Entrevista a Sandro Ventura: «Nosotros hacemos cine. Así de simple. No cine peruano»


Loco Cielo de Abril es uno de los estrenos peruanos que continúa la prometedora relación del público local con nuestro cine, bordeando los 100 mil espectadores al inicio de su tercera semana. Conversamos con su director Sandro Ventura, sobre el origen de la historia de la cinta, las influencias, la participación del actor chileno Ariel Levy, la particularidad de estilos en el cine hecho en el Perú, el desarrollo de la cinematografía, entre otros temas.

Sandro, ¿cuál es el origen de la historia de «Loco Cielo de Abril»?
Abril surge cuando mi madre es diagnosticada de cáncer. Algo que inicialmente golpeó a toda la familia se convirtió en un resorte para vivir, disfrutar la vida. Y esto porque mi madre nos desahuevó. Nos dijo que el diagnóstico ya estaba ahí y que no podíamos hacer nada. Si se curaba bien, y si no la vida continuaba para nosotros. Pero lo más importante, nos dijo que ella iba a vivir esos días a su manera y que por favor nada de tragedias. Así empezó a salir a caminar con mi padre, a sentarse en los parques, a disfrutar de cada cosa que hacía. Nosotros íbamos a visitarla regularmente, pero cuando no se sentía bien simplemente nos pedía no ir. Al final sentí que era como si ella estuviera en pausa, disfrutando justamente de ella, lo que le permitía poner Play y Pausa cuando ella quisiera. Ese proceso plagado de positivismo me hizo pensar en Abril. No es que mi madre sea Abril, ella es distinta, sin embargo, esa experiencia, y la visión que tuve de ella, fue el pie para crearla.

Aquí tocas un tema sensible, el de la muerte, desde la comedia. ¿Por qué esa aproximación?
Porque sí, era una opción. Uno elige su puesta en escena sintiendo que esa elección es la correcta para el guión que uno tiene entre manos. Hubiera podido trabajar un dramón, pero quizá eso hubiera traicionado la esencia del propio personaje. Es decir, quería que el optimismo de Abril se perciba en la película y sentía que si lo llevaba al drama simplemente no iba a funcionar. Creo no haberme equivocado, los espectadores salen con una sonrisa al terminar la proyección, con una sensación positiva, al menos eso sucede en su gran mayoría.

Hay algunos guiños a «Harry y Sally», a Woody Allen. ¿Hubo referencias tomadas en cuenta?
Eso es lo más divertido de algunos espectadores y críticos, buscan referencias y a veces nos las achacan. Obviamente tengo referencias, todos las tenemos, obvio que Woody Allen es una de ellas. Probablemente sea la principal. No a nivel de historia sino de planos, ritmo y de la puesta en escena con miradas a la cámara y juegos con ella. «Harry y Sally» la vi hace muchos años. Muchos dicen que hemos copiado la trilogía de «Qué pena tu vida», lo cual es totalmente descabellado. Otros mencionan «Amélie», que es una cinta que pese a su popularidad nunca he podido ver y hasta mencionaron por ahí otra que ni siquiera he visto, es más ni recuerdo el título. Es raro intentar buscar referencias y aún más alucinarlas. Al final eso termina siendo un juego.

Loco Cielo de Abril - parque
El director (der.) y la dupla protagónica Rodríguez–Levy.

Cuéntanos sobre tu relación con Chile. ¿En qué medida ha influido en el personaje de Ariel Levy? ¿Cómo así se da la inclusión de este popular actor chileno en tu historia y en la producción en general? ¿Planeas un estreno en Santiago también?
Yo viví en Chile durante 4 años. Estuve un par de meses solo y luego con mis hijos y mi esposa. De hecho el menor de mis hijos nació en Santiago, así que como entenderán tengo una relación muy cercana con Chile. Adoro Chile, su gente es muy amable, me trataron muy bien. La historia inicialmente estaba diseñada para que la protagonice un extranjero. Al escribir lo hice pensando en un chileno, pero pudo cambiar si conseguíamos a otro actor de otro país. En realidad lo hice así porque conocía la jerga chilena y además me interesaba burlarme un poco de estos tontos enfrentamientos entre países. Cuando se acercaba la fecha de rodaje, y por lo complicado que se nos hacía en ese momento, decidí desistir y elegir un actor peruano, pero de repente apareció Ariel. Lo conocimos por «Qué pena tu familia». Nuestra agencia FRS Prensa y Difusión veía la cuenta de la trilogía y en la última Ariel vino a promocionarla a Lima. Fuimos juntos al concierto de The Cure y días después le comenté que tenía un guión y si le interesaría participar. Le mandé el guión, le gustó y listo. Naturalmente, Chile es un mercado que nos interesa, hay por ahí varias conversaciones avanzadas, por lo que esperamos pronto poder dar la noticia del estreno en Chile, y por qué no, también en otros países.

