Para muchos, las secuelas de «Volver al Futuro» son productos inferiores, carentes de la emotividad e imaginación que hicieron de la película original un éxito en los años 80. Y supongo que, hasta cierto punto, tienen razón. Sin embargo, no puedo evitar tenerle algo de nostalgia a estas películas; la Parte 2, en particular, a pesar de ser algo enredada, es un filme ridículamente entretenido, que está obteniendo algo más de notoriedad esta semana debido a que se acerca el 21 de octubre (justamente por eso quisimos que esta reseña se publique hoy… ¡qué conveniente!).
¿No saben a qué me refiero? Pues resulta que el “futuro” que la película nos presenta es en realidad nuestro presente: octubre de 2015. Y estoy seguro que muchos fanáticos, como yo, están decepcionados por no tener carros voladores, patinetas que flotan, o una industria de la moda que favorece gorras de aluminio y ropa colorida…
Pero me estoy desviando un poco del tema. Como la mayoría podrá recordar, la cinta anterior terminó en un cliffhanger, con el Doc Brown (Christopher Lloyd) regresando del futuro para advertirle a Marty McFly (Michael J. Fox) y a su novia (interpretada ahora por Elizabeth Shue) que tienen que acompañarlo en la Máquina del Tiempo (el DeLorean) para arreglar un grave problema. Pues resulta que tienen que rescatar al hijo de Marty, quien está a punto de ser encarcelado. Todo bien, pero nuestro héroe comete un error: habiendo arreglado el problema, y antes de regresar a 1985, compra un almanaque deportivo con todos los resultados de los partidos entre 1950 y el año 2000. Su archienemigo, Biff Tanen (Thomas F. Wilson) lo roba, y cuando Marty regresa a su época… pues digamos que las cosas han cambiado.
¿Qué le queda ahora? Pues Marty y el Doc tienen que regresar a 1955 para robarle el almanaque a Biff y evitar que convierta a Hill Valley en un infierno sobre la Tierra. Es una historia que mezcla diferentes épocas, líneas de tiempo y personajes a diferentes edades, razón por la cual resulta un poco enredada, especialmente para quienes ven la película por primera vez.
Si uno presta atención a «Volver al Futuro 2», la mayor parte de la trama debería tener sentido. Sin embargo, uno no puede evitar tener algunas preguntas. ¿Cómo es que el Doc sabe qué línea de tiempo hay que salvar, considerando que ha habido una ruptura en el espacio-tiempo, creando diferentes líneas de tiempo en las que las vidas de Marty, Doc, Biff y los demás toman diferentes caminos? ¿Y por qué era necesario ir a robar el almanaque de vuelta en 1955? ¿Solo para recrear algunos momentos de la primera película?
Pero en realidad nada de esto importa. Como cualquier otra cinta que maneja conceptos de viaje en el tiempo, la trilogía de «Volver al Futuro» está llena de paradojas, las cuales tienen que ser tomadas a la ligera. Estas películas fueron hechas para entretener, para deleitarnos con personajes memorables, diálogos ingeniosos, escenas de acción impactantes y, en el caso de esta primera secuela, un concepto divertido del “futuro”.
«Volver al Futuro 2» está llena de detalles y referencias culturales que nos mantienen entretenidos y nos distraen de algunos de los aspectos más enredados de la trama. Esto se hace más evidente en la escena en la que Marty llega al año 2015 por primera vez, visitando una cafetería “retro” (llena de videojuegos vintage como Wild Gunman) y paseando por la plaza principal de Hill Valley (nada como el memorable momento en el que Marty es atacado por el holograma de «Tiburón 19»). La visión del futuro de Robert Zemeckis y Bob Gale es fascinante. Evidentemente muy poco de esto se hizo realidad, ¿pero a quién no le gustaría vivir en una sociedad llena de carros voladores, zapatillas que se atan solas, y películas holográficas?
Michael J. Fox y Christopher Lloyd regresan a sus papeles más famosos con total facilidad. Marty es un personaje relativamente difícil de interpretar porque es el típico chico bueno; bondadoso, algo ingenuo y completamente promedio. El hecho de que Fox le pueda otorgar tanto carisma y simpatía es una gran prueba de su considerable talento como actor; Marty es un gran protagonista porque es muy fácil que nos identifiquemos con él, a pesar de que la trama de esta segunda parte es menos emotiva que la de su predecesora (hubiese sido interesante que involucre un poco más a su padres, o hasta sus hijos).
Doc Brown es un personaje un poco más intrigante porque tiene un rol demostrativo; es él quien tiene que explicar los diferentes enredos, líneas de tiempo y peligros en los que se tiene que meter con Marty, y lo hace con una energía y carisma impresionantes. Es como una suerte de guía para Marty, llevándolo de línea temporal a línea temporal y de pasado a presente a futuro para corregir todos los errores que se han cometido. Es una actuación realmente efectiva porque nos hace creer que un personaje como ese andaría explicando todo, todo el tiempo, y no que se trata únicamente de un método algo flojo de los guionistas para tratar de darle algo de coherencia a la trama.
Crispin Glover, lamentablemente, no pudo regresar para la Parte 2; su ausencia es notable, a pesar de que Zemeckis y compañía hacen de todo para justificarla. Como Biff, Thomas F. Wilson sigue siendo deliciosamente caricaturesco, y Elizabeth Shue no resalta demasiado como Jennifer, la novia de Marty. Muy pocos notarán la diferencia entre ella y la actriz que interpretó ese personaje en la primera entrega.
A diferencia de otras secuelas, «Volver al Futuro Parte 2» no propone muchos cambios en sus protagonistas. El objetivo del filme es presentarnos una nueva aventura llega de nostalgia, grandes efectos especiales, y una palpable sensación de aventura, no demostrar algún tipo de crecimiento emocional en Marty o el Doctor Brown. Curiosamente, la Parte 3 sí logra darle un poco de desarrollo a sus personajes (especialmente al Doc), por lo que es el único aspecto en el que supera a esta primera secuela.
«Volver al Futuro 2» es, en algunos aspectos, inferior a su predecesora, pero eso no quiere decir que sea una secuela decepcionante. Es cierto, se siente menos fresca y original que la primera parte, pero a la vez logra presentarnos una loca visión del año 2015, y sirve como un preámbulo innegablemente divertido a la Parte 3. Los efectos especiales son excelentes (el DeLorean volador se sigue viendo igual de impactante que en el año 1989), el ritmo es rápido y furioso, y siendo justos, simplemente es un gusto el volver a pasar dos horas de diversión con estos memorables personajes. No hay mejor manera de celebrar la llegada de Marty al “futuro” que ver esta película en el cine este 21 de octubre.
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