Entrevista a Luis Cintora, director del documental «Te saludan los Cabitos», sobre el conflicto armado peruano


Luis Cintora es español nacido en Málaga, licenciado en lengua, literatura e historia del cine, decide incursionar en el cine documental de corte social. A través de su plataforma Proyectos sociales Ahora o Nunca dirige en 2010 su primer largometraje documental Nómadas sobre ruedas: 100 días en Mongolia.

Durante los siguientes 5 años, profundiza en el conflicto armado peruano con una serie de documentales sociopolíticos: «Las Huellas del Sendero», «El Expreso Cabanino», «Los herederos de Ayacucho», «Anfasep: 30 años de lucha por la verdad y la justicia», «Totos, memoria de un pueblo olvidado» y «Te saludan los Cabitos». En la actualidad, prosigue su actividad documentalista en temas de derechos humanos, conflicto y memoria en Latinoamérica.

Hola Luis, primero quisiéramos saber ¿Cómo así te interesaste en conocer e investigar sobre la historia de violencia de nuestro país, particularmente en Ayacucho?
Tras un largo viaje por Sudamérica a finales de 2005, hice una de mis últimas escalas en Ayacucho. Por una casualidad (o causalidad) del destino, visité una casa hogar con niños huérfanos y discapacitados y decidí empezar a apoyar allí como educador voluntario. Por entonces, no sabía nada sobre el conflicto armado, pero poco a poco fui aprendiendo lo que pasó a través de las personas que iba conociendo, eran testimonios dramáticos de vida y muerte que, por algún motivo, parecían querer compartir con un extranjero como yo.

Una noche en particular los chicos de otra casa hogar donde también trabajaba comenzaron a recordar como ellos vivieron el conflicto, como vieron desaparecer o morir a sus padres, sus recuerdos se mezclaban con elementos de fantasía (o al menos así me parecía) y ahí imaginé un documental sobre el conflicto contado desde la mirada de la infancia. En ese momento no tenía equipo para filmar conmigo ni había rodado nunca un documental, pero sentí que era un proyecto que tenía que hacer. Pasaron varios años antes de que pudiera regresar a Ayacucho, y en 2010, tras realizar un primer documental en Mongolia, volví para trabajar de nuevo como voluntario en la casa hogar y ya con la determinación de hacer aquel documental. Ese primer acercamiento al conflicto se convirtió en el cortometraje Los Herederos de Ayacucho que acabó creciendo y enriqueciéndose hasta dar lugar al largometraje Las Huellas del Sendero.

>> Revisen el canal de Vimeo de Luis Cintora.

Cuéntanos brevemente sobre «Las Huellas del Sendero» ¿Cómo lo realizaste y qué recepción obtuvo?
La realización de Las Huellas del Sendero tomó dos años y medio: medio año de preproducción, un año de producción y rodaje en Ayacucho y otro año de edición y postproducción en España. Fue un proyecto en el que prácticamente nadie creyó en un primer momento. Nadie apostaba por un desconocido extranjero que pretendía llegar y filmar sólo en aquellos pueblos remotos golpeados por la violencia y que quería entrevistar a afectados, ex senderistas y militares. Pese a ello, conseguí mi propósito y sacar adelante “Las Huellas del Sendero”, donde se encuentran y entran en confrontación las distintas partes del conflicto.

El documental se ha presentado en más de 70 festivales de cine internacional, principalmente en Latinoamérica. En Perú, participó en la competencia oficial de documentales del Festival de Cine de Lima en 2013 y se ha proyectado en muchos otros festivales de cine y espacios culturales y sociales. De hecho, en breve se presenta en los festivales de cine latinoamericano de Melbourne y en París, por lo que es un proyecto que sigue vivo y que, en muchos sentidos, continúa con nuestro nuevo trabajo “Te saludan los Cabitos”.

¿De qué trata El expreso cabanino?
Es un cortometraje, un fragmento extendido de un capítulo de “Las Huellas del Sendero” y donde se narra la masacre de Soras, episodio en el que un grupo de uniformados (según los pobladores, senderistas disfrazados de militares) secuestró un bus de la empresa Cabanino y recorrió durante un día las provincias de Lucanas y Sucre, al sur de Ayacucho. Durante este viaje más de cien comuneros fueron asesinados.

