Creo que fui uno de los pocos críticos que disfrutó de la primera Asu Mare. No estoy diciendo que sea una buena película, necesariamente, pero al menos cumplió su objetivo básico: el de hacerme reír. Sí, estaba llena de product placement, y sí, era básicamente un “copy-paste” del unipersonal de Carlos Alcántara, pero tenía un acabado técnico de alto nivel, y resultó ser bastante divertida (y como todos saben, muy exitosa). Es por ello que, al entrar al cine a ver Asu Mare 2, (la cual, dicho sea de paso, ya ha roto varios récords de taquilla en el país), no esperaba nada más ni nada menos que divertirme. No es una valla muy alta, la cual, sin embargo (y lamentablemente), la cinta no pudo alcanzar.
La cinta comienza prácticamente donde terminó la primera. Cachín está enamorado de Emilia (Emilia Drago), y quiere conquistarla. En teoría no debería ser difícil: hay química entre ellos, y de hecho terminan besándose en una de sus primeras citas. Pero el problema es que pertenecen a mundos diferentes: ella viene de una familia adinerada que vive en La Planicie, y él fue criado en Mirones y es “de barrio”. Además, también ha entrado a la cancha un chico llamado Ricky (Christian Meier), quien es adinerado, seductor, y todo un patán. Es por ello que Cachín debe enfrentar muchas situaciones difíciles en donde predominan las diferencias sociales, para ser aceptado por la familia y amigos de Emilia. Lamentablemente, para ello oculta muchos aspectos de su vida y hasta a sus amigos de barrio, incluyendo a Culicich (Andrés Salas). Es en este momento que debe decidir qué es lo mejor para él y el camino que debe seguir para ser feliz.
No voy a negar que Asu Mare 2 tiene momentos divertidos. Rodrigo Sanchez Patiño interpreta al mejor amigo del personaje de Christian Meier, y a pesar de que le dan poco material con qué trabajar, me pareció bastante gracioso. Algunos chistes recurrentes, como la canción que escucha Ricky en su carro, me parecieron geniales, así como las referencias a las carreras de los protagonistas o las apariciones de personajes de la época, como los actores de Torbellino. Al igual que la cinta anterior, Asu Mare 2 apuesta bastante por la nostalgia, por hacer que el público recuerde los programas de TV de los noventas y a sus personajes. Y supongo que en ese sentido funciona.
Pero lamentablemente el filme en general no se me hizo igual de divertido que su predecesor. Muchos criticaron la estructura del Asu Mare original, ya que casi la mitad de la película era el unipersonal de Cachín en un escenario. Pero creo que eso era lo que precisamente le daba su feeling a la cinta, lo que hacía que nos identificáramos más con la historia y nos parezca más graciosa. La secuela es una película más tradicional; es decir, nos presenta una narrativa más directa, pero a la vez se siente menos original, más predecible. Muchos de los chistes no me funcionaron; o eran muy largos, o simplemente no me daban risa, y la historia se siente forzada. Está llena de clichés, y no contiene absolutamente ninguna sorpresa para los miembros del público.
Lo cual, debo decir, es una pena. Asu Mare 2 es una película llena de estrellas nacionales, desde el mismo Cachín hasta Christian Meier, Denisse Dibós, Franco Cabrera o Anahí de Cárdenas. Es un grupo de actores que trabaja muy bien juntos, y que probablemente sean muy divertidos en la vida real (al menos eso fue lo que me dieron a entender los bloopers que la cinta nos presenta durante sus créditos finales). El problema es que dichos actores son defraudados por un guión simplista, el cual parece haber sido escrito en un par de días y que está lleno de huecos e incoherencias. Muchas de las reacciones (o carencia de reacción) de los personajes no tienen sentido alguno, cosa que no me molestaría si es que la película fuese una comedia hilarante. Pero no lo es.
Hay una escena, por ejemplo, en donde Ricky le revela los secretos escondidos de Cachín a Emilia y su familia en medio de un restaurante, llamando al mozo, quien le trae un dossier lleno de fotos y documentos. Una reacción normal a esto, creo yo, aparte de sorpresa e indignación hacía Cachín, sería miedo hacia Ricky. ¿Por qué lo ha estado acosando? ¿Por qué tiene un dossier sobre el novio de Emilia? ¿Por qué nadie se molesta con él o piensa que sus acciones son algo perturbadoras?
Esto puede sonar a una exageración mía… y puede que lo sea. Pero mi punto es que una buena comedia, una película divertida y ligera e inocentona no dejaría que me ponga a pensar demasiado en sus inconsistencias. Se las perdonaría porque estaría muriendo de la risa, pero lamentablemente Asu Mare 2 no logra nada de esto. El filme nos presenta una de esas historias que carecen de sorpresa alguna; uno ya sabe, desde la primera escena de la película, cómo es que esta va a terminar, cómo se va a desarrollar el romance entre sus protagonistas, y cuál va a ser el destino de su villano principal. No estoy diciendo que una cinta de este tipo debería estar llena de giros en la trama y escenas chocantes, pero aunque sea una pizca de novedad sería recibida con los brazos abiertos.
