¿Se podrá repetir el éxito comercial de ¡Asu Mare!?

Asu Mare, Cachin Alcantara

¡Qué tal Asu Mare!

Algunos apuntes preliminares, por Joel Calero*

Asu Mare, posterEsta es la crónica de un éxito anunciado. Afortunadamente, no se trata solo de un éxito comercial: ¡Asu Mare! es una buena película. Más exactamente, es una buena película comercial, arriesgada, divertida y honesta (los riesgos no son sólo privativos del llamado cine de autor). Pero, además, ¡»Asu Mare!» es un fenómeno sociológico. Y allí radica, me parece, buena parte de su sorprendente éxito. Pero vayamos por partes.

Como es sabido, el origen de esta película es el espectáculo de stand-up comedy que Carlos Alcántara ha realizado exitosamente a lo largo de 4 años, con una asistencia de cientos de miles de espectadores. ¿Cómo hacer una película con ese material performático? La solución, riesgosa y feliz del guionista Alfonso Santistevan, fue sostener el hilo del relato en la performance grabada de Alcántara. No olvidemos que el cine, en sus orígenes, fue teatro filmado. «¡Asu Mare!», de alguna manera, regresa a esos orígenes y acierta, pues, en muchos pasajes del filme, la presencia enérgica e hipnótica del stand-up comedy de Álcantara es mucho más interesante y narrativamente más potente que la ilustración o la escenificación de lo referido.

En ese sentido, la parte más débil es, tal vez, la reconstrucción de la infancia, pues a Gisela Ponce de León, usualmente una notable actriz, le falta ese vigor arrabalero y lenguaraz de la madre que nos reconstruye verbalmente el actor.

Asu Mare, Gisela Ponce de León

La reconstrucción de la pubertad mejora narrativamente, pero se encuentra, de todas maneras, por debajo de lo que Alcántara, por el solo efecto de su palabra y su performance, puede crear en el espectador. La juventud, en cambio, es lo mejor de la película. Y lo es por dos razones: ¿Quién podría interpretar a «Cachín» mejor que el propio «Cachín»? Pero, además, esta es la mejor parte porque es en la juventud donde se perfilan con nitidez las dos líneas argumentales más interesantes de la película: el tránsito de la desorientación juvenil a la madurez y el tránsito de una identidad acomplejada a una identidad asumida. Allí radica lo mejor y más singular de «¡Asu Mare!»

Que el Perú es un país acomplejado de sus raíces es una verdad de perogrullo. Que la sociedad peruana ejerce el penoso deporte de la exclusión (y la autoexclusión) es noticia que los periódicos recrean cíclicamente, sobre todo cuando hay elecciones. Por eso, el racismo (y el autorracismo) son los temas cruciales de la sociedad peruana. Pues bien, ese es, también, uno de los temas cruciales de «¡Asu Mare!» que lo aborda desde los linderos de la comedia, es decir, con sarcasmo y burla que le permiten al espectador enfrentar, entre carcajadas, los temas que angustian al peruano promedio (aunque no lo diga ni siquiera a sí mismo). Ese es uno de los grandes aportes de esta película.

Muchos notables filmes peruanos relativamente recientes (Paraíso, La teta asustada, etc) han abordado los efectos de la violencia política reciente, pero, si no me equivoco, casi no hay antecedentes de películas que hayan abordado esa violencia psicológica que supone para jóvenes mestizos crecer en un país donde sus rasgos están desvalorizados. El psicoanalista Jorge Bruce, en su imprescindible «Nos habíamos choleado tanto», caracteriza a la sociedad peruana de “esquizofrenógena” para aludir a esa tendencia a la disociación que se engendra por el dolor psicológico que provoca el racismo.