Luis Cintora

Hablemos de «Te saludan los Cabitos» tu tercera película sobre el tema.
“Te saludan los Cabitos” es un largometraje que denuncia la desaparición forzada de cientos de personas (tal vez más de mil) que fueron detenidas y conducidas al cuartel general Los Cabitos de Ayacucho, que durante los 80 fue la base donde se estableció el Comando Político militar y que se convirtió en un centro clandestino de tortura y ejecución extrajudicial. Más de 30 años después, los familiares de los desaparecidos siguen buscando su paradero, exigiendo justicia y que se cree un Santuario de la Memoria en un paraje remoto denominado La Hoyada, el antiguo campo de tiro del cuartel donde cientos de personas fueron ejecutadas, enterradas en fosas e incineradas en hornos crematorios. Hay quienes se refieren a este episodio como el Auschwitz peruano.

Sabemos que el fenómeno de la violencia política ha sido muy complejo, existen problemas de acceso geográfico, pocas fuentes documentadas, temas de lenguaje, etc. En ese contexto ¿Cómo realizaste la investigación?
El fenómeno es sin duda muy complejo y al tratarse de un tema que sigue vivo la investigación realmente nunca acaba. Durante la fase de preproducción me empapé de toda la bibliografía que tuve a mi alcance, pero una vez en Ayacucho opté por descartar un enfoque más “académico”, centrarme en la realidad misma y conocer de primera mano el impacto de la violencia a través de las personas y pueblos que la vivieron en carne viva. Para tener acceso a muchas de estas personas y pueblos de las alturas, he debido enfrentarme a duras condiciones de vida, de transporte, de rodaje y obstáculos lingüísticos. En este sentido ha sido muy valioso el apoyo de organizaciones de defensa de derechos humanos como Aprodeh, Apoyo para la Paz, Anfasep o Comisedh.

Te saludan los cabitos

Cómo eliges a tus personajes, cómo eliges las historias que vas a contar dentro del documental ¿es un proceso estructurado y racional o es más bien intuitivo?
Con cada nuevo trabajo he tratado de planificar y racionalizar cada vez más el proceso de investigación y de rodaje, trabajando guiones, seleccionando localizaciones y conociendo a fondo a los personajes principales, hasta que inevitablemente he debido dejarme llevar por el instinto y por el documental mismo, que iba adquiriendo vida propia y que en muchas ocasiones juraría que era él el que me guiaba a mí y no al revés. En un momento dado sientes que tu contacto con la temática hace click, entras en una correa de transmisión: unas personas te conducen a otras, unas ideas a otras, unos pueblos a otros, hasta que un día te das cuenta de que tienes horas y horas de entrevistas y de material filmado. Y también tienes ahí a tus personajes finales, que tal vez ni siquiera conocías antes de empezar el rodaje. En un documental tratas con la vida misma, y al igual que en la vida resulta imposible predecir ni saber con exactitud qué es lo que te espera. Es más, siempre he tenido la sensación de que si todo salía conforme al guión inicial y sin ningún tipo de sorpresas, eso probablemente significaría que no estaba llegando a la profundidad necesaria. Por suerte, casi nunca nada ha salido conforme al plan inicial.

Como director ¿cuál es tu punto de vista? ¿tienes un punto de vista imparcial, incluyes todas las visiones?
Los distintos documentales (en total son 6 documentales sobre el conflicto) tocan el tema desde distintas miradas y voces, tratando de mantener siempre un punto de vista lo más objetivo posible, si bien creo que en un conflicto armado nunca existe una verdad única y absoluta, sino que existen múltiples verdades y que tampoco existe la objetividad al 100%. Es por ello que para tratar de llegar a una verdad más colectiva, he optado por evitar la presencia de un único narrador o de una voz en off que todo lo sabe y que siempre tiene respuestas para todo. He tratado de poner en práctica la teoría de la muerte del autor Roland Barthes, eliminando la voz omnisciente del narrador y situando a los personajes frente al espectador, cara a cara. Por ejemplo, en “Las Huellas del Sendero”, las distintas partes implicadas en el conflicto, afectados, senderistas y militares defienden cada uno su propia versión de los hechos, creando así una “lucha de verdades”, o en “Te saludan los Cabitos” son principalmente los familiares de los desaparecidos, ex militares que estuvieron destinados en el cuartel Los Cabitos y supervivientes del cuartel quienes narran lo ocurrido.

