Lukas the Strange (Lukas nino) es una pequeña filigrana filmica, artefacto extraño -como adelanta su titulo- es la búsqueda de un padre por un hijo, es el cásting y la filmación de un película sobre esa búsqueda. Es también, la historia de un río que permite olvidar recuerdos, y los recuerdos recuperados del río, es una historia contada a tres voces, o a una sola -si se quiere- y es también el homenaje a un director particular. Todo eso a la vez, sin descomponerse, ni recargarse.
Sugerente, antes que lineal, es una de la películas más comentadas en el panorama cinematográfico mundial del 2013. La vimos en Lima en mayo en el Festival Lima Independiente, donde obtuvo una Mención del jurado junto a la peruana «El espacio entre las cosas», y se presenta en estos días en el 20 Festival de Valdivia, en Chile. A esta razón, conversamos con su director, el filipino John Torres (Manila, 1975):
(Here you can read the english version of this interview)
John, ¿cómo fue que llegaste a “Lukas nino”? ¿Tenías toda la película pensada desde el inicio, o fue algo que se fue construyendo durante el rodaje y la edición?
Tenía una idea inicial de hacer una película con la cronología de los títulos de los filmes de un cineasta filipino que admiro. Su nombre es Ishmael Bernal, él tiene cerca de 40 títulos en su filmografía. Yo quería que los títulos se convirtieran en plot points que me sirvieran para contar una historia. Este proyecto pronto se volvió muy grande, tanto que comencé a buscar inspiración en otros lados de su trabajo. Me interesé particularmente en un filme perdido, uno que Bernal dirigió pero que nadie ha visto. Tomé uno de los filmes previos a este filme perdido, y pensé en la idea de tomar los personajes y el universo de este filme previo, y preguntarme como hubieran existido ellos en este espacio dejado por el filme perdido que venía a continuación. Ese fue mi espacio para soñar, encontré a este niño en ese filme, “My Husband, Your Lover”.
Una noche tuve una conversación con un poeta amigo mío, en la que él recordaba su juventud en la provincia. Recordaba a su padre, un exsoldado, diciéndole una noche: “Hijo, yo soy un tikbalang (un hombre-caballo, en nuestra cultura es como un centauro griego)”. Me imaginé a este niño, mi amigo, que creció para ser esta criatura, y ahora me confesaba que no era completamente humano. Él era un poeta, yo imaginé que esta era la razón por la cual él era poético. Al final de la noche, me di cuenta que yo había cometido un error. Era una sílaba en el lenguaje filipino que se me pasó. Lo que él en verdad quiso decir fue: “Hijo, un tikbalang me ha engañado”, lo cual tiene más sentido porque el tikbalang es un embaucador, capaz de hacerte perder la orientación cuando estás en el bosque.
Mi mente estaba volando, yo aún me imaginaba al cuerpo de este niño creciendo, y cómo él se imaginaba que él sería esta criatura mitad caballo, mitad humano.
Fue en este espíritu de inexactitudes que comencé a crear el filme. Rápidamente se transformó en algo distinto.
Filmamos algunos retratos documentales en el pueblo para comenzar y encontrar una historia a la cual asirnos, escribimos un guión, luego lo llenamos con escenas armadas para redondear la historia principal. Filmé todo sin sonido para luego poder escribir los diálogos en postproducción, con otros actores leyendo sus líneas en servicio de una historia de ficción que se creó después.
“Lukas nino” es un filme acerca de filiaciones. En ese sentido, vemos el filme que tú mencionas, que es citado varias veces, “My Husband, Your Lover”. ¿Te sientes cercano al cine de Bernal?
Ishmael Bernal es contemporáneo con otro director más conocido, Lino Brocka. Pero Bernal era el más sútil y poético de los dos. Solo he visto una parte de todos su filmes, pues ya he visto demasiado, no creo que pueda ver más. He visto suficiente como para toda una vida. La gente debería ver más de sus filmes, junto con los trabajos de Mike de Leon y Kidlat Tahimik, mis otros héroes.
Sabemos que este es tu primera película filmada en 35mm. ¿Cómo fue esta experiencia? ¿Por qué elegiste el formato 4:3?