Asu Mare, Cachin Alcantara

Esa es una de las –divertidas- dramáticas del joven Alcántara quien, para imitar a los exitosos surfers a quienes mira con admiración y envidia, no duda en imitar sus collares de chaquiras con lo que su alicaído bolsillo se lo permite: vértebras de pescado ensartadas con hilo, con lo cual no llega atraer a las deseadas hembritas del San Silvestre, pero sí a algunos gatos que husmean y reconocen su choledad y su farsa. Pasajes tan hilarantes como este, narrados por Alcántara con talento y desfachatez extraordinarios, puntúan la película y son como inyecciones de adrenalina y carcajada cuando las escenas narrativas decaen. Debo confesar que nunca había visto los unipersonales de Carlos Alcántara. Pero imagino que, aun si los hubiera visto, estos pasajes me seguirían pareciendo lo mejor de la película. Esa preeminencia de la palabra no es privativa del teatro como lo prueba el interés expectante con que el mundo aguarda el estreno de «Before Midnight», donde los actores, como en sus dos filmes precedentes, no hacen otra cosa que hablar. Pues bien, eso es lo que hace Alcántara en los mejores momentos de «¡Asu Mare!»: hablar, es decir, narrar. Y divertir.

Yo imagino que exhibidores y distribuidores dirán, a partir de ahora, con más convicción y con supuestas pruebas a la mano, que el problema del cine peruano es que no se hacen películas divertidas que es lo que el público espera. ¿Cómo sí no este «¡Asu Mare!» (producido por Miguel Valladares y el propio Alcántara) ha tenido tanto éxito (solo en su primer día ha superado los 150,000 espectadores)? Al punto tal que, si todo sigue como debiera seguir, bordeará o superará el millón de espectadores.

Me atrevo a decir que el éxito de «¡Asu Mare!» no se volverá a repetir en el cine peruano por una sencilla razón: no se trata solo de un hecho cinematográfico, sino de un fenómeno sociológico. Carlos Alcántara es lo más parecido a un equivalente masculino de Gisela Válcarcel, es decir, un auténtico self-made man: el chico de Mirones, clase media baja, que, por la fuerza de su talento y su carisma, alcanzó el triunfo: dinero, éxito (más algunos de los atributos del poder, como una hembrita del San Silvestre, digamos). ¿No es esa la escenificación de lo que los publicistas llaman el deseo “aspiracional” de los peruanos? ¿No es esa la puesta en escena de los complejos deseos de una parte del país? Pero, además, la historia de éxito que narra «¡Asu Mare!» (el éxito del actor y personaje Carlos Alcántara) tienen un valor agregado: este éxito no es producto del arribismo y el desclasamiento (que rezuman ciertos exitismos en el Perú) sino, más bien, son producto de la aceptación de lo propio, la asunción de la esquivada identidad. Como se ve, hay cosas muy serias que se pueden decir (tal vez mejor) entre risas. ¡Vayan a divertirse!

* Joel Calero, cineasta y docente universitario, estrenó su ópera prima Cielo oscuro el 2012 y, actualmente, prepara su segundo largometraje cuyo título provisional es «Lo mejor de la burguesía son su vino y sus mujeres».

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13 respuestas

  1. […] Si bien la valla está bastante alta (3 millones de espectadores es lo que metió la primera Asu Mare), esta segunda parte tiene todos los elementos como para pensar en un nuevo hit. En líneas […]

  2. Avatar de Yohanna
    Yohanna

    Qué triste. Pero si esta película es mala, y roza con «muy mala». No entiendo a quien escribe eso. Es obvio que solo es un éxito comercial, marketero, de popularidad. No siempre lo popular es bueno. Y no es mi rechazo a películas nacionales. Hay mejores producciones hechas en el país que abordaron mejores temáticas.

  3. […] el cine de autor, demoró varios años en estrenarse una vez terminada la producción. Dice Calero, en un post publicado en Cinencuentro, que el éxito de “¡Asu mare!” era irrepetible, porque “no se trata de un hecho […]

  4. Avatar de Cronox
    Cronox

    MMM, SI ALGUN PRODUCTOR SABE LEER EL EXITO QUE TIENE ESTE TIPO DE PELICULAS EN LOS PERUANOS. SI A ALGUIEN SE LE PRENDE EL FOCO, SE IMAGINAN CUANTA PLATA GANARIAN SI LE HICIERAN UNA PELICULA A MELCOCHITA LLAMADA «NO VAYAN»

  5. Avatar de HAROLD
    HAROLD

    ES UNA PELÍCULA PARA TERCERMUNDISTAS.

