Crítica de «El agente de C.I.P.O.L.», con Henry Cavill y Alicia Vikander

Elegancia y Go Go en The Man from U.N.C.L.E.

Guy Ritchie adapta al cine «El Agente de C.I.P.O.L.» la famosa serie de los años 60, narrada con una técnica rítmicamente prolija. En plena Guerra Fría, junta a un agente de la CIA, Napoleón Solo (Henry Cavill) y a uno de la KGB, Illya Kuryakin (Armie Hammer) quienes a pesar de sus diferencias, deben trabajar en conjunto y unir fuerzas para detener un complot nuclear. A ambos los une la única pista con la que cuentan, Gaby (Alicia Vikander) hija de un desaparecido científico.

Estamos frente a una adaptación medianamente correcta, una puesta en escena inteligente, con un toque rítmico estilo cómic, aunque por momentos ingenuo. Guy Ritchie remarca el tono sarcástico, pueril y el montaje frenético al que nos tiene acostumbrados («Snatch», Sherlock Holmes, RocknRolla), iniciando su «Agente de C.I.P.O.L.» con una extensa y soberbia secuencia, presentando a los tres protagonistas.

Quizás el guion es lo más flojo de la película, ya que muestra un argumento trillado, pero Guy Ritchie logra sacar adelante el film, a pesar de notarse la ausencia de un antagónico atractivo.

El agente de C.I.P.O.L es una película de iconos, que va entre lo simbólico y lo gestual, muestra una elegancia en diseño de arte y en vestuario, y guiados por una excelente banda sonora, con una edición que enriquece lo narrativo. Con interpretaciones correctas, secuencias elegantes, nos enfrentamos a un film infantil, con giros cargados de amabilidad. Ritchie tiene una destreza para armar una coreografía estética visual y sonora.

Personalmente la escena sublime y recordable será la cómica persecución de lanchas, donde se combina una armonía de tempos y escenas llevados de la mano por una balada italiana sesentera.

Esta no es la película genial que esperábamos de Guy Ritchie, pero tampoco es un desastre, es un filme correcto con una evocativa onda retro que te mantendrá entretenido.