El conflicto armado interno que vivió el Perú en las últimas décadas del siglo pasado sigue dando pie a películas y otras obras artísticas. La Última Noticia de Alejandro Legaspi, y producida por el Grupo Chaski, transcurre aproximadamente en la misma época de “La Boca del Lobo”, solo que mientras la famosa cinta de Francisco Lombardi se desarrolla en el escenario rural ayacuchano, el filme que comentamos lo hace en el ámbito urbano. Legaspi realiza una cinta correcta y ajustada a sus propósitos narrativos, aunque sin llegar a la intensidad dramática lograda por el director tacneño, pese a lo cual llega a conmover a los más escépticos (como mi buen amigo Laslo Rojas). Está centrada principalmente en describir el proceso por el cual la población se fue quedando atrapada “entre dos fuegos” durante la década de los 80 (en esa y otras regiones del país), fenómeno representado por los destinos del periodista Alonso Vargas (Pietro Sibille) y el profesor sutepista Pedro Rojas (Julián Legaspi).
La historia relata de manera organizada, secuencial y casi didáctica las tensiones que se fueron acumulando gradualmente y que condujeron a una polarización política y militar que obligaba a la gente a estar de un lado o de otro, de lo contrario podían ser (y muchos fueron) asesinados, detenidos, desaparecidos, torturados o amenazados con cualquiera de esos abusos. Esta película expone los hechos correctamente filmados, está interpretada por buenos actores, tiene especial cuidado en recrear el contexto local de aquellos años y muestra la situación sin salida a la que estuvo expuesta la sociedad ayacuchana en ese periodo.
La cinta es tributaria de la trayectoria política y artística del Grupo Chaski, y ello se refleja en la claridad y sencillez de su puesta en escena. Su importancia reside en que permite a las nuevas generaciones conocer lo sucedido en esa etapa ingrata de nuestra historia. De allí que esta sea una película necesaria, así como su difusión, para que se tenga una idea básica y equilibrada de lo ocurrido. Pero también como alerta y llamado en favor de cerrar las heridas del pasado y avanzar hacia superarlas.
La guerra interna padecida en esas dos décadas ha sido fuente de diversas aproximaciones, ya sea por el lado de algunos episodios notables (atentado en la calle Tarata, en Lima, o masacre de Lucanamarca) como por aspectos específicos (por ejemplo, las huellas dejadas por la violación de mujeres indígenas); además se han realizado filmes tanto desde el punto de vista de las fuerzas armadas como los (todavía subterráneos) realizados desde la perspectiva de los senderistas.
Lamentablemente, en varios casos, se trata de obras no logradas, fallidas o simplemente malas. En cambio, “La Última Noticia” –así como Magallanes, opera prima de Salvador del Solar, que también trata el asunto– exhiben solidez y oficio, y abren la posibilidad de nuevas producciones de mayor envergadura relacionadas con este tema.
Los hechos denunciados en “La Última Noticia” fueron recogidos y profundizados por la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR) por lo que es posible que se intente desprestigiar al filme calificándolo como “caviar” por todos aquellos aludidos por su responsabilidad política y/o funcional en el Informe Final de dicho organismo creado durante el gobierno de Alejandro Toledo.
Recordemos que, en cierto sentido, Legaspi se adelanta a esa orientación ya que el guion de la cinta fue preparado en los años 90 y la película recién se ha producido y estrenado luego de casi 20 años; por lo que no deja de ser cierto que, en relación con la aparición de nuevos testimonios y elementos, podría pensarse en la necesidad de una actualización.
No obstante, esos nuevos aportes no se oponen y más bien profundizan y discuten las conclusiones de la CVRda. Nos referimos a las historias y enfoques que sobre la guerra interna han aparecido en la autobiografía del antropólogo Lurgio Gavilán y el libro “Los rendidos” de José Carlos Agüero, que abren nuevas perspectivas para el rescate de la memoria de aquellos años.
Incluyendo las historias que ellos mismos todavía no pueden contar o las muchas que todavía faltan por aparecer, con descripciones sobre la vida cotidiana, el enrolamiento forzado (o no) de menores por los terroristas, los abusos, robos, torturas, ejecuciones extrajudiciales, los “juicios populares”, los resentimientos y animadversiones que dejaron estas acciones, y el terrible conflicto entre (y al interior de) comunidades, barrios y personas hoy vigentes (aunque silenciados e invisibilizados).
Pero quizás falte todavía una o dos generaciones más para que estas historias se puedan llevar a las pantallas, tanto como demoró en llegar la historia de María Altmann y su reclamo por la propiedad de emblemáticas pinturas de Gustav Klimt, robadas por los nazis, poseídas ilegalmente por el Estado austriaco y consideradas hasta entonces como un patrimonio nacional; tal como se narra en la relevante película La Dama de Oro de Simon Curtis. Allí se muestra como segundas y terceras generaciones no solo recuperan su identidad y memoria (en este caso a partir de un reclamo de bienes y propiedades), sino que incluso las recrean, como el caso de Randol Schoenberg, nieto del famoso compositor.
Como vemos, la lucha por la memoria permanece y se hereda de generación en generación en la vida de los afectados por crímenes de lesa humanidad y violaciones a los derechos humanos. Es por ello que “La Última Noticia” seguramente seguirá siendo tan polémica como lo fue La Boca del Lobo hace ya casi un cuarto de siglo. Estas y otras obras artísticas nos siguen recordando lo anclados que estamos aún hoy al pasado, lo poco que hemos avanzado (si es que no estamos retrocediendo) en institucionalidad democrática y respeto a la vida y a los derechos de los demás. En tal sentido, este filme mantiene su vigencia y nos recuerda que –en estas materias– seguimos casi al comienzo, en el punto de partida.
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Perú, 2015, 100min
Dirección: Alejandro Legaspi
Interpretación: Pietro Sibille, Julián Legaspi, Stephanie Orúe, Jackelyn Vásquez, Emilram Cossio, Daniel Lazo, Jorge Chiarella, Haysen Percovich, Lucho Cáceres, Julián Vargas. Guion: Alejandro Legaspi y René Weber. Fotografía: Mario Bassino. Edición: Alejandro Legaspi. Sonido: Guillermo Palacios. Música: Pauchi Sasaki.
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