Ridley Scott es un director irregular. Ha sido responsable de algunas de las películas más memorables y épicas de la historia (Alien, Blade Runner, Gladiador) pero también ha dirigido varias producciones mediocres (Robin Hood, Un buen año) o que no llegaron a cumplir todas las expectativas (Prometeo). A diferencia de otros directores, uno nunca sabe qué esperar de una película de Scott, cuando realmente siente pasión por un proyecto, puede brindarnos una historia bien contada, visualmente espectacular y emotiva, pero cuando simplemente trabaja por encargo… los resultados no suelen ser muy buenos.
Felizmente, tengo el placer de decir que Misión Rescate es una de las mejores películas de Scott en años, si es que no la mejor. No estoy diciendo que sus últimas producciones hayan sido malas; «Prometeo», a pesar de ser bastante tonta por partes, funciona muy bien como un relato ambicioso de ciencia ficción, y Éxodo: Dioses y Reyes tuvo sus momentos de brillantez. Simplemente me parece que «Misión Rescate» es su primera película verdaderamente memorable, consistentemente interesante e inesperadamente divertida en mucho tiempo.
La trama de «Misión Rescate» se lleva a cabo en el futuro cercano; Scott nunca revela un año exacto. Nuestro protagonista es el astronauta norteamericano Mark Witney (Matt Damon), quien se encuentra en Marte en plena misión de investigación junto con sus compañeros, la capitana Melissa Lewis (la talentosa Jessica Chastain); el piloto Rick Martínez (Michael Peña, quien fue lo mejor de Ant-Man); el químico Alex Vogel (Aksel Hennie) y los especialistas Beth Johanssen (Kate Mara, recuperándose todavía del desastroso reboot de Los Cuatro Fantásticos) y Chris Beck (Sebastian Stan, más conocido como Bucky Barnes, al menos por los fanáticos de Marvel).
Todo va bien, hasta que una súper tormenta se acerca a la zona de operaciones de los astronautas. Lewis comienza una evacuación de emergencia, pero lamentablemente la tormenta causa un accidente, el cual hace que el equipo tenga que abandonar el planeta, dejando a Mark por muerto. Cuando la NASA recibe la noticia, el director Teddy Sanders (Jeff Daniels) y el controlador de la misión en Marte, Vincent Kapoor (Chiwetel Ejiofor) hacen de su muerte una noticia pública. Pero el problema es que… Mark está vivo. De hecho se hirió, pero gracias a un kit de emergencia en el hábitat en Marte, logra curarse, por lo que ahora no le quedará más remedio que tratar de sobrevivir en el Planeta Rojo hasta que pueda entablar comunicación con la Tierra y puedan ir a rescatarlo. Es aquí que Misión Rescate se vuelve una tensa y emocionante carrera contra el tiempo.
Lo interesante del filme es que resalta la “ciencia” de “ciencia ficción”. Muchas películas que se desarrollan en Marte, como «Planeta Rojo» o «Misión a Marte», prefieren concentrarse en elementos más propios de un thriller, incluso añadiendo momentos de terror y dejando la ciencia a un lado para aprovechar más a Marte como un escenario exótico que como un planeta desconocido en el que hay que sobrevivir. «Misión Rescate» hace todo lo contrario: la película está presentada de manera verosímil, sintiéndose algo exagerada únicamente durante su clímax (y por un momento muy corto), más bien presentándonos escenas de investigación en donde vemos a Mark resolviendo sus problemas y tratando de sobrevivir usando la ciencia. Es un acercamiento diferente, interesante, y sorprendentemente entretenido.
Después de todo, muchos podrían creer que una cinta que prefiere concentrarse en el desarrollo de su protagonista y en escenas en donde solo lo vemos a él, podría resultar aburrida. Felizmente, ese no es el caso. «Misión Rescate» carece de secuencias de acción exagerada o efectos especiales que llamen demasiado la atención (lo cual no quiere decir que decepcione a nivel visual, ojo), pero esto lo compensa con un palpable desarrollo de la tensión, un sentido del humor inesperado y muy efectivo, y una actuación principal excelente. Si la película funciona, es porque Scott hace que hasta las escenas más potencialmente mundanas o aburridas resulten interesantes, y porque logra que nos encariñemos con Mark. Después de todo, si su supervivencia no nos importase, el filme sería un fracaso total.