Te Saludan Los Cabitos

¿Cómo te las arreglas en la parte técnica, cuentas con un equipo de rodaje y apoyos para la producción?
La mayor parte del trabajo de producción la he realizado solo, encargándome directamente de las localizaciones, de hacer los contactos, de viajar a los pueblos y de filmar las entrevistas. En algunas ocasiones, me ha apoyado mi compañera Susana, quien ha hecho de mujer orquesta y a quien tengo muchísimo que agradecer.

El no contar con un amplio equipo de rodaje evidentemente dificulta la parte más técnica, pero también sentía que favorecía un trato más directo e íntimo con las personas que entrevistaba, que parecían confesarse ante mí y la cámara, y que tal vez no se hubieran abierto de esa manera teniendo a su alrededor a varias personas observándolas, iluminándolas y grabándolas.

¿Y cómo resuelves la parte de edición y postproducción?
Hasta ahora esta fase la hemos completado en Málaga (España), donde trabajo codo con codo con un equipo de grandes profesionales que pese a no conocer Ayacucho están comprometidos y solidarizados con la temática. También tengo la suerte de contar para el trabajo de montaje y postproducción con las instalaciones de la Escuela de Cine y Sonido School Training.

Sabemos que te toma años desarrollar cada historia. ¿Cómo financias todo el proceso?
Dada la naturaleza de estos trabajos, encontrar financiación no es una tarea nada sencilla. A ojos de muchos, realizar estos documentales representa un auténtico suicidio económico, ya que he debido financiarlos de mi propio bolsillo, con ahorros de años trabajando en estudios de abogados en España. En este último documental, “Te saludan los Cabitos”, tengo la suerte de contar con el valiosísimo apoyo de las defensoras de derechos humanos, Gloria Cano y Gisela Ortiz quienes, a través de Aprodeh y del Equipo Peruano de Antropología Forense (EPAF), han apostado por este proyecto. Hay otras organizaciones como Anfasep o Apoyo para la Paz que han contribuido de manera importante para que este proyecto salga adelante aportando contactos e información. Y por supuesto, ha sido vital el apoyo de los compañeros de equipo: Sinuhe Muñoz, Zuri, Susana y Luis Muñoz, que han aportado su trabajo de manera totalmente desinteresada. Sin el apoyo de estas organizaciones y la implicación de estas personas estos documentales seguramente no serían posibles.

¿Cuál es tu circuito de distribución? ¿Cómo haces para lograr que tu obra, y en particular esta última, llegue al público?
Acabo de firmar un contrato de distribución con la distribuidora de cine española Promofest, que a partir de ahora se encargarán de distribuir “Te saludan los Cabitos” por el circuito de cine internacional. Con “Las Huellas del Sendero” fuimos seleccionados en un gran número de festivales internacionales, lo que nos ha permitido llegar a numerosos países y ciudades, sobre todo en Latinoamérica, que es donde hemos centrado la distribución. Tras los estrenos en festivales, hemos coordinado proyecciones en espacios de tipo cultural, social y de defensa de derechos humanos con el fin de llegar al mayor número de personas y otros circuitos menos comerciales. Sin ir más lejos, «Las Huellas del Sendero» se ha presentado en muchos espacios sociales y educativos e incluso en el Penal de Santiago de Chile. Con “Te Saludan Los Cabitos” pensamos usar la misma estrategia de distribución y, con suerte, llegar aún más lejos.

¿Y cómo enfrentas el choque emocional, ver las secuelas de la guerra interna?
El impacto emocional es francamente fuerte y enfrentarme a un drama así ha marcado un antes y un después en mi vida. Ha habido momentos en los que he querido apagar la cámara y ponerme a llorar con esas personas que compartían conmigo su dolor y sufrimiento, ya no duermo como antes ni pasa un día sin que piense en el tema. Y al mismo tiempo siento que tengo la suerte de haber tenido estas vivencias, de conocer a todas estas personas, de poder difundir sus historias y, de ser posible, contribuir a que se les haga justicia. A día de hoy esas historias me siguen doliendo como el primer día y creo que eso es bueno, que es señal de que no he perdido mi sensibilidad ni capacidad empática.

