Fui a ver Agentes del desorden con cero expectativas. Después de todo, me gustaba el reparto, pero los pocos tráilers que había visto no me habían parecido particularmente divertidos. Sin embargo, debo admitir que me divirtió bastante. Quizás no funcione igual de bien si la veo solo en mi casa una floja tarde de sábado, pero verla en una sala de cine llena de gente que no paraba de reír ciertamente fue una experiencia entretenida.
El concepto base de «Agentes del Desorden», el de dos personas que se hacen pasar por policías de verdad, tiene bastante potencial, y aunque la cinta no lo aprovecha al máximo, al menos logra extraerle uno que otro gag bien logrado. Como suele suceder con muchas comedias, no todos los chistes funcionan, pero a la vez admito haberme reído bastante durante sus 90 minutos de duración. Se trata de una comedia sucia y cruda, un filme que aprovecha su calificación R (o para mayores de 18 años) casi al máximo, exceptuando la ausencia de cuerpos femeninos desnudos o violencia sangrienta. Si les gusta este tipo de comedia, en donde casi ningún tema es tabú, pues es muy probable que la disfruten.
Nuestros protagonistas son Justin Miller (Damon Wayans Jr.) y Ryan O’Malley (Jake Johnson). El primero trabaja en una compañía de videojuegos, y aunque tiene ambición y buenas ideas, no se siente particularmente valorado, mientras que el segundo es un “perdedor”, un exjugador de fútbol americano que se retiró después de una lesión tonta y ahora no hace nada por la vida.
Decepcionados con sus respectivas vidas, están a punto de irse de Los Ángeles, cuando son invitados a una fiesta y equivocadamente van vestidos de policías (creyeron que era una fiesta de disfraces cuando en realidad era una mascarada). Al salir, se dan cuenta que sus nuevos uniformes hacen que la gente tenga un respeto por ellos que difícilmente hubieran conseguido antes, por lo que deciden disfrutar su nueva situación y divertirse un poco. Ryan quizás sea el que se “mete” más en su personaje, pero Justin tiene sus propias motivaciones, especialmente en lo que se refiere a una bella chica llamada Josie (Nina Dobrev, de Vampire Diaries), quien trabaja en el restaurante que ambos frecuentan. Pero como la película no podía carecer de conflicto, eventualmente Justin y Ryan se involucran en un difícil caso, y son perseguidos por un delincuente llamado Mossi Kasic (James D’Arcy) y su jefe, Brolin (Andy García).
La trama no es nada del otro mundo, pero cumple su cometido. La relación entre Ryan y Justin es creíble, especialmente porque ambos actores tienen una química impresionante. Esto no debería sorprender, teniendo en cuenta que Wayans Jr. y Johnson trabajan juntos desde hace un tiempo en la serie de TV «New Girl». Es más, uno podría atreverse a afirmar que sus personajes aquí son casi iguales a los que interpretan en la pantalla chica, solo que algo más exagerados y profanos. Sin embargo, cabe resaltar lo bien que los dos cómicos trabajan juntos, especialmente cuando se contrasta la energía casi maníaca de Wayans Jr. (quien felizmente nunca llega a ser tan desesperante como su tío Marlon Wayans) y la calma estilo-holgazán de Johnson. El guión tendrá pocas ambiciones, pero los dos protagonistas le sacan todo el jugo posible.
Por otro lado, el conflicto principal con los villanos es completamente predecible y aburrido, al igual que el romance entre Wayans Jr. y Dobrev (quien es fotografiada casi todo el tiempo para que parezca una súper modelo… hey, no me estoy quejando). No obstante, cabe resaltar que tanto García como D’Arcy logran desarrollar antagonistas sorprendentemente intimidantes, tanto así que sus escenas contrastan algo negativamente con las de Johnson y Wayans Jr. Si es que se puede considerar que Ryan y Justin viven en una perpetua comedia, una fantasía en donde sus acciones irresponsables tienen pocas consecuencias (al menos hasta el clímax del filme), entonces Mossi Kasic y Brolin viven en un mundo totalmente opuesto, tanto así que funcionarían excelentemente en una película de acción seria (de hecho, serían mucho mejores como villanos en «Duro de Matar 5» que los pobres antagonistas que al final obtuvimos en esa cinta.) Sí, D’Arcy y García son intimidantes, lo cual hace que el conflicto central no carezca de tensión, pero a la vez le otorgan dos diferentes tonos a la película, el cómico y el serio, los cuales no funcionan para nada cuando se juntan.
Como mencioné antes, Wayans Jr. y Johnson hacen un muy buen trabajo; su timing cómico es casi perfecto, y es divertidísimo verlos actuar juntos incluso en las escenas más flojas o en las secuencias con chistes que no funcionan. En papeles más pequeños, Rob Riggle se roba muchas de las escenas en las que aparece (al parecer ha decidido actuar en la mayor cantidad de comedias posible… ¡el tipo está en todas!); Jon Lajoie (quien se hizo famoso gracias a sus hilarantes videos paródicos en YouTube) está desperdiciado en un personaje aburrido, y Nina Dobrev tiene poco que hacer. Su papel es el de “la chica bonita”, y a pesar de que la película tiene una calificación R, su única escena topless está censurada, por alguna razón. Si vas a hacer una comedia sucia y exagerada para mayores, no tiene sentido restringirse de esa manera. (Aunque sí hubiera sido bastante gratuito….)
Curiosamente, algo que me fastidió bastante de «Agentes del desorden» fue lo machista que es. Sé que su público objetivo principal, al igual que en películas como Qué pasó ayer o Pinapple Express, son los hombres, pero eso no quiere decir que todos los personajes del filme tengan que ser objetos sexuales, objetos de deseo o simplemente inútiles. Nina Dobrev es el único personaje femenino importante, y aparece únicamente para ser el interés amoroso de Wayans Jr. y salir en ropa apretadita. El resto de mujeres en la película tienen apariciones pequeñas y son, respectivamente, una policía con tres líneas de diálogo y una prostituta drogadicta que no para de “regalarse” a nuestros protagonistas. No estoy diciendo que debería haber habido más mujeres en la cinta; si la trama no las pide, no hay que meterlas a la fuerza. Simplemente hubiera apreciado que la representación de las mismas en Agentes del Desorden no hubiera sido casi totalmente negativa.
En fin, no considero a «Agentes del desorden» como una buena película objetivamente: tiene varios chistes que no funcionan, una trama poco ambiciosa y predecible, un tratamiento pobrísimo de personajes femeninos y una mezcla de tonos serios y cómicos, pero a la vez me hizo reír bastante, especialmente gracias a la química entre Jake Johnson y Damon Wayans Jr. Quizás se deba a que fui con bajas expectativas…. Pero no fue terrible.
¿Eso es lo mejor que puedo decir del filme? Pues creo que sí. Eso, y que al menos es mejor que cualquier película de Adam Sandler que haya salido en los últimos años. La recomendaría para verla en el cine únicamente porque creo que verla en DVD no sería igual de divertido que verla rodeado de un público que se ríe a carcajadas, pero si lo hacen, quizás sería mejor ir un martes o usar un cupón de descuento.
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