personajes. Vemos que sus casas están impregnadas de memorias y nos cuentan sobre su vida en este lugar que ellos sienten especial y único en Lima, mientras escuchamos todo el tiempo los aviones. Hay un giro en la historia: vemos que están demoliendo algunas casas, así nos enteramos del desalojo de esta población y la lucha de los personajes por su dignidad y por recibir una vivienda.
En este momento las secuencias que muestran la intimidad de los sentimientos de los personajes al saber que dejarán su pueblo son fundamentales. Finalmente, el Estado peruano ofrece viviendas a cambio de que desalojen el lugar. Los personajes se resignan y se despiden. Su último recurso es tratar de que San Agustín no quede en el olvido y cuentan sus historias. Filmamos las despedidas y mudanzas, luego el pueblo queda totalmente vacío y las casas son demolidas. Aparentemente no queda nadie. Sin embargo vemos el último campo verde, es del japonés que resiste, no deja su casa y sigue cultivando sus hortalizas. Todos se han ido, sólo queda él y su esperanza.
Entrevista con la directora:
Lorena, ¿cómo te encontraste con esta historia, con este pueblo tan particular dentro de Lima?
Conocí San Agustín en el 2002 por mi hermana Kristel, quien junto a sus compañeros de la Univ. San Marcos se encontraba recopilando la historia oral de este lugar. Llegué con Kristel un día de invierno a tomar fotos y no dejé de ir. Un pueblo, las chacras, negros, cholos, amazónicos, japoneses, ¡viviendo juntos!, dos árboles enormes llamados chilenos, una casa hacienda en pie… creo que son motivos que te hacen quedarte.
¿Cuánto tiempo vienen trabajando en esta producción?
El proyecto empezó en marzo del 2011 en Tepoztlán-México, gracias a Alejandra Islas, promotora de Iberdoc. En marzo del 2012 empecé a filmar sola en San Agustín, una vez por semana. En diciembre del 2012 hasta febrero del 2013 se sumaron Robinson Díaz y Seiji Shimabukuro y nos mudamos a San Agustín. Fueron los meses más intensos.
Ahora he comenzado la selección de material, la reescritura del guión y a mandar el proyecto a todos los concursos, talleres, etc. Espero tener listo el documental en un año más. Le tengo fe para conseguir los fondos.
¿Qué cambios sufrió la historia tal como la tenían planteada una vez que realizaron el registro principal en La Hacienda?
Registramos con una estructura y una propuesta de tratamiento de imagen y sonido. Los cambios se han dado con la realidad, con el día a día, con vivir en el lugar. Cambio de personajes, redescubrimiento de los espacios, buscar dialogar con los sucesos, prohibiciones, etc.
Ya no queda nadie en San Agustín, no existe, solo está Alejandro Higa solo en su casa, con sus chacras.
¿Cómo están financiando el documental?
Lo he financiado todo yo, con mi trabajo. Tengo muchas deudas, principalmente con el equipo. El presupuesto total del documental es de US$60,000 aproximadamente. Sin embargo, en esta nueva etapa sí se requiere de más dinero.
Cuéntanos algo más de ti, ¿cuál es tu formación académica? ¿cuál es tu experiencia previa en el audiovisual?
He vivido buena parte de mi vida en Brasil, donde he realizado todos mis estudios. Soy comunicadora social por la Universidad Federal de Río de Janeiro y tengo un Master en Memoria Social. Trabajo durante años como educadora artística en gestión e implementación de proyectos en educación artística con énfasis en los audiovisuales y las artes visuales.
He realizado anteriormente videos, en Río participé de un documental en el 2006, sobre la escuela de samba de la favela de la Maré: Mataram meu gato. Soy documentalista de oficio. Hace años hago fotografías, escribo historias y las cuento (pues también soy narradora oral), veo mucho cine, persigo documentales, leo literatura, converso, pregunto, escucho, cuento y viajo (y a veces me quedo en los lugares donde viajo).
Sin embargo, San Agustín y las ganas de contar esta historia siempre me han hecho regresar al Perú.
A punto de despegar
Ficha técnica
Año de producción: 2012-2013
Dirección: Lorena Best Urday
Productora: Ina Mayushin, La Churunga Films
Cámara: Robinson Díaz
Sonido: Seiji Shimabukuro
Textos en inglés: Stephanie Graeter
Bonus: Vean más clips de la película en el canal de YouTube de la directora.
Visiten también un blog sobre el documental, y su página en Facebook.
(Fotos: Igor Alfaro, Elie Gardner, Óscar Durand, Seiji Shimabukuro).
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