El segundo largometraje de Joanna Lombardi es un puro vacilón de cuatro jóvenes cineastas limeños que van a mostrar su película gratis a la ceja de selva y que se interpretan a personajes basados en sí mismos: Wendy Vásquez, Rodrigo Palacios, Diego Lombardi y el actor argentino Alberto Rojas Apel.
Road movie a punta de plano secuencias con cámara fija que transcurre principalmente dentro de una camioneta que recorre Junín y Huánuco, con los protagonistas fumando tronchos y maleteándose unos a otros.
Curiosamente, la única escena con cámara en mano y paneos continuos –que transcurre en un pequeño cuarto de hotel– resulta teatral.
Y uno se ríe con ellos. Esa es su principal virtud: te ríes de nada. Súper fresh y cool… manyas?
En las paradas entre tramo y tramo de la carretera los vemos con su megáfono anunciando la película y repartiendo volantes en pequeñas localidades y en Tingo María, con nulos resultados.
Hay entrevistas a algunas pobladoras, una y otra interacción con el público local en busca de “no contactados” con Hollywood. No pasa nada. Y eso es todo.
De hecho, toda esta nota es un spoiler, desde la primera línea hasta el final. Es más, cualquier cosa que se diga sobre esta película casi seguro será un spoiler. Full minimalismo.
Ya en Casadentro la directora Joanna Lombardi proponía una película donde no pasaba nada. Y como en aquella cinta, en esta tampoco pasa nada. Solo repite el plato. Lo que significa –pensándolo bien (aunque ¿quién va al cine solo para pensar?)– que pasan algunas cosas.
La misma directora cuenta que la idea surgió luego del obvio contraste entre el éxito de «Casadentro» en festivales y su fracaso en taquilla. Se le ocurrió entonces hacer una película para indagar sobre los filmes hechos… para fracasar en la taquilla.
El resultado es “Solos”, una cinta donde Joanna se burla despiadadamente de quienes hacen esas películas que nadie entiende o en las que “no pasa nada”, mostrada a través de una pela donde… ¡no pasa nada! Sobre todo, nunca se llega a ver la pela que exhiben en su gira. O sea que no pasa nada por partida doble.
Aunque, a decir verdad, sí pasa algo: se comprueba el abismo cultural entre los alegres protagonistas y los indiferentes pobladores, lo que conduce –desde el punto de vista de la recepción del filme– a la incomunicación.
El único momento de contacto real es al comienzo, cuando encuentran a un veterano vendedor de fruta en su puesto ubicado en la carretera que habría participado en el rodaje de “La Muralla Verde” de Robles Godoy. Guiño a un director especialista en películas que nadie entiende.
O sea, que el chiste no es el hueveo permanente que se exhibe en buena parte de la cinta, sino que toda la pela es auto irónica.
Parte de la gracia es que el filme es producido por Tondero, la productora que ha llevado a más de tres millones de espectadores a las salas de cine con los Asu Mare. Es decir, el rey de la taquilla hace una película que se burla de las películas que son un fracaso de público financiando… ¡una película que será un fracaso de público!
Ya “Casadentro” exhibía una muy sutil ironía, a través de la excesiva amabilidad con la que se imponían relaciones de poder patriarcales y generacionales por las propias mujeres encerradas en una mansión campestre.
Aquí, la ironía es abierta, simpática, polisémica y de una lograda espontaneidad. El propósito es evidente y sin paltas de por medio. Como siempre en el minimalismo, caben muchas más interpretaciones, que me las ahorro en beneficio del cinéfilo completista de obras abiertas.
Como nos comentó a la salida de la función (a Laslo Rojas y a mi) un perverso profe de la U. de Lima, se trata de actores treintones que se comportan como adolescentes y la pela será vista en Miraflores y barrios similares en Lima, punto. Lógicamente, también en festivales. Esperemos que la predicción se cumpla para que la broma sea perfecta.
Solos
Perú, 2015, 90 min.
Dirección: Joanna Lombardi
Interpretación: Wendy Vásquez, Rodrigo Palacios, Diego Lombardi y Alberto Rojas Apel.
Guion: Joanna Lombardi. Fotografía: Inti Briones.
Edición: Eric Williams. Sonido: Rosa María Oliart.
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