Joe Dante, el autor de los clásicos Gremlins I y II, vuelve a hacer un largometraje en Enterrando a mi ex (Burying the Ex, 2014), simpática comedia de terror que se basa en un corto de 2008 escrito y dirigido por Alan Trezza, quien también es guionista y coproductor de esta película.
Asistimos a una historia fantástica de regreso de la muerte de una joven ansiosa (Ashley Greene) que partió prematuramente y busca prolongar un conflicto sentimental, lo que enreda los primeros intentos del novio (Anton Yelchin) de resurgir tras el duelo y rehacer su vida.
Joe Dante define al inicio el perfil de los personajes: la dominante Evelyn (Ashley Greene), el nervioso Max (Anton Yelchin), el alocado Travis (Oliver Cooper) y la dulce Olivia (Alexandra Daddario). La despedida de Evelyn implica una frontera en el relato, pues afloran el sentimiento de culpa y la melancolía, hasta que el nuevo interés romántico de Max coincide, sin mayor explicación, con el ingreso al conocido terreno de la necrofilia excéntrica, la descomposición orgánica y la persecución mortuoria.
Pero el director no pierde la bonhomía y mantiene esas incursiones en tono divertido y ligero, desarrollando, con la experiencia obtenido durante casi medio siglo, un hábil ejercicio de estilo que hace guiños a películas clásicas –hasta poniendo fragmentos–, como «La noche de los muertos vivientes», de George Romero, y «Plan 9 del espacio exterior», de Ed Wood, entre otras.
Dante, que también sazona la narración navegando por los códigos del thriller, ha logrado entonces una cinta aparentemente pequeña pero llena de encanto, abrazando lo oscuro sin dejar de lado lo inocente, en un diestro equilibrio.
No está demás, pues, percibir en Evelyn el eco de los lúdicos Gremlins: hermosura y simpatía en un tiempo determinado; y luego deformación y fiereza tras un extraño desencadenante.
(Publicado originalmente en el diario El Peruano)
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