En líneas generales ¿Qué impresión tienes de los hechos actualmente? ¿En que momento de esta larga historia de violencia estamos?
Siento que es un tema que está lejos de cerrarse, tanto por los hechos en sí como por la actitud que muestran el gobierno y la sociedad peruana en general. Pese a que haya habido avances en el ámbito de la memoria y de la justicia que creo han sido significativos y de los que, sin ir más lejos, un país como España debería aprender (en España jamás ha existido ni seguramente existirá una comisión de la verdad, ni ningún museo de la memoria ni tampoco se ha juzgado a ningún militar por violaciones de derechos humanos durante la postguerra), las heridas del conflicto siguen sangrando. Se calcula que todavía hay más de 4.000 fosas sin exhumar, más de 15.000 desaparecidos y miles de familiares que quieren encontrar los restos de sus seres queridos, que se les de una reparación y que se les haga justicia. Y no da la impresión de que el Estado ni las autoridades regionales y locales estén interesadas en promover los principios de verdad, justicia y reparación que deben seguir a todo conflicto armado, más bien todo lo contrario. Prueba de ello es el reciente cierre del Lugar de la Memoria en Junín o el atropello a la memoria de los desaparecidos con las invasiones al terreno del Santuario de la Memoria de La Hoyada.

TeSaludanLosCabitos2

¿Por qué elegiste el género documental?
Vivimos en la era de lo audiovisual, donde en ocasiones parece que si algo no está documentado audiovisualmente es como si no existiera. Creo que el género documental es una herramienta particularmente potente para denunciar y visibilizar problemáticas sociopolíticas y violaciones a los derechos humanos, al mismo tiempo que como formato es fácilmente exportable y puede contribuir a generar solidaridad en cualquier parte del mundo.

Hasta ahora este formato me ha permitido contar lo que quería contar, eso no quita que existan otros muchos formatos y géneros que sean muy validos para narrar estas historias, como son la misma ficción, la pintura o incluso el comic… En el fondo se trata de distintos medios para llegar al mismo fin.

Ahora que has completado una serie de obras sobre la violencia política en Perú ¿Seguirás tocando el tema? ¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Cuando terminé con el proyecto de “Las Huellas del Sendero” en 2013 me juré y perjuré que había terminado con el trabajo sobre el conflicto armado. Poco tiempo después, al ir a saludar un día a las madres de Anfasep en el Museo de la Memoria de Ayacucho, me estuvieron hablando de sus esposos e hijos desaparecidos y me preguntaron qué se podía hacer para fomentar la creación del Santuario de la Memoria en La Hoyada. En ese momento tuve claro que mi trabajo sobre el conflicto no era un asunto cerrado y ahí surgió la idea que poco a poco se fue convirtiendo en lo que hoy día es “Te saludan los Cabitos”. Así que a estas alturas, creo que el tema ya forma parte de mí y prefiero no decir que no voy a seguir tocándolo, ¡Ya que corro el riesgo de volver a traicionar mis juramentos! Lo que sí tengo claro es que sea a través del género documental sea a través de cualquier otro trabajo o formato, deseo seguir trabajando en la defensa y promoción de los derechos humanos.

Afiche final Te saludan los cabitos

Ficha técnica
Te saludan los Cabitos (2015)

Documental socio político / 66 min / HD / 2015
Guión y dirección: Luis Cintora
Edición y montaje: Sinuhé Muñoz y Luis Cintora
Diseño de sonido y mezcla: Juan Antonio Parra “Zuri”
Sonido directo: Susana Rodríguez
Música: Carlos Falconí
Dirección post producción: Sinuhé Muñoz
Una coproducción de AV2Media y Proyectos Sociales Ahoraonunca.
Con el apoyo de APRODEH, EPAF, DIAKONIA, APOYO PARA LA PAZ (IEP), ANFASEP y T2V.


4 respuestas

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