Una de las charlas más esperadas y concurridas en el 17° Festival de Cine de Lima, fue la que ofreció en el Seminario Cine Independiente Norteamericano, el realizador Alexander Payne, uno de los homenajeados centrales del certamen. El ganador del Oscar al Mejor Guión Adaptado, por Sideways (2004) y The Descendants (2011), abordó su propia filmografía y diversos aspectos del mundo del cine, acompañado por los críticos Peter Biskind y Ricardo Bedoya, y el cineasta Josué Méndez.
Payne se centró inicialmente en la relación con el elenco actoral, especialmente valorando la parte previa al rodaje: el casting y la interacción grupal. «Hay actores que en el casting son brillantes, siempre los buscas por su esencia. Todo es a través del casting, la mejor forma de dirigir es cuando no tienes que dirigir», afirmó.
«Lo que hago es pedirle a los actores que vengan una semana antes, no para ensayar, sino para conocerlos. Que los actores pasen tiempo juntos, coman juntos, jueguen juntos, se conozcan más, es fundamental. Cuando trabajas con mejores actores, entonces mejor director tendrás que ser», dijo sobre su método para lograr buena dinámica de trabajo. Y comentó que «trabajar con Jack Nicholson fue como manejar un Ferrari», al evocar su película About Schmidt (2002).
También habló de su cinta Nebraska (2013), cuya versión definitiva presentó en el Festival de Lima luego de su estreno mundial en Cannes en mayo pasado, y antes de su lanzamiento comercial en Estados Unidos, previsto para fines de este año. Valoró particularmente el rol del paisaje y señaló que «usar el blanco y negro fue una decisión personal, estética».
«Desde mi primera película hasta ahora, una cosa es la parte emocional, otra es la preocupación por el lugar. En Nebraska sentí por primera vez que hasta el mismo paisaje era un personaje, hice una conexión mucho más fuerte entre el paisaje y los personajes», explicó.
El cineasta estadounidense, que ha solido escribir las historias de sus obras hasta que convocó al guionista Bob Nelson para Nebraska, abundó sobre esa ardua etapa del proceso, confesando que buscó “por años y años un libreto que no tenga que escribir; no escribo por necesidad, sino por la desesperación».
Asimismo, indicó que el guión debe ser lo más libre posible de la selección actoral. «Cuando escribo el guión pienso en actores, pero no necesariamente en actores actuales, sino tal vez de pasado. Creo que es muy peligroso pensar en el actor cuando escribo el guión, porque ¿qué tal si no consigo a ese actor?», se preguntó.
Considerando que, además de muchos otros premios, ha ganado un par de Oscars por guión adaptado, reflexionó en el sentido de que «un guionista no es simplemente un escritor, es también un director imaginando la futura película», y recordó que doce grandes películas de Stanley Kubrick «eran adaptaciones; eso no hace que la película sea menos personal».
«Cuando haces un filme adaptado de un libro, siempre habrá conflicto. Tienes que respetar el libro, y por otro lado tienes que ser muy libre para poder hacer cine. Lo que hago es leer el libro, leerlo mucho, luego lo olvido y hago la película en base a lo que recuerdo, a mis memorias. Si haces filmes de libros que son muy famosos, la presión es todavía mucho mayor», precisó.
Respecto de esta región del mundo, Alexander Payne sostuvo que «el cine latinoamericano cada vez aporta más y más al cine mundial; México, por ejemplo, es un gran representante», y que tiene presente grandes obras de su literatura. «Siempre me encantó la novela El túnel de Ernesto Sábato; sería genial hacer una versión mía de esa novela», manifestó.
Finalmente, expresó que desde hace veinte años que empezó a hacer cine, le preguntan «¿qué es el cine independiente?». «Mi respuesta directa es que en el cine independiente no importa de dónde venga el dinero; todo lo que implica ser independiente es colocar cada detalle de ti en la película, de lo que significa ser un ser humano», aseveró.
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