«Harry Potter» comenzó esta tendencia, la saga de «Crepúsculo» la siguió, «Divergente» lo va a hacer (por alguna razón), y ahora hasta Los Juegos del Hambre cayó en la trampa: me refiero a dividir la última película de una saga en dos.
No estoy diciendo que sea algo injustificado el 100% de las veces. Si la última novela que tienes que adaptar es, efectivamente, demasiado larga y compleja y llena de escenas importantes, entonces sí, vale la pena dividirla en dos películas (y bueno, de paso ganas el doble de dinero, pero estoy seguro que nadie piensa en eso…). Pero si tu último libro puede ser adaptado en una sola cinta de manera concisa y directa, pues yo creo que esa es tu mejor opción.
Es más, creo que esa debió ser la opción que el director Francis Lawrence y sus productores y guionistas debieron tomar a la hora de adaptar Sinsajo a la pantalla grande. No es que esta primera parte (título completo: Los Juegos del Hambre: Sinsajo – Parte 1… ¡asu mare!) sea un mal filme; de hecho, está muy bien actuado, lleno de subtexto político y temas interesantes, y maneja muy bien la tensión y el suspenso a la hora de poner a sus protagonistas en peligro. Pero mientras la veía, no podía evitar sentir que había mucho relleno, que a final de cuentas no sucedió mucho durante la película y, por supuesto, que hubiera sido una mejor idea si adaptaban el libro en un solo filme.
También vale la pena mencionar que «Sinsajo Parte 1” es la película más oscura y seria de la saga—y deben tener en cuenta que estamos hablando de una serie de filmes cuya premisa inicial eran unos juegos en donde un montón de chicos peleaban hasta la muerte. Sin embargo, a pesar de que dichos juegos han sido abandonados para esta cinta (lo cual hace que la primera parte de su título no tenga sentido, y sea más bien una suerte de branding en vez de un título de película común y corriente), el hecho de que nuestra protagonista, Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) esté sufriendo de estrés postraumático (y sufriendo en general) y que la mayoría del mundo se esté yendo al diablo, gracias a las acciones de un villano cada vez más maligno interpretado por el gran Donald Sutherland, hacen que se trate de una secuela poco divertida. Sí, es extremadamente interesante y tensa, pero dudo que la calificaría como divertida.
Sinsajo Parte 1 comienza poco después del final de «En Llamas», la película previa en la saga. Katniss y Finnick (Sam Caflin) han sido rescatados de los Juegos por una banda de rebeldes, quienes les informaron que el hogar de nuestra protagonista, el Distrito 12, ha sido bombardeado bajo las órdenes del Presidente Snow (Sutherland). Katniss sufre ahora de estrés postraumático y vive obsesionada con Peeta (Josh Hutcherson), quien es prisionero de Snow.
Junto con los otros refugiados, entre los que se encuentran Effie (Elizabeth Banks), Haymitch (Woody Harrelson) y su hermana y madre, está viviendo en un búnker bajo tierra en el Distrito 13, el cual es gobernado por la Presidenta Alma Coin (Julianne Moore) con la asistencia de Plutarch Heavensbee (el fallecido Philip Seymour Hoffman). La Presidenta quiere usar a Katniss para realizar propaganda política, y después de rechazarla un par de veces, esta acepta—con un par de condiciones: 1. Tienen que rescatar a todos los ganadores de los Juegos pasados, incluyendo a Peeta, por supuesto, y 2. Tienen que dejarle a su hermana quedarse con su gato (aawww…) Evidentemente Coin acepta, por lo que Katniss se convierte en el Sinsajo, el máximo símbolo de la Rebelión contra el Capitolio.
Al terminar de verla, un amigo mencionó que «Sinsajo» es algo así como «El Imperio Contraataca» de la saga de los Juegos del Hambre, y hasta cierto punto tiene razón. Se trata de una película oscura llena de personajes complejos; sí, nuestro villano es claramente un villano, pero nuestros “héroes” tienen más defectos que los protagonistas de cualquier otro blockbuster común, y muchas veces cruzan la línea entre lo bueno y lo malo, la oscuridad y la luz.
Se trata de una banda de rebeldes que no tiene miedo de usar la violencia para destruir a sus opresores pero, más importante, que se enfoca en la propaganda para crear una sensación de esperanza entre sus seguidores. «Sinsajo» es una película que prefiere concentrarse en sus temas políticos y éticos que en escenas de acción o de violencia, especialmente porque decide presentarnos su historia desde el punto de vista de Katniss, quien muy pocas veces es partícipe de los combates. Por ende, se trata de una cinta que favorece la interacción entre los personajes sobre las peleas, el diálogo sobre las persecuciones. Es refrescante, especialmente considerando que sus dos predecesoras trataban sobre torneos de peleas a la muerte.
