Kingsman es un homenaje, parodia y subversión de las convenciones y clichés de las películas de espías de los años 60, e incluso, por partes, de los filmes de James Bond.
Dirigida por Matthew Vaughn, mantiene un tono parecido al de producciones previas como Layer Cake (protagonizada por Daniel Craig antes de convertirse en Bond) o «Kick-Ass». Es muy violenta, muy chistosa y, antes de un tercer acto caótico y un final decepcionante, es ocasionalmente brillante. Con su ritmo rápido y sentido del humor mórbido, es una película que quizás no guste a todo el mundo, pero que cumple con todos sus objetivos.
El protagonista, al menos durante los dos primeros tercios de metraje, es Colin Firth, quien interpreta a Galahad, uno de los mejores agentes de los Kingsman, un servicio secreto que opera a nivel mundial y con total discreción. Nunca me hubiese imaginado a Firth interpretado a un espía, pero con su impecable terno y sus habilidades de lucha impresionantes, lo hace perfectamente.
La historia, en tal caso, sigue a Galahad, cuya más reciente misión consiste en hacer todo lo posible por parar el maléfico plan de Valentine (Samuel L. Jackson), un ambientalista que cree que, para salvar al mundo, es necesario asesinar a la mayoría de la población del planeta. Para esto, nuestro protagonista recluta a Eggsy (Taron Egerton), quien tiene que superar una serie de dificilísimas pruebas para poder volverse un Kingsman. Es durante estos “Juegos del Hambre” que el chico se hace amigo de Roxy (Sophie Cookson), otra potencial espía, y una de las dos únicas mujeres postulando a los Kingsman.
Las influencias de la película son claras. Kingsman tiene varios elementos de las películas de James Bond de Sean Connery y Roger Moore, solo que mucho más exageradas. Si dichas cintas eran violentas (al menos para su época), entonces Kingsman es súper violenta. ¿Creían que el Bond de Connery era sexista? Tienen que ver cómo las mujeres son tratadas en esta película. Se trata de una parodia, de eso no hay duda, pero nunca llega a ser tan ridícula como un filme de «Austin Powers» o «Johnny English» (al menos hasta que llega la secuencia final). Adicionalmente, también homenajea a otras franquicias como «Los Vengadores» (los británicos, no los de Marvel) o «Get Smart», y uno de los personajes menciona en diálogo a Jason Bourne y Jack Bauer.
Kingsman no es necesariamente una película llena de acción; está más interesada en sus personajes y en la trama que nos presenta, pero eso no quiere decir que no tenga nada de contenido para los fanáticos de la adrenalina. De hecho, la cinta contiene varias secuencias memorables. Tenemos a la ayudante de Valentine (Sofía Boutella) cortando a un personaje en dos (verticalmente… ugh!). También hay una secuencia en donde Firth demuestra por qué es importante que un caballero tenga buenos modales; hay una tensísima secuencia de paracaidismo, e incluso un clímax que involucra varias miniexplosiones extremadamente coloridas, y una sátira muy efectiva de figuras políticas famosas como Barack Obama o la Reina de Inglaterra.
Pero si hay algo que estoy obviando, es la ya-famosa escena de la iglesia. Esto se debe a que es prácticamente imposible hablar de esta película sin mencionar la censura, al menos en Latinoamérica. Resulta que una de las secuencias más memorables de la cinta, en la que Galahad comienza a matar a varios miembros de una Iglesia extremista en Kentucky (una poco sutil parodia de la Westboro Baptist Church) ha sido completamente borrada de las copias de la cinta que han llegado al Perú. Porque aparentemente podemos ver libremente escenas de decapitaciones y chistes de sexo anal, pero no podemos soportar una escena de acción… porque se desarrolla en una iglesia.
No importa que los personajes que Galahad asesine sean unos homofóbicos, racistas, discriminadores extremistas, no. La escena ha sido borrada, y la única manera de verla es en Internet (como lo hice yo). ¿Y qué tal es? Es magnífica; increíblemente violenta y exagerada, es cierto, pero resume de manera perfecta la manera en que la cinta parodia todos los elementos cuestionables de las historias de espías de los 60s y 80s, y contrasta magníficamente con la escena que le sigue. Es impresionante que en pleno año 2015 nos lleguen películas censuradas, especialmente cuando hemos visto cosas peores (tanto en extremismo como en calidad).
En fin, pasando a otros aspectos de Kingsman, cabe mencionar que las actuaciones con todas de buen nivel. Como mencioné antes, Colin Firth es sublime en un papel inesperado. Su Galahad es el espía perfecto: increíblemente eficaz, capaz de matar a secuaz tras secuaz con los movimientos más ágiles imaginables y sin arrugar su impecable terno. Es una excelente parodia de los que los espías eran años atrás, mucho antes de que la franquicia de James Bond (gracias a la aparición de Jason Bourne) se vuelva más realista y menos caricaturezca.
Como Eggsy, Taron Egerton es muy bueno también, logrando desarrollar a un personaje creíble, con el cual es fácil identificarse (al menos hasta la última escena.) Sophie Cookson interpreta a Roxy como una chica fuerte y decidida, por lo que es una pena que le den tan poco qué hacer durante el clímax de la película.
Apariciones menores por parte de grandes actores como Michael Caine (es una suerte de M para los Kingsmen) y Mark Strong (quien se roba la película es un rol mucho más ligero de los que nos tiene acostumbrados) son muy bienvenidas. Como el villano principal, Samuel L. Jackson es mucho más sutil de lo normal (a pesar de tener algún tipo de problema de pronunciación) y como el profesor James Arnold, Mark Hamill (¡usando su barba de Luke Skywalker para el Star Wars Episodio 7!) tiene un acento inglés perfecto, pero está desperdiciado en un papel menor. Al igual que con Jack Davenport (Coupling, Piratas del Caribe) pensé que su rol sería mucho más grande.
Tampoco es posible hablar sobre «Kingsman» sin mencionar su final. Durante la primera hora de metraje, estaba convencido de que la película era realmente buena, una inteligente y graciosísima parodia/homenaje a películas de espías británicas. Lamentablemente, es durante el clímax que la cinta comienza a decaer. Los coincidencias poco creíbles se vuelven más frecuentes, la trama se vuelve menos creíble, y los chistes se vuelven más grotescos.
No quiero malograrle el final a nadie; todo lo que diré es que Kingsman termina con una escena repudiable que no me dio risa en lo absoluto, una secuencia machista que denigra a un personaje previamente fuerte, y que le quita desarrollo y crecimiento a Eggsy. No me disgustó esta conclusión necesariamente porque fuese políticamente incorrecta o vulgar; me disgustó porque, anteriormente, Eggsy había estado tratando de manera igualitaria y respetuosa a todas las mujeres de la película (su madre y Roxy, por ejemplo), y porque me pareció totalmente innecesaria.
Kingsman: El Servicio Secreto es una buena película que tenía el potencial de ser grandiosa. La mayor parte de su guión es inteligente y bien estructurado, las actuaciones son todas excelentes, y la acción está filmada de manera muy estilizada y emocionante. Lamentablemente, la película se desinfla un poco durante su último tercio, y termina de manera decepcionante y hasta desconcertante. El final no fue lo suficientemente malo como para malograrme el resto de la película, y aunque entiendo lo que Vaughn y Jane Goldman (su coescritora) querían hacer, no considero que hayan tomado una buena decisión al cerrar de esta manera su historia. Eso sí, el que hayan traído la película censurada es un pecado; creo que me compraré el blu-ray solo para poder ver el filme en toda su fallida pero atrevida extensión.
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