Crítica: «NN – Sin identidad», cuando lo peor es no saber


No hay nada peor que no poder cerrar una historia. Nada peor que no poder darle un final. Cuando la última llama de esperanza se extingue y pasa a convertirse una eterna incertidumbre que hace que la vida se convierta en un limbo terrenal.

Este es el punto de partida de NN (Perú, 2015) del director Héctor Gálvez. Una película sombría, dura de ver, pero difícil de olvidar. Pocas veces en el cine nacional algo tan sombrío puede ser tan visualmente bello. Y “NN” en verdad lo es.

“NN” toma como punto de partida el tema de las exhumaciones, tan tristemente usual en nuestro país luego de haber vivido años de violencia interna. Fidel Carranza (Paul Vega) y su equipo de antropólogos forenses tienen el trabajo de devolver la identidad a unos restos hallados en una zona andina del país. Sólo uno de ellos queda sin ser identificado.

Entonces aparece en escena Graciela (una magnífica Antonieta Pari), quien asegura que los restos pertenecen a su esposo, desaparecido años atrás. Ella no tiene más que uno o dos recuerdos para asegurarlo, lo cual no es legalmente suficiente para reclamar el cuerpo. Sin embargo, Fidel se rinde ante esa mirada que, como la suya, refleja un ser que más deambula que vive.

Y es acá cuando Fidel se involucra con esos restos más allá de lo que debería. Es un hombre solo. Es fácil perderse en su mirada. Sentir su agotamiento, su depresión. Tiene muchas cosas en común con Graciela. Y Graciela exige, sin saberlo, más de lo que Fidel puede soportar. Es un hombre al borde del colapso.

NN explica con detalles el el dolor de los familiares y la depresión de los involucrados como Fidel (así como su impotencia ante la inutilidad de un Poder Judicial indiferente a los gritos de las víctimas y las lágrimas de sus familiares). Los primeros diez minutos son de una horrible belleza, quizá nunca antes vista en nuestro cine.

Los minutos que comparten en pantalla Paul Vega y Antonieta Pari son una verdadera clase de actuación: dos seres desprovistos de vida y de esperanza, unidos, irónicamente, por alguien también sin vida y un fin: descubrir una verdad.

El resto del reparto cumple a cabalidad, destacando la presencia de Lucho Cáceres (un actor súper intuitivo) poniendo la dosis necesaria de color a la historia. He de resaltar también la hermosa musicalización y los maravillosos encuadres, en los que el horror se esconde entre tanta belleza. “NN” es la muestra que nuestro cine da pasos seguros. Quizá aún no corre, pero ya se puso de pie, y camina, a paso lento, pero firme.

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2 respuestas

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