Sin embargo, y a pesar de todo el contenido temático que pueda tener (las consecuencias de derribar a un régimen totalitario, el estrés postraumático que una chica común y corriente podría sufrir después de vivir tanta violencia, el uso de la propaganda en una guerra y los crímenes de guerra que pueden cometer algunos líderes para tratar de mantener control), el hecho de que la historia haya sido dividida en dos nunca terminó de convencerme. El ritmo del filme es bastante pausado, con breves momentos de acción y varias escenas de diálogo, muchas de las cuales resultan redundantes o repetitivas.
Por ejemplo, tenemos dos escenas en donde la Presidenta Coin le dice exactamente lo mismo a dos grupos de personas diferentes, o dos escenas en donde vemos a Katniss despertar de una pesadilla. No pude evitar sentir que la cinta tiene mucho relleno, y que si adaptaban el libro en una sola producción, la historia sería más concisa y tendría un mejor ritmo. El problema es que no sabré por cierto si es que esto hubiera sido mejor o no hasta que vea la Parte 2.
A nivel técnico, la película sí es impresionante. Los efectos especiales son realmente buenos—no han sido diseñados para impresionar, sino más bien para integrarse a la perfección con los humanos de carne y hueso. El director Francis Lawrence favorece las cámaras en mano para darle un aire de autenticidad y verosimilitud al filme, lo cual hace que nos metamos en la historia; felizmente no sacude demasiado su cámara, a diferencia de lo que hizo Gary Ross con los primeros Juegos del Hambre. La música es efectiva—no es particularmente memorable, pero cumple su cometido, y el diseño de producción y vestuario, aunque creíble y por momentos impresionante, es algo derivativo. El búnker del Distrito 13, por ejemplo, me recordó a Zion de las secuelas de Matrix, y los soldados del Capitolio son similares a los Stormtroopers de Star Wars. Sé que la idea es tener soldados sin cara con los cuales sea imposible identificarse (porque fue la misma idea que tuvo George Lucas), pero si vas a hacer eso, al menos no les pongas uniformes blancos.
Por otra parte, Jennifer Lawrence sigue demostrando porqué es una de las actrices más talentosas y populares del momento. Su Katniss es una chica llena de fallas y de traumas que no quiere ser un líder o un símbolo, pero que tiene que obedecer lo que la Presidenta le dice para poder ver a sus seres amados con vida. Lawrence le da cierta humanidad y credibilidad a su personaje, una tridimensionalidad que la convierte en una protagonista interesante y con la cual es fácil identificarse. Katniss reacciona como una persona normal reaccionaría en su situación—traumándose, llorando, sufriendo. No es una heroína invulnerable o que no siente dolor; es un ser humano en el más amplio sentido de la palabra. (Aunque debo admitir que me hubiera gustado verla sufrir un poquiiiito menos… sí, es creíble, pero no particularmente agradable de ver.)
Las actuaciones secundarias son también destacables. Viejos amigos como el Haymitch de Woody Harrelson y la Effie de Elizabeth Banks está de vuelta, aunque algo cambiados y con una participación menor. Peeta permanece la mayor parte de la película separado de Katniss, lo cual hace que su relación no pueda desarrollarse tanto como en las películas anteriores, lo cual nos deja con la interacción entre Katniss y Gale. Y es obvio que Katniss ya tomo su decisión, lo cual hace que los vagos intentos que hace la película por seguir con el “triángulo amoroso” de las anteriores resulten inútiles.
El Plutarch de Philip Seymour Hoffman le da un aire de calma a los procedimientos, y la Coin de Julianne Moore es fascinante, un personaje autoritativo creíble y bien desarrollado, una mujer que tiene que tomar todas las decisiones difíciles sin tener que demostrar sus sentimientos. Natalie Dormer está desperdiciada en un personaje inconsecuente, Donald Sutherland sigue impresionando con su extremadamente maligno Presidente Snow, y Jeffrey Wright es una suerte de homenaje al Q de la saga de James Bond.
Vale la pena ver Sinsajo Parte 1, no necesariamente porque satisfaga como una historia completa y bien desarrollada (ese no es el caso, ya que todavía nos falta ver la segunda parte), sino más bien gracias a los pequeños placeres con los que nos presenta: sus actuaciones, sus efectos especiales, y su contenido temático, el cual la vuelve en una película algo más seria y más basada en ideas que el blockbuster promedio. Sin embargo, no sentí que haya sucedido mucho durante esta película, y el final abrupto me dejó algo insatisfecho. (Aunque no fue tan malo como el de «El Hobbit 2», por mencionar otra saga reciente). Habiendo leído los libros de The Hunger Games, tengo muchas expectativas para la segunda parte, la cual promete ser más emocionante y chocante que esta entretenida pero algo fallida secuela.
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