La Familia Bélier es una estreno inesperado en los cines limeños. No todas las semanas tenemos la oportunidad de ver una cinta francesa en salas comerciales, por muy light que sea la película. Porque si hay algo que recalcar es que, a pesar de ser una producción independiente europea (y no un blockbuster hollywoodense), «La Familia Bélier» es bastante light.
Eso no quiere decir que la película no funcione; todo lo contrario. El filme maneja una premisa bastante original, y aunque tiene algunos errores de caracterización y puede llegar a ser exagerada por momentos, logra entretener e incluso tocar el corazón del espectador.
La protagonista del filme es Paula Bélier (Louane Emera), una adolescente que trabaja en la granja de su familia a las afueras de una ciudad francesa, mientras atiende a la escuela como cualquier chica de su edad. Tiene una vida diferente, y no solo por lo anteriormente mencionado, sino también porque es la única chica común y corriente en una familia de sordos. Su padre, Rodolphe (François Damiens) quiere postular a la alcaldía del pueblo; su madre, Gigi (Karin Viard) tiene problemas con que su hija se vuelva una mujer independiente, y su hermano, Quentin (Luca Gelberg)… bueno, no tiene mucha personalidad.
Lo interesante comienza cuando Paula ingresa a la clase de música con el profesor Fabien Thomasson (Eric Elmosnino), y descubren que tiene una voz excepcional. Es por ello que termina cantando en el coro junto con el chico que le gusta, Gabriel Chevignon (Ilian Bergala), y que la incitan a que participe en un concurso nacional de canto para que vaya a estudiar a París. El problema, obviamente, es que los padres de Paula son sordos… ¿cómo hará para explicarles sus ambiciones? ¿Y cómo hará para hacerles entender que tiene que irse de casa para seguir sus sueños y dejar de cuidarlos?
Es la primera vez que veo una cinta en donde la protagonista tiene padres sordos, problema que es tocado en La familia Bélier con suficiente realismo y cuidado. Evidentemente, al tratarse de una comedia light, la película no trata la situación en la que se encuentra Paula de manera demasiado trágica; de hecho, hay bastantes momentos de humor y situaciones incómodas, pero a la vez hay suficientes escenas con contenido emocional como para hacer que más de un espectador se ponga a llorar. La encrucijada en la que nuestra protagonista se ve envuelta, el querer ser cantante pero tener padres sordos, es complicada, por lo que la película logra desarrollar una trama inesperadamente rica e intrigante. (Al menos para los estándares del género de comedia).
A pesar de que la película presenta a los Bélier como una familia disfuncional pero jamás trágica, sí hubo un par de momentos que me parecieron un poco exagerados, y que desentonaban con lo que el resto del filme trata de hacer. El personaje de Gigi, por ejemplo, tiene una postura entendible en relación a los sueños de su hija, pero muchas de sus reacciones (incluyendo su emoción por la primera menstruación de Paula, o una pequeña borrachera que se da) me parecieron inverosímiles o muy caricaturescas. El hecho de que la mujer sea sorda no quiere decir haya perdido sus habilidades sociales, cosa que parece haber sucedido durante algunas escenas del filme. Además, también hay escenas como la de la visita al doctor, en la que Paula tiene que traducir todo para sus padres, que me pareció más incómoda que graciosa.
Las actuaciones son en general correctas, a pesar de algunos errores de caracterización. Como Paula, Louane Emera es bastante sólida. El hecho de que hayan podido encontrar a una chica bonita que actúe bien, tenga una excelente voz y sepa hablar en lenguaje de señas es de admirarse, especialmente porque, al menos en este caso, era más importante que tuviese una gran voz, que habilidades actorales sobresalientes. Sin embargo, la chica hace un buen trabajo, interpretando a su adolescente personaje de manera realista, con cambios de humor y actitudes “faltosas”, pero a la vez con suficiente carisma como para no caer mal.
Sin embargo, son las escenas de canto las que verdaderamente cautivarán al público. La voz de Emera es simplemente hermosa -se nota que fue participante en el programa de televisión «The Voice» de Francia- y una escena en particular, la cual ocurre durante la última media hora de metraje, me causó una reacción emocional muy fuerte. (Varios miembros del público en el cine derramaron lágrimas durante dicha escena).
Las actuaciones secundarias no están del todo mal. Como el padre, François Damiens hace un buen trabajo únicamente con lenguaje de señas y expresiones faciales. La subtrama que lo involucra a él y a su candidatura a la alcaldía no está del todo desarrollada, pero el actor la exprime al máximo para construir a su personaje y mostrarnos sus motivaciones. Como la madre, Karin Viard es igual de buena con el lenguaje de señas, pero tiende a ser algo exagerada, especialmente con sus expresiones faciales y sus reacciones (esto puede deberse más a la dirección que al talento de la actriz, pero igual me molestó). Como el hermano, Luca Gelberg no me causó ninguna impresión fuerte, y Roxane Duran, quien interpreta a Mathilde, la amiga ninfómana de Paula, da una actuación muy diferente a lo que mostró en la ganadora del Óscar, La Cinta Blanca.
Sin embargo, el personaje que más destaca aparte de Paula es el profesor de música, interpretado por Elmosnino. Dicho personaje comienza como el estereotípico profesor amargo y sin paciencia, pero poco a poco se ve desarrollando de manera más interesante, demostrando un fuerte interés en la música y en hacer que Paula aprenda y practique y puede participar en el concurso de canto. Me gustó la actuación de Elmosnino porque le da más de una dimensión a Thomasson, sacándolo del cliché con el que comenzó, y me gustó el personaje en sí, porque a final de cuentas entabla una relación muy verosímil con Paula, la típica de mentor y alumno, pero con un poco más de calidez y carisma.
Visualmente la película es cumplidora. La dirección de fotografía no está mal, presentándonos la campiña francesa sin romantizarla demasiado. Eric Lartigau, el director, favorece los planos en cámara de mano para darle algo de realismo a la cinta, pero también hace uso de planos de movimientos suaves y pocos cortes para darle una estética limpia y que no distraiga. La música, como era de esperarse, es sublime, especialmente en las escenas del coro; independientemente de la calidad de La Familia Bélier, no dudo de que muchos de los espectadoras vayan a salir de la sala de cine con ganas de descargarse el soundtrack.
La Familia Bélier es una película light y agradable; no es particularmente memorable, pero tampoco tiene nada de ofensiva, y resulta ser bastante divertida. Entretenimiento puro y simple, sin mayores pretensiones, y a ese modesto nivel la película funciona muy bien.
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