Desde lo técnico, la película presenta un acabado algo desaliñado: el foco llega pocas veces a tiempo, el sonido es poco limpio, y la continuidad de color (la corrección de color) salta entre planos de la misma escena. ¿Fue esta una estética intencional? ¿O están buscando mejorar estos aspectos para futuros estrenos de tus películas?
Es divertido tocar ese tema. Acabo de ver el documental «Side by Side» en el que el propio Martin Scorsese comentaba que al final de todos los esfuerzos técnicos y narrativos, quien domina la película, el último eslabón en todo el proceso, es el proyeccionista, y claro, cada uno de ellos calibra de distinta manera la luz del proyector y el sonido. Acabo de regresar de una proyección en un cine de provincia y la película estaba como lavada, pese a estar en digital. Tiene que ver con la intensidad de luz con que se proyecta y los cambios que ésta en ocasiones presenta. Con esto no niego que es probable que haya errores que se nos han pasado, pero tomando en cuenta que hemos revisado decenas de veces la cinta es raro que cuando hay un problema de proyección siempre se lo achaquen a los cineastas. Cuando eso pasa con un filme hollywoodense rara vez se menciona. Yo recuerdo haber visto «Sombras tenebrosas» en una proyección desastrosa, con un sonido deficiente y saltos de color alarmantes. Ni en sueños se me ocurre echarle la culpa a Tim Burton.

En todo caso, reconozco que el tema de foco sí fue casi siempre intencional. Sentía que los personajes estaban constantemente saliendo de la nebulosa y que era una buena metáfora. A mí me gusta jugar con el desenfoque, la profundidad de campo. Ya lo había hecho antes. Es una opción, finalmente. Es obvio que en algunas escenas sí hubo problemas de foco, pero la actuación sobresalía sobre cualquier cosa, así que corrí el riesgo. Ahora, esto no es algo nuevo, lo puede decir cualquier cineasta. Si observas con atención cualquier película, siempre hay problemas. Siempre. Hace unos días nos reíamos con un colega cineasta y me comentaba cómo todas las series y cintas norteamericanas con los millones que manejan tienen los mismos problemas que tenemos nosotros. En todo caso, lo que sí puedo decir es que la idea es corregir los errores y darle para adelante. Dentro de la filosofía de Abril, lo importante no es ver cómo te caíste sino ver qué hacer para levantarte.

Adolfo Aguilar y Valeria Bringas en ‘Loco Cielo de Abril’.

¿Hasta dónde esperas que llegue la relación del cine peruano y su público?
Espero que la relación sea tal que no nos vean como cine peruano, si no como una alternativa más para ir al cine. Ahí está la clave, nosotros hacemos cine. Así de simple, no cine peruano, eso es una casualidad de la vida, pero cada cineasta es un individuo distinto. Etiquetarnos como «cine peruano» es negar que cada cineasta tiene un estilo distinto, una manera de plantear su puesta en escena diferente, una manera de narrar muy particular. Es cierto que el prejuicio está disminuyendo, pero aún existe. Es todo un proceso y estamos en medio de éste. Aunque claro, todavía hay quienes mantienen su intolerancia y prejuicio.

Hace años compraba revistas solo para leer la crítica de la semana, mis amigos lo hacían, incluso recuerdo que era tema de conversación entre mis tíos y familiares. Muchos de ellos no tenían o tienen nada que ver con el cine, pero leían críticas. Hoy no, nadie lo hace, los críticos se leen entre ellos y listo, se ríen y burlan entre ellos. Antes una cinta se mantenía por recomendación de la crítica, hoy pocos le hacen caso. A lo que voy es que la relación del espectador con el cine en general es un trabajo que compete a todas las áreas, desde nosotros los cineastas peruanos hasta los exhibidores, pasando por la crítica, distribución e incluso prensa. Si todos intentamos enfocarnos, todo irá mejor para todos. La idea es tener cada vez más alternativas en los cines, con películas de todo tipo y de todo el mundo. Si no lo entendemos, entonces luego no nos quejemos de que Hollywood domine nuestra cartelera totalmente. Hay mucho por hacer y mejorar en todas las áreas.

Entrevista: Laslo Rojas y Gabriel Quispe


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