En su cortometraje Redemption de 27 minutos, el portugués Miguel Gomes coge material de archivo entre nostálgico, celebratorio y turbador, con cierto énfasis en la niñez y la juventud, más cerca de lo cotidiano que de lo extraño. Y entonces lo transforma con una serie de elementos: una voz en off que encarnan imaginariamente, en hondos monólogos, los pensamientos y las inquietudes personales de cuatro líderes políticos de primer orden en nuestros días: los Jefes de Estado vigentes en Portugal y Alemania, Pedro Passos Coelho y Angela Merkel, y los ex mandatarios de Francia e Italia, Nicolas Sarkozy y Silvio Berlusconi; la concatenación de los episodios a la manera de un respiro que evita las fronteras gruesas; y una intervención de las imágenes que va de menos a más, perforando el sentido original con la creación de figuras nuevas labradas en post producción y que ensombrecen la felicidad o la solemnidad originales.
Gomes cuestiona, humaniza, desmitifica, a cuatro de los principales dirigentes de Europa, y en especial a Merkel, considerada por Mario Vargas Llosa como la gran madre de familia, abnegada y sabia, de la región hoy disminuida y zozobrante que mira nuevamente a América Latina como tabla de salvación. Reconstruye la memoria de esos pueblos y recuerda una vez más que la imagen es en sí misma un insumo que se borronea y se reescribe -con toques que me hicieron evocar la poesía del peruano Luis Hernández– y puede convertirse en cualquier tiempo en algo muy distinto, dependiendo de las manos en las que caiga, y más todavía en esta era digital en la que la pantalla es un lienzo infinito.
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