Carlos Flores Espinoza es un joven cineasta peruano, de 23 años, formado en el Programa de Cine y TV de New York University y residente en La Gran Manzana, que está participando en cortos y largometrajes estadounidenses de bajos presupuestos, algunos dirigidos por realizadores latinos, que están sirviéndole de aprendizaje y plataforma para mayores emprendimientos personales.
Está a punto de editar por primera vez un largometraje y acaba de trabajar en My Old Lady, opera prima de ficción del veterano Israel Horovitz, guionista de New York, I Love You; Author! Author! (con Al Pacino); Sunshine (de István Szabó); el telefilme James Dean (con James Franco); autor del mediometraje documental 3 Weeks After Paradise; etc.). Conversamos con Carlos sobre estos avances y sus planes en Norteamérica y el Perú.
Carlos, estás dando pasos en el cine estadounidense, en edición y dirección de fotografía de cortos, y asistencia de edición de largos. Para empezar, cuéntanos tu formación fílmica.
Empecé filmando y editando cortos y videos en Lima cuando tenía alrededor de 15 años. Todo a modo de juego al principio, pero a la vez aprendí mucho sobre cómo hacer cine digital. Mi cortometraje Paper Towel Candy ingresó al festival británico Renderyard en el 2008 y también me ayudó a ingresar al programa de Cine y TV de la NYU. Estuve 4 años en la escuela de cine, donde mi enfoque fue dirección. Pero tomé todas las clases técnicas que pude, desde sonido hasta storyboarding.
Al comienzo del programa, mi idea era sólo dedicarme al guión, dirección y quizás a la dirección de fotografía. Sin embargo, en el tercer año surgieron oportunidades de trabajo en el área de postproducción. Poco después de graduarme, tuve la oportunidad de participar como editor en el cortometraje Tom In America y fui el primer editor asistente en My Old Lady de Israel Horovitz. En este momento estoy terminando de editar Twentysomething, y a la vez edito trabajo comercial y documental para PBS, AOL y Prevention Magazine.
¿Cómo llegas a producciones como Tom in America, Sylvie & Thomas, My Old Lady o Twentysomething?
Sylvie & Thomas y Twentysomething son colaboraciones con la realizadora y guionista Avital Siegel, quien fue mi compañera de estudios desde el segundo año en NYU. Sylvie & Thomas fue su película de nivel intermedio en la cual fui asistente de cámara pero, al culminar la fotografía principal, me interesó mucho el proyecto y la convencí para que me dejara editar. Colaboramos muy bien, y la película está por comenzar el circuito de festivales (2013–2014).
El año pasado nos volvimos a juntar para su película tesis, Twentysomething, de bastante mayor escala y presupuesto. Esta vez no solo la convencí para que me dejara editar, sino para ser también el director de fotografía. Filmamos por 12 días cerca de New Jersey en junio del 2013, y filmaremos dentro de poco una escena adicional bajo el agua en un tanque especial en Quebec, Canadá. Hace un par de meses estuvimos en Sundance exhibiendo un rough cut de Twentysomething como parte del programa Emerging Filmmakers auspiciado por HP. Esperamos ahora que nuestro cortometraje regrese a Sundance el próximo año ya como parte de la competencia.
Un compañero de NYU fue el que le dio mi nombre a Flavio Alves cuando supo que éste estaba buscando apoyo en la postproducción de su último corto. Al parecer, Flavio pensó que yo era otro editor que él conocía, llamado también Carlos Flores, y por eso me contactó de inmediato. Felizmente, le mandé un link de Sylvie & Thomas y le agradó mucho. Al reunirme con Flavio recién me enteré sobre el elenco de Tom In America (Burt Young y Sally Kirkland) y que la película ya estaba en un estado de rough cut. Al principio solo iba a recibir el crédito de Editor Adicional, pero hicimos tantos cambios al corte original que, a pedido de Flavio, terminé compartiendo el crédito de «Editor».
En el caso de My Old Lady, fue Avital Siegel la que tenía el contacto (no con la producción en sí, pero con la casa de edición Technicolor New York, en la cual la película se editó). Me entrevisté con la editora Stephanie Ahn, y estuve a prueba por un par de semanas. Me quedé trabajando en la película hasta la etapa final de la edición y terminé con el crédito de primer editor asistente. Al proyecto también se unió el editor Jacob Craycroft, con el que también trabajé de manera directa.
¿Qué conceptos y parámetros de la industria has asimilado estos años?
Lo que más valoro de mi experiencia trabajando en New York son mis relaciones de trabajo (incluyendo especialmente a mis compañeros y colaboradores de NYU). Es verdad cuando dicen que la industria de cine norteamericana puede ser muy cerrada, y es porque no hay manera formal o certificación alguna que prometa tu entrada a una compañía o proyecto de gran escala. Ni siquiera para posiciones entrantes. Hasta ahora, cada trabajo y proyecto que he conseguido ha sido gracias a recomendaciones y referencias de colegas anteriores.
