En la reseña que escribí hace unos días, mencioné que Birdman, hasta ese momento, era mi cinta favorita de las nominadas al Óscar a Mejor Película. Bueno, acabo de ver un filme que muy bien puede hacerle la competencia: Whiplash, del director-escritor Damien Chazelle, es una de las producciones más tensas, absorbentes e impresionantes que jamás haya visto. Es realmente digno de alabanza que Chazelle haya podido inyectarle tanta adrenalina y suspenso a una película sobre un estudiante de música.
Junto con las brillantes actuaciones de J.K. Simmons y Miles Teller, Chazelle ha logrado desarrollar una historia potencialmente predecible de manera inesperada y genial. «Whisplash» es simplemente una película que no deben perderse.
Andrew (Teller) es un estudiante en una prestigiosa escuela de música en Nueva York. Recién está cursando su primer año, pero está demostrando potencial como baterista de jazz. Dicho potencial es notado por el intimidante y prestigioso conductor Terrence Fletcher (Simmons), quien lo acepta en su banda de estudio como un suplente. Pero no pasará mucho tiempo para que Andrew se de cuenta que Fletcher es un profesor muy particular, alguien que recurre a los insultos y a la máxima presión para que sus estudiantes puedan dar lo mejor de sí. Es por ello que Andrew, quien aspira a la grandeza, decide superarse a sí mismo, entrenar, y ganar la aceptación de Fletcher, haciendo que no tenga amigos, e incluso rechazando una relación con una chica llamada Nicole (Melissa Benoist). Pero puede que la ida y vuelta entre Andrew y Fletcher, los insultos, la presión y los retos no traigan buenas consecuencias.
J.K. Simmons y Miles Teller dan las mejores actuaciones de sus respectivas carreras, de eso no hay duda. Simmons es increíblemente intenso como Fletcher, creando a un cuasi-monstruo que cree que, para crear nuevos grandes músicos, a un nuevo Charlie Parker, a un nuevo Buddy Rich, es necesario llevarlos al límite, usar tácticas sádicas y someterlos a la mayor presión posible. Uno nunca está seguro de las verdaderas motivaciones de Fletcher, de lo que va a hacer a continuación, lo cual lo vuelve un personaje realmente impredecible y espantoso.
Simmons, sin llegar a crear un villano necesariamente, le inyecta suficiente fuerza y locura a Fletcher como para convertirlo en un personaje memorable e impresionante; felizmente, también se trata de alguien complejo, alguien de quien de vez en cuando vemos un poco más de humanidad, pero no lo suficiente como para tornarlo en un hombre con el cual sea fácil de empatizar. Se trata de una actuación formidable; es simplemente imposible que Simmons no capte tu atención de principio a fin.
Evidentemente Miles Teller no se queda atrás, a pesar de que su actuación es mucho menos llamativa, un poco más sutil. Sin embargo, y a pesar de tener un par de momentos poco convincentes, en general se trata de una interpretación genial. Andrew no es necesariamente una gran persona; a pesar de ser nuestro protagonista, toma algunas decisiones cuestionables, tiene problemas de aceptación por parte de su familia, y aspira a la grandeza tanto así que prefiere abandonar otros aspectos de su vida para poder convertirse en una gran baterista de jazz. Se separa de una potencial novia, no tiene amigos, incluso se porta mal con algunos miembros de su familia, todo porque él cree que merece más, que necesita ser, a los ojos de Fletcher, un excelente músico. Se trata de un personaje complejo que se guarda mucho de lo que siente, pero a través de la música, de sus reacciones, incluso de una sonrisa presumida aquí y allá, Teller logra expresar mucho. El hecho de que de verdad haya tocado la batería de forma tan impresionante en la mayoría de sus escenas ya es digno de destacar.
Pero lo más resaltante de Whiplash es que logra evitar todo cliché posible. Esta pudo haber sido una historia más sobre un alumno y su profesor, una película cursi y con final feliz y predecible, pero felizmente ese no es el caso. La manera en que Chazelle logra desarrollar angustia e incertidumbre es impresionante; entre la imprevisibilidad de Fletcher y la manera en que el director filma sus escenas de música (muchos primeros planos de los instrumentos musicales, de los músicos, de las manos tocando e incluso de sangre salpicando sobre los tambores), Whiplash es una de las cintas más tensas que jamás haya visto. No exagero al decir que salí temblando de la sala de cine; uno realmente no sabe lo que va a suceder a continuación mientras ve el filme, y más bien siempre tiene la sensación de que algo malo va a ocurrir (obviamente debido a la manera en que Fletcher trata a Andrew). No es muy frecuente que una película logre evitar todos los clichés posibles y me mantenga al filo de mi asiento de principio a fin, pero «Whiplash» lo hace de manera casi perfecta.
La mayoría de películas de estudiantes y sus maestros no se alejan demasiado de lo que uno esperaría del género, de las convenciones y de los finales felices. Whiplash no es así. Para algunos, el final resultará algo repentino, poco satisfactorio, pero para mi fue simplemente brillante, perfecto. No lo mencionaré a detalle; simplemente diré que deja mucho a la interpretación, y podría decirse que es un final tanto triste como feliz, dependiendo de como uno vea la relación entre Andrew y Fletcher. Me dejó pasmado, pero a la vez sonriendo; sabía que la película no podía terminar de otra forma, y que si lo hacía, iba a arruinar la magnificencia de lo que había estado viendo por poco más de hora y media.
¿Qué tanto es demasiado? ¿Es realmente sano, realmente vale la pena presionar tanto a las personas para que puedan llegar a la grandeza? Estas son algunas de las preguntas que nos hace Whiplash, y aunque no nos da todas las respuestas, creo que definitivamente algunos (incluyéndome a mí) preferiríamos tener una novia y vivir feliz que tener que tocar con un monstruo sádico todos los días y tener manos sangrantes. Hay un par de escenas en donde puede que Fletcher haya sido sincero, en donde expresa lo que piensa de sus propios métodos, pero inclusos estos momentos pueden haber sido parte de algo más grande, de una máxima manipulación. Sin embargo, uno va notando poco a poco que Andrew no es necesariamente una víctima (por más abuso que haya recibido por parte de su conductor), y que esta actitud hacia la victoria simplemente complementa los métodos de Fletcher, una relación algo retorcida que llega su clímax durante los últimos minutos de metraje.
«Whiplash» es una película magnífica, de eso no tengo duda alguna. Lo que ha hecho Chazelle es agarrar un subgénero algo choteado y predecible y convertirlo en algo más. Saliendo de ver el filme sentí que era algo que jamás había visto antes; no es necesario decir que esto no ocurre todos los días. Con sus magníficas actuaciones (incluso Paul Reiser (!) y Melissa Benoist son realmente excelentes en papeles pequeños), un manejo sin igual de la tensión y la imprevisibilidad, excelente música jazz (uno de mis géneros musicales favoritos) y un guión y dirección perfectamente realizados, «Whiplash» es, junto con «Birdman», una de mis películas favoritas en lo que va del año. No sé que tanto más vaya a durar en los cines, por lo que les recomiendo vayan a verla ya. Si son como yo, saldrán de la sala de cine temblando al ritmo de una batería de jazz.
Deja una respuesta