10 películas que debes ver en el Festival Transcinema 2014

Maidan. Resumo otro artículo: la puesta en escena es un ejercicio de cómo la construcción es lo real en el cine, de cómo lo dialéctica en la construcción es lo mínimo que se puede pedir para ser ideológicamente justo con la propia ideología, y que en el cine el cuerpo no es el límite si no el medio: y acá el cuerpo está en el límite. Un tanque.

Jauja: La mejor película presentada en salas limeñas en el 2014. Si no esperaba nada nuevo de Lisandro Alonso piense en lo siguiente: es una película de género, o sobre los géneros, y a la vez, no es ningúno; es una película de Alonso y también la menos alonsiana. Cuando me tocó ser jurado de APRECI en el reciente festival de Lima voté por ella y sobre el porqué dije: «Por su aporte a la deconstrucción lúdica de la fundación de géneros, y sobre todo, su puesta en vacío, acercándose a la relevancia inaugural del cine: la extensión más justa de la imaginación del hombre». Un tanque en la campaña del desierto.

El corral y el viento: Cuando no sabemos (o no queremos creer), cuales son los reales conflictos que le toca encarar al cine boliviano, por Sanjinés o por otro grande, entérese por esta muy incómoda pequeña película de cómo hacerlo, tarea que este festival parece haber tomado en serio -las selecciones también incluyen a los jóvenes bolivianos Kiro Russo, Carlos Piñeiro o Pablo Paniagua-. Después de ver la película busqué una entrevista; anunciándola en twitter publicité: Miguel Hilari juega limpio y duro. Beckenbauer habla así.

Favula: Inesperada película de Perrone. ¿Neosurrealismo? ¿Protocinematografía? ¿Anemia narrativa? Historia hay, pero no tiene demasiado que aportar desde ese punto, diálogos también, pero de dotar de alguna información relevante, o que esa información sea propiamente un diálogo será difícil concluirlo. Acepte al menos esto: lo que verá tiene menos adjetivos que cine. Materialmente Perrone sigue lanzándose a rincones oscuros, y también difíciles: esta película siendo del formato que es, necesita un trabajo largo de composición y es ahí donde cabe poco espacio para afianzarse a un guión, o a un modelo de producción de cine, algo que tantas veces ha rechazado. Benditas sean las imágenes.

Breve observación: hace unos días leía algo como que el Transcinema está pensado para cinéfilos curiosos. La curiosidad se puede dar en cualquier caso, curioso también es mi perro Sabzian y a veces lo manda al veterinario, y eso le puede pasar al cinéfilo, pero esto, claro, no significa que dejará de seguir apostando por su pasión, más cuándo no le va bien con una película ocurre algo que tiene una asociación pedagógica sobre el funcionamiento o no de ella, y eso convive con mi pensamiento de que el festival también lo pueden aprovechar, y bien, los jóvenes realizadores: tienen acá obras de factura autogestionable dónde impera un uso de recursos inteligentes y que a pesar de ello, o tal vez por ello, se encuentran satisfactoriamente con su objetivo cinematográfico y, de paso, político. Ejemplifico:

Uranes: Desarrollo y explicación de un fenómeno paranormal que incluyen huevos cósmicos o una coreografía de canción pop. García Ibarra construye el relato de una familia y un esbozo de desglose antropológico, para explicar el soporte de verosimilitud al que se arrima, aún siendo una obra casi freak que funciona por tener antes un guionaso. Video Hi8, Mini DV, 100 euros y un manojo de ideas bien terminadas: cine.

El escarabajo de oro: La búsqueda de un tesoro y el desarme mecanismos del género, una tragicómica introducción a la crítica al sistema de producción financiado-por-Europa-para-los-pobres-sudacas -aún y cuándo la película se hace con subsidios de un taller danés-, comedia, metalenguaje, biopic de época… con esta película Alejo Moguillansky ganó la competencia nacional del BAFICI de este año, esto no significaría nada si no agregara que este ha sido un año inmenso para el cine argentino y para ello no ha necesitado a Warner o el halago de Mirtha Legrand.

Hotel Nueva Isla: La he visto en una muestra documental pero tengo mis serias dudas de cuán ficcionalizados están los 70 minutos de esta pequeña película cubana, y esto porque ocurre algo infalible: la composición de todos los planos son estupendos. Claro, la clasificación es lo de menos. Los directores han consagrado con un equipo muy pequeño, una locación y un reparto de 4 personas más un perrito, enmarcar el desmoronamiento del sentido de lo estático en el marco socio-político desde dónde se inscriben estas bellas imágenes de lo ruinoso.

– No las vi pero se me hacen interesantes:
From What is Before: Si ha salido conforme con la proyección de Norte esta puede ser su gran oportunidad. Si nunca vio nada de Lav Diaz tal vez le interese darse con una narrativa que lo instalará a un marco de recepción cinematográfica completamente nuevo, dónde el tiempo se hace descarnada y transparentemente la materia esencial del plano – claro, siempre lo es-. La proyectan el ultimo día, solo una vez. Aún su repercusión no la encontré disponible en ningún lado todavía.

La princesa de Francia: Con esta reciente película de Matías Piñeiro va por la tercera adaptación libre sobre obras de Shakespeare, materia que viene puliendo desde hace algunos años y que ha cruzado, por ejemplo -y como dato de color aunque suene a refuerzo de falacia que apele a una falsa autoridad-, con un estudio experimental en el Radcliffe Institute de la Universidad de Harvard. Las anteriores han sido buenas y no me sorprendería que esta también lo sea. Matías presenta su película así:

La imagen arde: Esta se me antoja una película con material que ya hemos podido ver quienes conocemos sus trabajos anteriores, sobre todo aquellos momentos, quizá el más enigmático y de los más bellos, en la secuencia del incendio nocturno en Costa da morte: pero el director sabe esperar y sobre todo, montar, y solo por ello me jugaría unas monedas. Por mí que Patiño se mude a Lima.
Se proyecta junto a Cartas a Barcelona y Meeting Point todos de la sección Espacios.