Intensa-Mente: El cerebro como un parque de diversiones

Cuando parecía que Pixar había perdido el brillo que lo convirtió en el estudio líder de la animación digital, vuelven a sorprendernos y entusiasmarnos con Intensa-Mente («Inside Out»), un clásico instantáneo que derrocha unos niveles de creatividad, audacia e inteligencia que resultan superiores a todas las cintas animadas de los últimos 5 años.

Riley es una niña de 11 años que se muda con sus padres a San Francisco. Ella extraña su cómoda y tranquila vida en Minnesota, donde ha dejado a sus amigos de la infancia. Tiene que adaptarse a una serie de cambios: un papá mucho más ocupado, un nuevo colegio, una ciudad desconocida y el vertiginoso ingreso a la pubertad.

Dentro de la mente de Riley habitan cinco emociones: Alegría, Tristeza, Ira, Temor y Desagrado, quienes se turnan el control de su comportamiento y dictan sus reacciones desde la consola del Cuartel General. Accidentalmente, Alegría y Tristeza se pierden al interior de la mente de Riley y tienen que encontrar la manera de regresar al Cuartel General antes de que sea demasiado tarde.

El recorrido por la mente de esta niña es un espectáculo divertido, didáctico y emocionante. Algo tan abstracto como la mente humana se transforma en un colorido parque de diversiones en el que podemos pasear por el subconsciente, la memoria a largo plazo, la producción de sueños y el basurero en el que van a parar los recuerdos desechables. Cada uno de estos lugares es una atracción en sí misma.

Si bien la protagonista “humana” es Riley, las verdaderas heroínas de la historia son las dos emociones que deben encontrar el camino de vuelta a casa: Alegría y Tristeza. En un inicio, Alegría intenta encerrar a Tristeza en un círculo para que no haga nada y para que no contamine todo con su ánimo depresivo. Pero la travesía que emprenden juntas las lleva a descubrir la necesidad que tienen la una de la otra para sobrevivir y guiar la vida de Riley.

Mientras que Alegría se alza como la líder natural del grupo por su carisma contagioso y entusiasmo desbordante, Tristeza se va revelando poco a poco como una emoción que puede esconder una gran sabiduría e inspiración. Ambos personajes tienen un giro interesante en sus respectivas trayectorias, que las obliga a replantear su propósito.

Una de las principales fortalezas de Intensa-Mente radica justamente en animarnos a aceptar que está bien estar triste de vez en cuando, que es una utopía estar alegre todo el tiempo y que muchas veces nuestros mejores recuerdos están forjados por la mezcla de emociones. No podemos disfrutar de un momento alegre sin abrazar la tristeza que lo precede.

Es sumamente ingeniosa la manera que tiene el director y guionista Pete Docter (Up, Monsters Inc.) de recrear el complicado proceso de cambios que trae consigo la pubertad, como el repentino vuelco en los estados de ánimo o las reacciones de ira o desagrado frente a cosas que antes producían felicidad. El caos que se produce en el Cuartel General de la mente de Riley es una representación de la lucha encarnizada de emociones que uno enfrenta cuando llega la adolescencia y uno va afirmando su personalidad, desechando algunos elementos que deben quedarse en la etapa de la niñez y asumiendo nuevos retos que, como todo lo desconocido, siempre causan temor y desconcierto.

Así como la narración es sobresaliente, la animación es deslumbrante. Las cinco emociones están personificadas de manera muy creativa y cada rincón de la mente tiene un nivel de detalle impresionante. Es especialmente inspirada la delirante escena en la que Alegría, Tristeza y Bing Bong (el amigo imaginario de Riley) ingresan a una habitación en la que cambian de forma y la animación va transformándose de forma bastante lúdica.

Intensa-Mente tiene suficientes elementos de humor y acción para mantener entretenidos a los niños, pero su inesperada profundidad psicológica y acertado retrato del proceso de madurez hacen que su original propuesta conecte con los adultos en un mayor nivel emocional. En conclusión, esta joya de la animación es un nuevo triunfo artístico de Pixar que merece reclamar un lugar de honor entre los mejores estrenos del año.