La película argentina Relatos salvajes, tercer largometraje de Damián Szifrón, que fue la segunda cinta más votada por el público en el reciente Festival de Lima 2014, se estrenó el 21 de agosto en su país en simultáneo con el Perú, Chile y Uruguay. Al respecto, conversamos con el realizador sobre la concepción de su obra, que se vocea como probable candidata argentina a la competencia por el Oscar Extranjero 2015.
Así como en Relatos salvajes, en tus dos largos anteriores hay situaciones que se salen de control, arrebatos, paranoias, celos. Entonces, ¿este tipo de historias las tenías pensadas ya desde hace un tiempo y han tomado esta forma?
No, no, en realidad, yo estaba desarrollando otros trabajos, hice dos series y dos películas, El fondo del mar y Tiempo de valientes, y luego Los simuladores, Hermanos y detectives. Después de eso empecé a desarrollar otros guiones y proyectos, tenía una historia de ciencia ficción que se convirtió en una trilogía y me capturó por completo, también desarrollé una cinta de amor, La pareja perfecta, y un western hablado en inglés, y en el ínterin seguían apareciendo imágenes. Fue una época muy fructífera en materia de imaginación. Lo nuevo traté de comprimirlo y el resultado fue una serie de cuentos de mucha potencia, y luego de tener dos o tres reunidos, vi que estaban vinculados por sus temas, todos conectados por personajes que en algún punto de su recorrido pierden los estribos por completo, que cruzan la frontera que dividía la civilización de la barbarie y que se abandonan a un comportamiento totalmente primitivo.
¿La estructura narrativa de Relatos salvajes ha pasado por asesorías, clínicas o laboratorios de guión, o tu trabajo es más autónomo, menos dependiente de todas estas posibilidades?
No ha pasado por clínica alguna. Tengo un gran amigo, maestro de guión desde la secundaria, que en general supervisa mis procesos creativos, trabajé mucho con él en el extranjero, en cosas como la historia de ciencia ficción que te mencioné, aunque no tanto en Relajos salvajes. Pero sí lo leyó gente y me dio devoluciones.
Hay un timing preciso, el tiempo de promedio de los episodios es de más o menos 20 minutos. La primera historia es más breve y tiene que serlo, porque la colocas antes del inicio formal de la película, con los créditos y todo. Obviamente debía ser muy impactante. ¿Siempre lo pensaste así?
En verdad, los cuentos están en el orden que se me ocurrieron. Por su brevedad y potencia, sí, era gran prólogo, me pareció que era lo acertado, y el último es el más largo, dura más de media hora, por la cantidad de giros dramáticos y el clímax que alcanza. Los episodios del medio más o menos van para los 20 minutos, unos de 22, otros de 18, sí tienen duración desigual porque respeté su propia naturaleza, no sentí que debía emparejarlos. Es más, me gustan justamente por sus diferencias, de clímax, tonos, géneros, que uno transcurra en un avión, el otro íntegramente dentro de un casamiento, el otro en medio de la ruta bajo el rayo del sol, hay uno bajo una noche de tormenta en un parador de mala muerte, o sea, esa diversidad visual y narrativa me resultaba atractiva para este proyecto.
Y cada uno tiene su propio desarrollo y no hay puntos en común, no hay un solo personaje que esté en más de un episodio.
Me gusta que las cosas sean lo que son y lograr la mejor versión, no cambiar su naturaleza artificialmente. Se te cruza obviamente por la cabeza cómo los englobo o agrupo, lograr comunicarlos, pero como ya se comunicaban a nivel energético y temático, me resultó mucho mejor presentarlos como cuentos, un poco como la antología de cuentos, digamos el placer que produce embarcarte a ese tipo de lecturas, es lo mismo que parece que va a pasar al espectador frente a la película.
Sumergirse en un mundo autónomo.
Exacto, entrar en uno, salir a otro, eso a mí me produjo placer filmarlo y creo que es un placer que se traslada al espectador.
Es una visión muy cruda de la sociedad contemporánea, con distintas aristas. Por ejemplo, el primer episodio se vincula con una paranoia internacional, que tiene que ver con el trauma del 11 de septiembre.
Es una analogía posible, no comentaría el final de este relato, trataría de que al espectador no le llegue el final antes de entrar a la sala de cine.
Los primeros instantes de ese episodio aparentemente tienen otro tono. Como que vamos a empezar la película de manera relajada, distendida, y en cuestión de minutos aparece el problema.
Sí, es un comienzo calmo pero justamente es un relato que se acelera de un modo muy imprevisible y en poquitos pasos ya está la atmósfera llena de tensión.
También hay alusiones al mundo de la política, con el episodio del restaurante que está en la ruta de los ómnibus. Ofrece una visión muy crítica del tipo de gente que accede a la política.
Puede haber algo de eso. Creo que la cinta de algún modo u otro, y te diré que en cada episodio, está hablando del abuso del poder y del deseo de rebelarse ante su abuso, y parece que los que ejercen el abuso, están cercanos a puestos de poder, como ser intendente del pueblo, y en otros no, son instituciones directamente, en otros son empresarios. Pero sí, claramente es algo a lo que la película recurre una y otra vez, el fastidio, el enojo y la desesperación de no poder expresarse o no poder oponerse ante esas cosas.
Claro, en algunas historias hay una fricción entre el que tiene poder y el que no tiene, en la del candidato o la de la carretera, donde una persona de holgura económica y otra que no tanto se juntan. Es la historia tal vez, más terrible antropológicamente.
Coincido, sí, va a lo más primitivo.