  6. Avatar de romel
    romel

    no me gusta para nada la pelicula y la gente solo va areirse y es gente de clase AY B osea los mismo qye van al espectacyulo de carlos galdos y pero los de C y D no LES GUSTA

  7. Avatar de leo
    leo

    no me gusta esa peclicula no pasa nada

  8. Avatar de Guillermo Farias
    Guillermo Farias

    La verdad que esa pelicula con la publicidad que ha tenido , era imposible que no tuviera esa asistencia. pero ya escuche comen tarios gente que la vio que es mala, que no tiene nada de especial.

  9. Avatar de Koke Contreras (@kokecontreras)

    Carlos Alcántara tiene un gran carisma que si hiciera el papel de villano en una película de aventuras para niños, la gente lo seguiría y gozaría con su actuación. Tiene arrastre y expresa al limeño, clasemediero de barrio. Aún no he visto la película. Espero ir cuando la marea baje. Sin embargo, creo que la estrategia de venta cumple un rol valioso. Meter plata en eso tiene sus resultados. Usualmente en el cine peruano no se mete plata para ello. La última película peruana en cartelera «El limpiador» es un ejemplo de que sucede cuándo no hay la publicidad del caso.
    Siempre sonreiremos con Cachín y sus criolladas… de hecho estoy seguro y habrá Asu Mare 2, 3, 4 y 5 y siempre nos divertiremos sus las ocurrencias.
    Choprove cápsula con el Bee Gees que está levantando. No lo saca de misio, pues el juegador maneja su guita, pero lo hace más Charly en tiempos de inversión ¿De productor a Director? Tal vez, después de hacer muchos más Asu Mare…

  10. Avatar de Edgar Rentera
    Edgar Rentera

    A Joel Calero se le escapa un dato fundamental. Y es que el director de esta película (que a mi me ha hecho llorar y reir) es el mismo que me hizo llorar y reir con el corto publicitario de la Marca Perú en el pueblito de Peru Nebraska. Al final se trata de como se cuentan las historias. Mientras casi todos se confuden atribuyendo el éxito de este film al marketing que tuvo o a su historia y su protagonista – se les olvida que lo usual en nuestro medio es que quienes son los llamados a manipular nuestras emociones, llevarlas de paseo y estructurar las subidas y bajadas que nos conmueven o nos divierten usualmente no saben hacerlo de forma correcta. Y en este caso la gente aplaude al culminar el film.

    El Sr. Calero se aventura a decir que esto no volverá a suceder porque ya está a nivel de fenómeno sociológico. Bueno pues, este es el segundo fenómeno sociológico que silenciosamente proviene de quien dirige este film. Tenemos un a especie de Favre en el cine?

    1. Avatar de Fabricio Rebatta

      Que se puede esperar de alguien que llora con la promoción de Peru Nebraska

  11. Avatar de Pablo Misa
    Pablo Misa

    Joel, me parece que estas en lo cierto cuando señalas que no se va a repetir el éxito de «¡Asu Mare!» y los motivos que expones son muy interesantes. Sin embargo, no estoy de acuerdo con que las escenas de Alcántara en el escenario son lo mejor de película. Por el contrario, me parece que le quitan ritmo a la película. Me parece importante aclarar que yo sí había ido a ver el unipersonal de Alcántara antes de ver la película. Basado en esto, es obvio que escuchar chistes repetidos no hace más que lograr, en el espectador, una pequeña sonrisa. Ahora bien, me parece que el cine es un medio visual y como tal, se debe preferir mostrar que contar. Aunque, si no hubiera visto el unipersonal, quizás estaría tan entretenido por el talento de «Cachín» que estaría esperando los pasajes del stand-up, no lo sé.

    Saludos.

  12. Avatar de Mariano
    Mariano

    Interesante el articulo, pero estoy en desacuerdo al final. El éxito de esa película se puede alcanzar o superar en algún momento.

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