Si la película no es un total desastre es porque el carisma de Carlos Alcántara está intacto. Al igual que en Asu Mare 1, él lleva casi toda la cinta sobre sus hombros, y aunque algunas escenas no funcionan porque abusan un poco de su presencia (la fallida secuencia en la Embajada de los Estados Unidos se me viene a la mente), en general no puedo decir que el popular cómico me haya defraudado. Menos éxito tiene Emilia Drago, quien con su bella sonrisa y personalidad agradable, sin embargo no logra crear a un personaje particularmente interesante. No estoy diciendo que sea una mala actriz; de hecho tiene una fuerte presencia frente a cámaras y me convenció en un par de escenas. Simplemente digo que probablemente haya sido mal dirigida; más de una vez pensé que su personaje actuaba de manera exageradamente inocente, lo cual no ayuda a que uno se identifique con ella. (Y tampoco ayuda el que la química entre ella y Cachín sea prácticamente inexistente, al menos cuando no están bailando).
Las demás actuaciones son variadas. Christian Meier demuestra que está dispuesto a burlarse de sí mismo en un rol caricaturesco y estereotípico (aunque el betún que le echaron en la cara se ve realmente horrible); Rodrigo Sánchez Patiño hace un buen trabajo, como mencioné anteriormente (si el hombre fue capaz de salir con la dignidad intacta de Poseídas, sabes que es un buen actor); Denisse Dibos tiene poco que hacer; Anahí de Cárdenas es divertida pero inconsecuente, y Franco Cabrera está desperdiciado en un rol poco divertido. La diversidad de cameos en la película, desde el reparto de Pataclaun hasta el cantante Jerry Rivera (¿?) me entretuvo, no necesariamente porque me pareciera que dichas apariciones fueran necesarias, si no porque me tenían adivinando quién podría ser el actor o actriz famoso en aparecer en la siguiente escena.
La fotografía está bien cuidada, aunque al igual que en Asu Mare 1, no tiene ningún aspecto artístico o estético digno de resaltar… simplemente todo se ve “bonito”. Hay algunos movimientos de cámara interesantes (especialmente en la escena del baile de Marinera) y el sonido, tanto directo como la post, es impecable. Pero por otro lado, hay algunas inconsistencias que sí me molestaron un poco, especialmente en la dirección de arte: la ambientación de la casa de los padres de Emilia, por ejemplo, no se veía muy “noventera” (¿quizás son tan millonarios que pueden adivinar las tendencias decorativas del futuro?), y hubo un par de escenas en exteriores donde uno podía ver edificios modernos en el fondo, o camionetas contemporáneas pasando por la calle. Son detalles aparentemente poco importantes, pero que sumados me sacaban bastante de la ficción, y que creo pudieron haber sido mejor cuidados.
Pero creo que lo que más me molestó de Asu Mare 2, muy aparte de los mensajes forzados (sí, sí, uno tiene que aceptar sus orígenes, luchar por el amor, blah, blah, blah), errores técnicos, y malos chistes, fue el tono general de la película. Porque si hay algo que incluso sus más acérrimos fanáticos tienen que admitir, es que Asu Mare 2 es tonta. No necesariamente en el sentido negativo de la palabra, sino porque fue diseñada así a propósito. Es una película ridícula con chistes tontos y situaciones caricaturescas, pero en varios momentos sentí que el director Ricardo Maldonado, en vez de aceptar la ridiculez de su producción y aprovecharla al máximo, también quería tomársela en serio. Y es por ello que agrega escenas exageradamente sentimentalonas, un discurso increíblemente cursi por parte de Cachín, y situaciones que supuestamente deberían tocarme el corazón, pero que para mi no funcionaban porque se sentían forzadas. Si van a hacer una comedia ligera y absurda, pues hagan una comedia ligera y absurda, y por ahí lo emocional surgirá de manera natural. Por favor no lo fuercen; lo crean o no, la gente se da cuenta de ese tipo de cosas.
Asu Mare 2 me decepcionó. Considerando el éxito de su predecesora, uno esperaría que los guionistas aprenderían de sus previos errores y lograrían crear algo mejor, una película más chistosa y menos predecible. Con sus chistes chabacanos y poco originales, historia llena de clichés y carente de autenticidad, y un tono poco consistente, Asu Mare 2 es una sosa secuela a la película peruana más exitosa de la historia.
Cachín seguirá siendo igual de carismático y divertido que siempre, pero ni siquiera él es capaz de salvar a esta mediocre producción nacional (con decirles que los bloopers me dieron más risa que cualquier escena de la película). Pero hey, recuerden que esta es mi opinión, aclaración necesaria porque, después de todo, la comedia es el género más subjetivo de todos. Por lo que vi tanto en la sala de cine en la que estuve, como en las largas colas que la gente hace para ir a ver la cinta, aparentemente muchos la están disfrutando, y probablemente la conviertan en un éxito incluso más grande que la anterior Asu Mare. Por algo será.
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