Yo crecí en los años 80, con cabellos largos, new wave, glam metal, jeans rotos y Regal Films [N.E.: una reconocida productora cinematográfica filipina]. Crecí acostumbrado a avergonzarme de todo eso, pero ahora ya aprendí a apreciarlo. Mirar filmes filipinos en los 80s era todo un trip. Las películas se veían crudas, es decir, con los diálogos ligeramente fuera de sync, colores desiguales, transiciones a medio hacer, todo eso sugería que esas películas eran terminadas al azar, hechas al servicio de productores mainstream que buscaban hacer dinero rápido. Quería mostrar mi extraña relación con las películas filipinias de los 80s, así que me pareció un buen momento para volver al celuloide de 35mm.
Eramos un equipo de rodaje muy pequeño, trabajando en 35mm por primera vez, con poco prespuesto por supuesto, y filmando 12 horas al norte de Manila. Pero todos estabamos muy emocionados. Decidimos filmar prácticamente todo con cámara al hombro. Hubo una tormenta, olvidamos parte del equipo, así que tuvimos que esperar. El tiempo de espera me hizo dar cuenta lo díficil de este proceso, desde cargar la pesada cámara hasta confiar en más gente para poder domar a la bestia: el trabajo del foquista, controlando la exposición, etc. Cosas que te dicen que somos finitos y que debíamos esperar.
No solo mezclas formatos sino también usas diferentes narradores: la chica, Lukas, y el personaje que habla a través de los textos escritos. Cuéntanos más sobre este aspecto de tu película.
Así es cómo yo vivo los sueños y cómo me muevo a través del proceso creativo, con una confluencia de voces, decidiendo no delinear quien está hablando, sino aceptándolos a todos como uno solo a la vez. Todo está muy basado en mi intuición. No tengo una una regla de oro para decidir cuál habla, cuál aparece en pantalla, o incluso la elección de las itálicas. Para una persona como yo, que se siente cómodo hablando de cosas que no conozco ni sobre las que tengo certezas, es la única forma de proceder.
“Lukas nino” se parece mucho a la idea de un río: un torrente de imágenes y discursos que no se detienen. ¿Qué opinas de esta idea?
Yo no nado. Tengo remolinos en mi cabeza, enterrados en el medio de mechones de mi cabello. Yo crecí creyendo que el mar, un lago, río, o incluso un arroyo me tragaría. Realmente le tengo mucho miedo. Sin embargo, tengo la sensación que a pesar que mucho se ha perdido en estos cuerpos de agua, algunas cosas emergen a la superficie. Hay una rica historia ahí por contar. En “Lukas the Strange”, me fascinaba este otro río que está tan lleno del emociones y aspiraciones de la gente, tanto así que cruzar el río les permite olvidar y avanzar como si fueran unos zombies, por decirlo de alguna forma. No sé, creo que hay muchísimo por decir acerca del río en este filme.
¿Cuánto de Filipinas encontramos en tu película? ¿Te hubiera sido posible hacer “Lukas nino” si hubieras nacido en otro país?
Me gustaría decir que no, pero como un colega me describió, yo hago películas como si viajara en un bus, mirando lugares y rostros de gente a través de las amplias ventanas, siempre imaginando, yendo lejos, y siempre veo mi país allí donde mire. Así que, por más que me diga a mí mismo que nunca podría filmar en otro lado, veo que es todo acerca de mi país, incluso cuando filmo en escenarios del extranjero. En realidad estoy pensando en hacer esto en un futuro proyecto. Siempre estoy interesado en cambiar mi proceso, y filmar de tal forma que pueda ver que es lo que se mantiene. Siempre estoy investigando acerca de esto.
Interview with John Torres, director of «Lukas the Strange»
How was that «Lukas Nino» came to you? Was it a formed idea from the beginning or it was being built during the shooting and the editing?
I had an initial idea of making a film out of the chronology of film titles of a filipino filmmaker’s works I admire. his name is Ishmael Bernal and he left around 40 titles in his filmography. I wanted to have the titles become plot points in order to tell a story. The project soon got too big, that I looked somewhere else in his works
for insipration. I became particularly interested in this lost film, one that Bernal directed but we never got to see. I took one of the films before the lost film and got the idea of taking the characters and the world of the film before the lost film and wondered how they would exist in this space left by the lost film that followed after. It was my space to dream, and i found this boy in this film, «My Husband, Your Lover.»