A la misma vez, la comunidad de cine y televisión en esta ciudad es muy pequeña comparada a la de Los Angeles, y una vez que estás involucrado en un proyecto grande, es mucho más fácil promover tu nombre y conseguir referencias para oportunidades en el futuro.
¿Qué representa ser asistente de un largo, opera prima de ficción, con elenco de peso (Maggie Smith, Kevin Kline, Dominique Pinon, Kristin Scott–Thomas) y un director muy experimentado como guionista (Israel Horovitz)?
Trabajar en My Old Lady fue un gran paso para mi carrera como editor. No sólo por ser una producción de gran escala, sino también porque pude trabajar al costado de los editores Jacob Craycroft y Stephanie Ahn que tienen ya muchos años editando en la industria. Además, muchas veces estábamos sólo el director, los dos editores y yo en la suite de edición cortando y discutiendo sobre las escenas por varias horas. Esas sesiones eran, para mí, clases maestras en edición, dirección y guión.
En cuanto a mi experiencia como editor asistente, fue la primera vez que estuve en un proyecto que requería tanta coordinación desde el comienzo. Mientras la cinta se filmaba en París, Technicolor importaba por Internet toda la data de las cámaras y sonido a New York para cada día de producción. Nosotros teníamos que cortar escenas rápidamente para que, en un par de días, las mandáramos de vuelta a Francia. Fue bastante trabajo y protocolo que tuve que aprender al instante, pero me dio una clara idea de cómo un proyecto de esta escala funciona a nivel de postproducción.
Pronto serás por primera vez editor de un largometraje, The Garden Left Behind. ¿Cuál es la historia y la envergadura del proyecto?
The Garden Left Behind va a ser el primer largometraje de Flavio Alves y mi segunda colaboración con el director brasileño. La película sigue a una mujer transgénero mexicana que reside de manera ilegal en New York en el 2008. Mientras la protagonista se prepara para su próxima cirugía de reasignación de sexo, se enfrenta contra mucha adversidad a su alrededor. El único confort lo encuentra en un grupo de activistas políticos con esperanzas en las elecciones presidenciales de ese año.
El proyecto es muy personal para Flavio, sobre todo en lo político. Fue perseguido en su país luego de publicar un libro revelando la presencia homosexual en la Marina, y en 1998 encontró asilo político en los Estados Unidos. Además, 10 años más tarde trabajó directamente con Hillary Clinton y Anthony Weiner en sus campañas electorales. La película será filmada a comienzos del próximo año y el presupuesto hasta el momento es de medio millón de dólares. Otros detalles como el elenco aún se mantienen en privado por los productores.
Seguramente tienes planes de dirección. ¿Cuáles son tus expectativas?
Tengo dos largometrajes que he tenido en mente ya por un tiempo y que me gustaría empezar en un futuro cercano.
El primero sería una historia basada en el escándalo de Lance Armstrong. No sería una biografía sobre la vida y carrera del ciclista, sino más bien un relato de ficción que preguntaría: ¿qué pasaría si Armstrong de acá a unos diez años pasara por una crisis de vida, y quisiera reescribir su historia ganando el Tour de Francia limpiamente? ¿Qué tan realista sería esto a su edad, y hasta qué extremo empujaría su cuerpo y mente para lograrlo? Por muy poco, éste iba a ser mi proyecto tesis en NYU, pero debido a otras oportunidades que se presentaron, no le pude dedicar el tiempo adecuado.
El otro proyecto estaría centrado en el fútbol amateur peruano, y trataría sobre un equipo distrital de pocos recursos económicos tratando de sobrevivir en la Copa Perú. La película exploraría a este grupo de aficionados tanto en lo futbolístico como en lo extradeportivo. Si tuviera la oportunidad de dirigir mi primer largometraje en el Perú, ésta sería mi primera opción.
No estoy seguro por qué pensé en películas deportivas como mis proyectos iniciales en dirección, pero me emociona la idea de empezar en un subgénero como éste, y poder jugar un poco con sus convenciones.
¿Haces seguimiento al cine peruano? ¿Piensas realizar alguna producción en nuestro país?
Siendo honesto, no he tenido la oportunidad de seguir mucho el cine peruano últimamente. Sobre todo por lo que he tenido pocas oportunidades de regresar al Perú estos últimos años, y acá a New York sólo llegan las películas peruanas con mayor presencia internacional. Sí soy consciente del boom actual y de la gran cantidad de estrenos que están ocurriendo en el país. Me emociona mucho.
Definitivamente quiero regresar en algún momento al Perú para participar en un proyecto peruano ya sea como editor o director (o ambos). Por el momento voy a seguir trabajando acá en New York estableciéndome un poco más como editor y aprovechando las oportunidades que se presenten para pasar a la dirección.
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