Lo viejo y lo nuevo, o el abismo entre dos cines: «El espacio entre las cosas», de Raúl Del Busto

El espacio entre las cosas se propone como una película de código abierto a algo que teóricamente me parece muy sencillo pero que sonará exótico y hasta excéntrico o estimulante y cautivante y digno de probar, para muchos: una aventura pensada para los sentidos, una organización audiovisual de instrucciones eminentemente sensoriales, como una experiencia que confía en la esencia del cine: lo inmediato de la imagen, y su maravillosa multivalencia; y se juega a fondo por ella, entendiendo, mejor aún, sintiendo, que está siempre antes y por encima y es más rica que la operación intelectual, como si quisiera decirnos que la primera es más vasta y más plena (llámese intuición, percepción global o visión de conjunto), y que si la segunda completa sin duda a la primera, no debe invadir o usurpar su lugar.