¡Asu Mare!, récord histórico de taquilla en el cine peruano

¡Asu Mare! inaugura en el cine peruano el tipo de producto de superestrellato individualizado, que involucra al actor en el control de la producción y una promoción espectacular, narrado desde los fragmentos del stand up adulto que sirve de exitosa fuente original y el vientre materno rememorado con voz en off; financiado por marcas millonarias, que ponen sus créditos en primer lugar, de gaseosas, cervezas, automóviles y hasta una asociación cultural que enseña inglés (para que el peruano promedio, como el protagonista, no diga «Chulibi» en vez de To Live).

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«¡Asu Mare!» es el taquillazo nacional que se añoraba desde la época anterior al celular, el internet, el multicine y la aplanadora de blockbusters hollywoodenses que durante muchos años tomaron la costumbre de dejar las películas peruanas rápidamente fuera de los cines.

La película protagonizada por Carlos Alcántara ha llevado en su día de estreno la fabulosa cifra de 152,045 espectadores, en 255 pantallas a nivel nacional. Superando el récord anterior, que lo tenía «Amanecer Parte 2», con 142 mil espectadores, en 341 pantallas.

El hecho de contar la trayectoria de una vida, perteneciente a la generación de los años 70 y 80, crea un clima de remembranza, que nos devuelve en un empaque de fácil digestión una serie de iconos de la cultura popular de la época: Gisela, Ferrando, Pataclaun, «El hombre del tubo», «El Padrino» Rodríguez López, un joven Suárez–Vértiz en el tráiler y cierta síntesis ingenua de vestuario, modas y prejuicios sociales que hoy están agravados o revoloteados, pero nunca desaparecidos, en la sociedad peruana.

Hay referencias más sutiles, que tal vez no llegan a ser plenamente homenajes o guiños, pero que sí dialogan no necesariamente de modo intencional con símbolos del cine peruano: la visita al cuartel para sacar la boleta militar, que incluye la semidesnudez de los adolescentes, recuerda la famosa «¡Qué me mira cadete!» de Gustavo Bueno en La ciudad y los perros.

Y como la existencia que se relata es la de un actor –Alcántara tuvo su debut cinematográfico de la mano de Leonidas Zegarra en Los 7 pecados capitales (1985); y logró su mejor rol hasta la fecha como un ex agente del SIN en «Ojos que no ven»–, no podía faltar una experiencia con el proyecto de hacer un filme. Es curioso que esta apuesta que tiene dos artífices recién llegados a plenitud al mundo del cine peruano, Alcántara y el director Ricardo Maldonado –que se ha desenvuelto principalmente en la publicidad–, muestre como personaje secundario a un cineasta gris, a todas luces ladino, que estafa con el cuento de un taller de talentos para protagonizar una película.

¡Asu Mare! es divertida, hace reír. Va al punto: juega al humor criollo de comercial de TV, bien filmado y editado, y con laboriosa dirección de arte. Explota el carisma personal de Carlos Alcántara, sus indudables cualidades que ha ido puliendo con el tiempo, la facilidad para el timing verbal y la expresión corporal. Los saltos entre el escenario de su show unipersonal y los flashbacks de su infancia, adolescencia y juventud funcionan, salvo cuando la voz en off se vuelve demasiado didáctica. La gran figura con la que Alcántara articula su biografía, su progenitora, tiene un peso en sí mismo y es bien caracterizado por Gisela Ponce de León y Ana Cecilia Natteri, pero hay un momento de la épica disciplinaria que narra «Cachín», con manazos, zapatazos, correazos, gritos, amenazas, en que se acerca a la apología del abuso infantil, y ahí ya no es tan gracioso.

Alcántara ha dicho públicamente que hay un buen material que se tuvo que cortar para que el metraje no se extendiera mucho. Algo se nota de ello, porque hay vacíos temporales significativos y de pronto la bola roja ya está puesta en la nariz y empieza el despegue de la popularidad. También hay varios miscasts, es decir papeles muy pequeños que nada aportan porque están mal concebidos y sólo se justifican para reunir a los amigos de «Pataclaun», como Johanna San Miguel y Gonzalo Torres, que no pasan de hacer forzados sainetes. Las apariciones de Wendy Ramos y Carlos Carlín son más justificadas, sobre todo la de Ramos en la primera escena junto a Ponce de León.

Debajo de la diversión, Alcántara ha querido proyectar mensajes (no hay que olvidar que la película lleva el logo de la Marca Perú). El impulso personal frente a las adversidades, la liberación de los propios prejuicios, el fortalecimiento de la autoestima, el rechazo a las malas juntas, el (auto)reconocimiento de la diversidad social y cultural, el concepto de la inclusión. La mayor parte del tiempo el relato fluye, pero cuando el actor–narrador trata de ponerse serio el ritmo decae, sobre todo en el último tercio.

Sin embargo, hay una escena muy disfrutable en ese sentido, con una radiante Emilia Drago (más un cameo de la propia esposa de Alcántara), que encierra todo el espíritu de ¡Asu Mare!: la jarana de callejón, ralentizada y cercana al epílogo, donde el barrio da rienda suelta a su alegría, gozando música afroperuana sin distinción alguna de piel ni origen social.

El grupo central de creadores, que incluye a Miguel Valladares y Joanna Lombardi, acertó en su atrevimiento. Confirma finalmente que el cine peruano se desenvuelve en un entorno audiovisual más amplio: puede atraer a la gran empresa privada y provenir de la publicidad, en la que Ricardo Maldonado ha conseguido el oficio para narrar, aunque todavía con imperfecciones.

Nuestro cine necesitaba este tipo de película hace bastante tiempo, porque para lograr ser una industria sostenible, toda cinematografía requiere gran abanico de productos, convocantes y minoritarios, digeribles y herméticos, parafernálicos y austeros. Y por cierto, un tratamiento apropiado de marketing, independientemente del tamaño del proyecto, para que cada uno consiga satisfacciones de acuerdo a sus posibilidades y llegue a su público objetivo (como los relativos éxitos recientes de Quizás mañana y El limpiador).

Porque una platea nacional aprende a valorar en el transcurso del tiempo una variedad de opciones y una continuidad de nombres y estilos. Que vengan entonces secuelas y más entregas de este tipo, pero también de otro.

Ojo: Carlos Alcántara actuará próximamente en otra cinta peruana: Perro guardián, ganador de Concurso de Dicine 2012; esperemos que parte del público que hoy colma las salas lo siga acompañando en sus próximas aventuras cinematográficas.

¡Asu Mare! Dir. Ricardo Maldonado | 90 mins. | Perú | 2013

Guion: Alfonso Santistevan
Producción general: Miguel Valladares y Carlos Alcantara
Dirección de producción: Jorge Constantino y Roxana Rivera
Jefa de proyecto: Joanna Lombardi
Dirección de fotografía: Abel Irribaren
Dirección de arte: Mario Frias
Edición: Eric Williams y Piero Varda
Postproducción de audio: Rosa María Oliart
Empresa productora: Tondero Producciones
Distribuidor: New Century Films

Intérpretes: Tatiana Astengo, Anahí De Cárdenas, Gonzalo Torres, Carlos Carlín, Carlos Alcántara, Gisela Ponce De León, Wendy Ramos, Ana Cecilia Nateri

Estreno en Perú: 11 de abril de 2013.