Una con pañuelo, otra con cajón; el carné me ha servido para tres películas. Ninguna genial pero tal vez sí importantes. En el sótano del festival por fin retiré la acreditación, un bolsito y miles de publicidades de diversos proyectos y películas: el desperdicio de papel es ridículo, he visto a muchos periodistas hacer un trayecto corto entre sus casilleros y el tacho. ¿Qué opinará Mélanie Laurent de esto? Podría preguntarle, con una credencial pertinente.
El asunto se resume a que hay tres tipos de acreditaciones para prensa, asumo que por ser nuestro primer año a Cinencuentro nos han dado la más sencilla, arriba de nosotros hay otros dos niveles cada uno con niveles de acceso prioritario para las funciones y otros eventos de los que seguramente ni me he enterado. Pero acá estamos para ver películas y mal que bien se puede buscar el lugar para todas salvo las premieres en el salón Lumiere porque no tengo invitación, no tengo un traje de gala, y de tenerlo, nunca supe hacer el nudo para la corbata michi. Reviso el correo, hay una invitación para ver fuegos artificiales, auspiciada por la producción de Los indestructibles. En twitter hubo quien recomendaba rentar un yate, sí, un yate.
Llegué a hacer la cola para la primera función, una repetición de un estreno del día anterior tenía una cola de dos cuadras, salté una valla y me colé para un buen sitio. Luego salí a comer, en la cola pregunté la hora en mi mejor francés, respondieron en inglés y terminamos dándonos cuenta de que éramos todos bastante latinos. Al frente del puesto hay una fila de boxes de diversos países que promocionan los beneficios de filmar en estos países, desde Rumanía hasta Colombia pasando por Marruecos. La ausencia del Perú es solo notoria para los pocos peruanos que estamos por acá, pero por supuesto la presencia nada asegura dado que no existe una plataforma formal y concreta que promocionar, por lo que poco se podría hablar de beneficios de un negocio en este caso doblemente intangible, y luego que dado que somos un Estado con necesidades bastante tangibles la futurología no es una de ellas. Claro, queda el aporte privado.
Luego traté de saltar la otra valla pero de poco servía, era el estreno de David Cronenberg, y había demasiada gente. Me crucé con un amigo, me contó que hubo muchos aplausos para la argentina. Más tarde unos españoles hablaban de lo sorprendente que resultó tener una película tan comercial como esa argentina y que tal vez eso haya hecho que caiga en gracia. Como si ella no perteneciera realmente a lo que el festival busca. Pasadas las tres películas aún no encuentro cuál es el criterio de selección: Jauja va para un lado totalmente opuesto que la nueva de Cronenberg, Maps to the Stars. La heterogeneidad no es un criterio sino una postura, pero sospecho que hay algo más que se mueve abajo de todo ello y que de algún modo hace que el nespresso sea gratis. Aunque caliente sepa bien.
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