Sabemos que parte de la inspiración del proyecto es una producción de Spielberg, Cuentos asombrosos, pero también pensaba en Spielberg por este episodio, porque hace recordar una de sus primeras obras, Duel.
Sí, te refieres a Reto a muerte, basada en un cuento de Richard Matheson. Creo que, desde aquella, cualquier historia que exhiba a dos conductores en una misma ruta, va a estar remitiendo de algún modo a Duel, paradigmática y gran cinta. En este caso, hay claramente dos personajes, y uno se concentra en lo que pasa entre ellos, en la otra nunca se ve al otro conductor y es un ser ausente, por eso se la compara mucho con Tiburón, por esa amenaza omnipotente y omnipresente que es el camión como un monstruo digamos. Sí, definitivamente hay puntos de contacto y soy totalmente consciente, es una cinta que vi y quiero mucho.
Sobre Cuentos asombrosos, la tomé en cuenta como modelo o esquema de película, tiene la diferencia que es una antología de cuentos de distintos directores y distintos autores, hay varias que son así, esa particularmente en mi infancia me resultaba muy atractiva, no tanto después de verla, sino antes. El afiche invitaba al juego y la imaginación, me generó muchas ganas de verla, después la película en sí no me pareció de las mejores cosas que haya hecho Spielberg ni remotamente. Pero sí hablo del modelo de ese proyecto, o de La Dimensión Desconocida, la serie Alfred Hitchcock Presenta o antologías de cuentos más antiguas que compré cuando era muy chico y con las que de hecho adquirí pasión por la lectura, eran unos libros que se llamaban «Relatos maestros», en tres volúmenes, o al menos yo tenía esos tres, que eran Relatos maestros del crimen, Relatos maestros del misterio, Relatos maestros de terror, me remitía a un universo muy diferente que me llenaba de entusiasmo e intriga.
Luego, también me sirvió Historias de New York, de Coppola, Allen y Scorsese, ese esquema de película a mí me resulta muy atractivo. Hay otra de Stephen King, Los ojos de gato, que también me gustaba mucho.
Siguiendo con Relatos salvajes, después viene una historia con Ricardo Darín que me hizo recordar Un día de furia. Creo que este episodio es el más previsible, ¿no?
Ahí me gusta mucho lo paulatino, que no sea estallido, o un episodio tan primitivo y visceral como el de la carretera. En esta historia me gusta esa sensación de ‘aire comprimido’, que va creciendo y perturbando. Me gustaba concentrarme en la insensatez de ese sistema de acarreo de vehículos en la ciudad de Buenos Aires. Y también, entender el placer de perder el control. La forma en que está narrada esta historia es calmada, es un estallido silencioso el de este ingeniero.
Aparentemente, el de Darín es uno de los personajes «más respetables» de toda la película. Es una persona normal, buen profesional que trata de respetar la ley y que el sistema lo respete. Y en ese fracaso es que va surgiendo esa explosión.
Coincido. Con los personajes de la carretera no te identificas de forma directa, los ves con una cuota de distanciamiento. En cambio con el personaje de Ricardo, y concretamente con el de la novia en el final, creo que puedes establecer una identificación muchísimo más cercana, y que son personajes que te representan en la pantalla.
El penúltimo episodio, el de la negociación, es uno de los mejores. Ahí, el jefe de familia, una persona adinerada, aparentemente no muy envilecida, se ubica en una situación límite y trata de proteger al hijo, pero después reacciona pues se da cuenta que está entrando en un pantano…
Claro, creo que es una persona acostumbrada al manejo del poder, tiene el dinero, la espalda ancha, y esa prepotencia empresarial como para resolver problemas complejos. Recuerdo que trabajé mucho con el actor la idea de que esta situación límite era una de esas cosas que pueden hacerte perder todo lo que construiste, poder, prestigio, idea de familia sólida. Poco a poco va entrando en un escenario de oscuridad, y va tomando decisiones inmorales y macabras.
Pero al mismo tiempo va viendo cómo hay todo un negocio alrededor de esto, y cómo hay gente que se comporta de una manera aún más oscura que él. Es la historia de cómo un malvado se da cuenta de que hay personas peores que él.
Y sobre la última historia, de la boda, siento que hace un giro poco creíble al final. La pareja llega tan lejos en su irracionalidad que me parece ya no hay punto de retorno.
En este caso la historia fue fluyendo así, yo fui medio testigo de las imágenes que iban apareciendo y las iba transcribiendo al papel. Una vez que has establecido a los personajes, los construyes bien, es decir, logras que respondan a personas que podrían existir en el mundo real; y los haces interactuar, pues ahí una cosa lleva a la otra y se van generando las escenas futuras.
Por último, nos hemos enterado de dos sucesos que se han dado a propósito del estreno de Relatos salvajes en Argentina: una huelga de salas de cine que postergó una semana tu fecha de estreno, y una denuncia que te hicieron por «incitar a la violencia colectiva». ¿Cómo es que una cinematografía ‘permite’ este tipo de episodios tan alucinantes, que hasta parecen parte de tu película? (risas)
Sí que parecen parte de la película. Y prometo que no estaban ni premeditados ni son una acción de prensa de ningún tipo (bromea). No, lo del paro me excede por completo, y coincidió con la fecha de estreno. Fue una acción de un sindicato de trabajadores de las salas de cine, así que se tuvo que aplazar el estreno una semana. Sobre lo otro, en un programa de televisión dí algunas declaraciones que fueron distorsionadas y sacadas de contexto. Que devino en una demanda, lo cual me parece un delirio y no creo que juez alguno le vaya a dar lugar.
Entrevista: Gabriel Quispe
Edición: Laslo Rojas y Gabriel Quispe
(Foto de Damián Szifron: La Nueva)
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