En los últimos años (sin querer) se ha iniciado una ola de películas alrededor aventuras espaciales. Sin embargo, lo anecdótico es que la idea principal de estas cintas no es la de detener un cometa que viene a destruir la Tierra, ir a la Luna a ver si sigue en pie la bandera de Estados Unidos o pelear contra los extraterrestres, es decir, algo full efectos especiales. Lo que se ve, en cambio, es el aspecto humano en toda su dimensión. Primero lo vimos en Gravedad, luego en Interstellar y ahora le toca el turno a Misión Rescate que forma, también sin querer, una trilogía de lujo.
Un grupo de astronautas liderados por la capitana Melissa Lewis (Jessica Chastain), se encuentra en una misión de reconocimiento en el planeta Marte donde deben recoger muestras para analizarlas en la Tierra. Su tarea se verá interrumpida cuando se desata una fuerte tormenta de arena en la que el científico Mark Watney (Matt Damon) sufrirá un accidente, perdiendo contacto con el resto del equipo. Al no tener respuestas de él, sus compañeros lo dan por muerto y deciden emprender el vuelo de regreso a la Tierra.
Una gran sorpresa se llevarán, no solo su equipo, sino el mundo entero, cuando se enteren que Watney sobrevivió al incidente y se encuentra bien, en el desolado planeta rojo. No obstante, en la Tierra saben que les llevará mucho tiempo armar un equipo de rescate para ir en su búsqueda previendo que, tal vez, la idea que continúe vivo para encontes sea casi imposible.
La premisa de la película puede ser algo obvia y previsible, pero es en el “cómo” donde The Martian destaca en relación al resto. Esto se lo debemos en gran medida al legendario director Ridley Scott, que nos regala una de sus mejores películas en el tema que más domina, la ciencia ficción, una película que podría compartir el podio con otras de sus obras del mismo estilo como «Alien» o Blade Runner.
Scott no pierde el tiempo en explicar a cada uno de los personajes en un inicio y va directo a la acción, es decir, “por lo que la gente pagó la entrada”. A raíz de esto, y es ahí donde se ve lo inteligente que es, empieza a construir el filme, mostrándonos cómo ellos se desenvuelven, la manera en que tomaron la noticia de la “muerte” y “resurrección” del astronauta y las vicisitudes que todo esto implica.
El personaje principal sin dudas es Mark Watney (Matt Damon) quien es el que lleva la mayor parte del peso de la película ya que vemos (y compartimos) las mismas dificultades que debe afrontar en este hostil y desolado planeta, donde aplicará todos sus conocimientos científicos posibles (y otros naturales) para sobrevivir. Su interpretación podría parecerse a la de Sandra Bullock en Gravedad, donde ese deseo de sobrevivir ante la gran adversidad de estar en el espacio o en un planeta desconocido, los hace más fuertes. La naturaleza humana en todo su esplendor.
El resto del elenco, algunos más que otros, resalta en la construcción de su respectivo personaje. Luego de Damon, tendría que mencionar a Chiwetel Ejiofor en su interpretación del director de misiones de la NASA, quien busca por todos los medios de regresar a Watney a la Tierra. Otro actor que estuvo a la altura fue Jeff Daniels como el Jefe de la NASA, el cual podría decir incluso verse como una especie de “antagonista” (sin quererlo), ya que por un lado no quiere ver manchado su nombre o el de la organización y por el otro, no posee un gran don de mando o no acepta que otros “sepan más” que él o “tengan la razón”.
Todos los demás como Mackensie Davis, Sean Bean, Benedict Wong, al igual que el equipo de astronautas que lo conforman Jessica Chastain, Michael Peña, Kate Mara, Sebastian Stan y Aksel Hennie, cuando se les requirió, estuvieron correctos. Tal vez la que no destacó o se vió opacada por los demás pero se mantuvo en un nivel solo aceptable, fue Kristen Wiig, quien parece que por momentos estuviera “fuera de foco” o quizá así estaba construido el personaje.
No se puede dejar de lado la creación de los parajes exóticos de Marte, destacando muy bien la fotografía. Al parecer Ridley Scott se basó en su anterior obra, «Prometeo», porque ambas se parecen en ciertos aspectos, pero que aquí se aprecian y disfrutan muchísimo mejor. Un aspecto que hay que resaltar es que, si bien, esta es una película de ciencia ficción, no hay un abuso desmedido de efectos especiales. Solo aparecen cuando son requeridos, como en las diferentes tomas del espacio o del transbordador (aprende, Michael Bay).
Misión Rescate es una de las mejores películas del año y reivindica, una vez más, a Ridley Scott como uno de los “padres” de la ciencia ficción que conoce a la perfección su oficio. Además, deja una gran reflexión, que son las ganas de vivir y no bajar los brazos por más difícil que sea el problema. ¿Hay un Oscar a la vista? Se lo tendría bien merecido.
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