I had a talk with a poet friend of mine one night and he recalled his youth in the province. He recalled his father, an ex-soldier, telling him one evening, «Son, I am a tikbalang (half-horse figure in our folklore, like the Greek centaur).» I imagined this boy, my friend, who grew up to be a half-creature, and now confessing to me that he is not fully human. He was a poet, and I imagined this was why he was poetic. At the end of the night, I realized I had made a mistake. It was a syllable in filipino language that I missed, so what he
really meant was, «Son, a tikbalang tricked me,» which was kind of apt because the tikbalang is a trickster, capable of making you lose your way while you’re in the woods.
My mind was flying and I still imagined this boy’s growing body, how he was imagining he was part-creature.
It was in this spirit of inaccuracies that I got to start on the film. It quickly morphed into something else.
We shot some documentary portraits of the village to start and found a story to latch on, wrote a script/guide, then filled it with staged scenes to round off the main story. I shot without sound so I could
write their dialogue in postproduction, separate actors mouting fictionalized lines in service of story that came after.
Lukas Nino is a film about affiliations. In that sense, there’s that film you mentioned, cited again and again, «My Husband, Your Lover”. Do you feel close to Bernal’s cinema?
Ishmael Bernal is a contemporary of the better-known Lino Brocka. but Bernal was the more subtle and poetic of the two. I have only seen a fraction of his films because I’ve seen too much. I don’t think I can
watch more, I have enough of his films to last a lifetime. People should see more of his films, along with the works of Mike de Leon and Kidlat Tahimik, my other heroes.
We know this is your first film shot in 35mm. How was that experience? Why you choose the 4:3 format?
I grew up in the 80s, big hair, new wave, glam metal, ripped jeans, Regal Films. I grew to be embarrassed about all of that, but now I have come to appreciate them. Watching local films in the 80s was a trip. Films were looking raw, I mean, slightly unsynced dialogue, uneven colors, half-baked fades, all of them suggesting films were haphazardly finished in the service of deadlines by mainstream producers wanting to make money fast. I wanted to show this strange relation between me and 80s filipino films, so I thought it was the right time to go back to 35mm.
We were only a small crew, working on 35mm for the first time, cash strapped of course and shooting 12 hours north of Manila by land. But we were all just too excited. We decided to shoot almost everything handheld. There was a storm, we forgot some equipment, we had to wait. The downtime made me realize how difficult everything was, from carrying the weight of the camera to relying on more people to tame
the beast: focus-pulling, exposure, processing, this sort of thing that tells us we are finite and we should wait, that there was a big wild card to all of this.
You don’t only mix formats, but also use differents narrators, the girl, Lukas and a character that talk through the texts. Tell us more about this aspect of your film.
It’s how I experience dreams and how I go through a creative process, having a confluence of voice come together, not really choosing to delineate who is speaking, accepting them as one also at the same
time. It is all very much based on my intuition. I don’t have a hard and fast rule on which to say, which to flash on screen, on the choice of italics even. For a person like me who is comfortable to speak up
on things I don’t know and uncertain about, it is the only way to proceed.
Lukas Nino resembles a lot to the idea of a river: a stream of images and speeches that never stops. What do you think of this idea?
I don’t swim. I have swirls in my head, buried in the middle of strands of my hair. I grew up to believe the sea, lake, river, even a creek will swallow me. I am just afraid to end this. I have a feeling though that although a lot has been lost in these bodies of water, things emerge and pop up. There is a rich history there that you find. In “Lukas the Strange”, I was fascinated about this other river that is so rich of people’s emotions and aspirations so that crossing this river allows them to forget and move on as sort of zombies, we could say. I don’t know, there is too much to say when it comes to the river in the film.
How much of Philippines is there in your film? Would it be possible for you to make Lukas Nino if you were some other country? Or it doesn’t really matter?
I wanted to say no but as a colleague described me, I am making films like I was on a travelling bus, looking at places and faces through those wide windows, always imagining, going far, and I see my country everywhere I look. So, as much as I tell myself that I could never shoot anywhere else, I see that it is all about my country even when I film foreign landscapes, other spaces. I am actually thinking about doing this for a future project. I am always interested in change in process and story and filming so that I get to see what remains. I am always investigating this way.
Texto: Antolín Prieto
Entrevista: Antolín Prieto y Laslo Rojas
Traducción y edición: Laslo Rojas
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