Matt Damon carga la película sobre sus hombros; es un trabajo exigente, pero felizmente el popular actor está a la altura de dicha tarea. Su Mark es un hombre carismático; un botánico extremadamente inteligente, pero con el cual es muy fácil identificarse. Es fascinante ver cómo su cerebro trabaja para resolver cualquier problema que se le presente. Mark es un personaje que nunca se rinde; solo una vez logra perder la esperanza -en una escena francamente devastadora- pero no es una actitud que dure mucho. La película me recordó bastante a la grandiosa Gravedad, de Alfonso Cuarón, no sólo porque también se desarrolla en el espacio, sino porque ambas películas nos cuentan historias de supervivencia en contextos totalmente ajenos a los nuestros, en donde la esperanza debe sobrevivir para que sus protagonistas puedan superar sus problemas.
Es cierto que Damon es quien aparece por más tiempo en el filme, pero eso no quiere decir que las actuaciones secundarias sean pobres. De hecho, Scott ha rodeado a su actor principal de personas increíblemente talentosas, que logran desarrollar personajes interesantes a pesar de tener relativamente pocas escenas. (Al menos en comparación a Damon). Como la Capitana, Jessica Chastain es fuerte y valiente, alguien capaz de tomar decisiones difíciles pero que aprecia mucho a su equipo. Kristen Wiig es sarcástica y divertida; Chiwetel Ejiofor es creíble como el director de la misión; Sean Bean es honorable y ético (y es partícipe de una divertida referencia a la saga de «El Señor de los Anillos»); Jeff Daniels impone autoridad y respeto como el director de la NASA, y Mackenzie Davis, a quien se le ve cada vez en más películas, le otorga algo de energía y juventud a la cinta.
Siendo Scott el director, uno esperaría que «Misión Rescate» contenga imágenes memorables y una cualidad visual altísima… y ese es precisamente el caso. Los efectos especiales, una mezcla de imágenes generadas con computadora con escenas filmadas en estudios, son maravillosos; uno no duda ni por un segundo que Mark está realmente en Marte. Las escenas situadas en el espacio son casi tan buenas como las de «Gravedad»; quizás no tan tensas, pero no menos espectaculares. No llegué a ver la película en 3D, pero según los comentarios que he escuchado, no está del todo mal. Es un tipo de película que se presta para el efecto tridimensional, por muy innecesario que la pueda resultar a algunos.
El tono que maneja «Misión Rescate» es curioso. En términos de ambición y verosimilitud, puede que le recuerde a algunos a Interestelar, de Christopher Nolan, siendo las principales diferencias que la película de Scott es menos confusa… y menos seria. Al ser una historia de supervivencia, en la que nuestro protagonista se involucra en situaciones verdaderamente desesperantes, «Misión Rescate» no es particularmente ligera… pero tampoco llega a ser tan oscura y deprimente como uno creería. Los momentos en los que Mark graba un diario en video para la posteridad, dentro de su hábitat en Marte, son particularmente graciosos (gracias, más que nada, a su sentido del humor negro), al igual que algunas escenas en la Tierra que involucran a Wiig o a Davis. Scott logra crear el perfecto balance entre seriedad y diversión, algo que muy pocos directores saben hacer (y que ni el mismo Scott había intentado lograr en filmes pasados).
«Misión Rescate» es una de las mejores películas del año: divertida, ambiciosa, verosímil, inteligente y tensa. Aquellos que estén buscando acción y explosiones tendrán que seguir haciéndolo; esta película favorece el desarrollo de sus personajes y de su historia, y es ahí precisamente que radica el secreto de su éxito. Puede que se tome algunas libertades con las leyes de la física (especialmente durante el último tercio de metraje), pero con su estética realista e impresionante, grandes actuaciones (especialmente la de Damon) y lenta acumulación de suspenso, «Misión Rescate» nunca dejó de fascinarme.
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