Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia) es la mejor película que he visto en lo que va del año. Es una película magnífica, expertamente actuada, innovadoramente filmada, con un excelente uso de la música, el espacio, el diálogo, la sátira… ¡todo! Fui a verla con grandes expectativas, y logró superarlas todas. Es un filme que definitivamente vale la pena ver en pantalla grande (a pesar de que ya está disponible online desde hace un tiempo), y más de una vez.
La premisa es bastante simple; es la forma en que la película se desarrolla lo que la hace tan genial. Nuestro protagonista es Riggan (Michael Keaton, en el mejor papel de su carrera), un actor que solía ser extremadamente popular y famoso gracias a su rol como el superhéroe Birdman en tres películas hollywoodenses de grandes presupuestos.
Lamentablemente, eso fue en los años 90, y ahorita está venido a menos, por lo que decide montar una obra en Broadway (la adaptación de un cuento corto de Raymond Carver) en donde arriesgará todo: su reputación, su dinero, e incluso la relación con su hija, Sam (Emma Stone). Y como deben imaginarse, no todo saldrá bien, ya que tiene que lidear con un grupo bien particular de actores: Mike Shiner (Edward Norton), talentoso pero increíblemente arrogante y pretencioso; su vieja amiga Leslie (Naomi Watts), quien está haciendo su debut en Broadway y se encuentra muy nerviosa; y su amante, Laura (Andrea Riseborough), quien se encuentra decepcionada debido a un intento fallido de tener un bebé. El mejor amigo de Riggan, Brandon (Zach Galifianakis) hace las veces de productor y trata de mantener el orden, mientras que la crítica más dura de Nueva York (Lindsay Duncan) está empeñada en destruir la obra.
Lo que llama más la atención de Birdman, y uno de los aspectos de los que se ha estado hablando más, es la manera en que ha sido filmada. El director Alejandro Gonzáles Iñárritu junto con sus editores, Douglas Crise y Stephen Mirrone, y el gran director de fotografía Emmanuel Lubezki, han logrado crear la ilusión de que la cinta consiste de un solo plano (exceptuando un prólogo y un epílogo). Los cortes han sido expertamente escondidos, y a pesar de que en un principio la técnica le puede dar un feeling algo desconcertante a la película, a la larga yo creo que es una de sus características sobresaltantes.
El hecho de que Birdman suceda [casi] en tiempo real y que la cámara, con movimientos de steadycam increíblemente fluídos y elegantes, siga a sus personajes por los corredores del teatro e incluso las calles y bares de Nueva York, le da una sensación de intimidad que hace que uno se sienta que está acompañando a los protagonistas en la preparación de la obra de teatro. Uno no es un espectador en Birdman, es un personaje más, es un acompañante. Que las tomas sean tan perfectas, que funcionen tan bien para esta historia en particular y que los actores hayan tenido que memorizarse páginas y páginas de diálogos y movimientos (¡como en el teatro!) me dejó con la boca abierta. El filme es una maravilla técnica, pero no gratuitamente.
Por otra parte, la música de Antonio Sánchez, la cual consiste mayormente de percusiones jazzisticas (beats de tambores o de una batería) me pareció innovadora y perfecta para la película. Es intensa cuando debe de serlo, pero también suave y calma en los momentos adecuados. Y el hecho de que en algunas escenas nos demos cuenta, por la presencia de un baterista en el encuadre, de que la música es diegética (es decir, está siendo tocada dentro de la ficción y no pertenece únicamente a un soundtrack), me pareció divertido.
Las actuaciones son igual de sobresalientes que el aspecto técnico. Michael Keaton nos presenta con su mejor trabajo en años, logrando desarrollar a Riggan de manera sublime. Se trata de un hombre extremadamente fallido, un actor, o mejor dicho, una estrella de cine que no supo ser ni un buen padre ni un buen esposo, pero que ahora lo está arriesgando todo para ganar notoriedad, para que la gente lo tome en serio. Me encantó el recurso de usar la voz (y eventualmente la presencia) del ficticio Birdman como parte de sus conversaciones interiores, como su subconsciente. Esto, junto con la creíble y poderosa interpretación de Keaton, parodiando su carrera como actor (como ustedes deben saber, el interpretó a Batman para Tim Burton por última vez en el año 1992, el mismo año que Riggan hizo de Birdman), hace que su personaje sea tan interesante.
Por otro lado, Emma Stone me pareció bastante buena también aunque, al no ser el foco de la película, no tiene tanto que hacer como Keaton. Sin embargo, su Sam es interesante, una chica llena de problemas (de los cuales muchos son consecuencia de la falta que le hizo su padre) pero que sin embargo está dispuesta a ayudar a Riggan. Como Mike Shiner, Ed Norton es impresionante, al igual que Keaton, parodiando su reputación de la vida real (como un actor obsesivo con los detalles y cerrado) y creando a un personaje realmente entretenido e impredecible.
En un papel serio, Zach Galifianakis demuestra que tiene el potencial de ser un gran actor (y no limitarse a ser el “payaso raro” de incontables comedias tontas hollywoodenses), y las interpretaciones secundarias de Naomi Watts y la bella e hipnotizante Andrea Riseborough completan un reparto realmente de lujo. Eso sí, el beso lésbico entre estas dos me pareció algo innecesario y gratuito, pero hey, no me quejo.
Si bien gran parte del filme me parece magistral, hay una secuencia en particular que me parece la mejor de todas. En ella, Riggan llega a un punto de desesperación y locura tal que comienza a imaginar a Birdman a su costado. El superhéroe le habla a la cámara (o al público), mencionando que la gente no quiere ver diálogos filosóficos, más bien prefiriendo la acción y explosiones y ruido. Es ahí que Riggan imagina a su alrededor un ataque extraterrestre y a un robot gigante con forma de pájaro; explosiones y acción por todas partes. Se trata del mejor comentario/sátira sobre el blockbuster moderno que jamás haya visto (por más que no sea particularmente sutil) y, por qué no, de un ataque directo al cine de los Michael Bay de este mundo. Nadie está diciendo que todos los blockbusters sean malos y tontos (bueno, el personaje de la crítica de teatro es la única), que no puedan ser una forma de arte, pero si alguien sufrió tanto como yo al ver «Transformers 4», sabrán a qué se está refiriendo Iñárritu.
Birdman simplemente me dejó encantado. Las actuaciones son todas excelentes, a nivel técnico el filme es una maravilla, y me gustó la manera tan íntima en que se desarrolló la historia. Hay varios pasajes en la película en que no sabes si lo que está sucediendo es de verdad o está ocurriendo dentro de la cabeza de Riggan, lo cual incrementa la sensación de que uno se está metiendo en su mente. Con su sátira de los blockbusters hollywoodenses, sus comentarios sobre el valor y el significado del arte, y su estudio tan fascinante de un protagonista lleno de problemas, Birdman es, hasta el momento, mi película favorita de las nominadas al Oscar. Ojo, me falta ver otras todavía (como Foxcatcher, Whiplash o Selma… ¡yo todavía la tomo en cuenta!) así que no cantemos victoria.
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