En la historia del cine han sido muchos los casos en los que un actor ha incursionado en la dirección, pero de estos muy pocos han completado una carrera respetable. Así, tenemos aquellos que han logrado diversos reconocimientos (Clint Eastwood, Kevin Costner, Warren Beatty), otros que dirigen de vez en cuando (Sylvester Stallone, Ben Stiller, Jodie Foster), y un inmenso grupo que se aventuró alguna vez pero los resultados no los acompañaron (Tom Hanks, Johnny Depp, Steven Seagal… aunque no lo crean).
A este diverso grupo se les ha sumado ahora el actor australiano Joel Edgerton, quien fue visto por primera vez en el mundo cuando interpretó a Owen Lars en Star Wars: El ataque de los clones en el 2002, para luego labrarse una prolífica carrera con cintas como «Warrior», Exodo: Dioses y Reyes o la reciente «Pacto criminal». Este actor nos presenta su opera prima titulada El Regalo («The Gift»), una muy buena carta de presentación que (si lo desea) bien podría servirle para ser considerado para futuros proyectos más ambiciosos.
Este interesante thriller nos presenta a un matrimonio compuesto por Simon y Robyn Callum (Jason Bateman y Rebecca Hall) quienes se mudan de Chicago a California porque Simon empezará a trabajar en esa localidad. Un día, mientras ellos están comprando en una tienda, se les acerca un misterioso personaje llamado Gordon “Gordo” Moseley (Joel Edgerton) quien reconoce a Simon porque habían sido compañeros de clase en la escuela. Según él, un tipo de comportamiento muy inestable a tal punto de incomodar.
Con el pasar de los días los Callum empiezan a recibir regalos que son dejados en la puerta de su hogar con la firma de “Gordo”. Al principio ellos lo toman como un buen detalle, pero luego les empieza a incomodar dicha situación y deciden dar por terminada tales atenciones que incluían además invitaciones a comer o llamadas telefónicas.
Luego de esta decisión empiezan a ocurrir diferentes episodios en la vida de la pareja, que les harán preguntarse si “Gordo” es el causante de estas situaciones. Lo que viene después, tal vez venga con ribetes de ”venganza” o…tal vez no.
Una de las cosas llamativas de este filme es su rapidez para plantear el conflicto central: no llega ni a los diez minutos y los personajes principales ya se han presentado, como para no perder el tiempo y dar vueltas al asunto con cosas intrascendentes. Una presentación sencilla, que tal vez no diga mucho aún, pero da la impresión que Edgerton ahí hizo lo correcto.
Al ser una cinta con un presupuesto reducido (cinco millones de dólares), se utilizaron pocos ambientes como para centrar la acción e intriga. Con el trascurrir del tiempo la historia empieza a tener sus giros (que por más que quisiera prefiero no detallarlos, pues les arruinaría la película): lo que vimos en el tráiler nos vendía una imagen y al ver la película empezamos a descubrir que tal vez el villano no era precisamente eso, sino que tal rol podría recaer en el héroe de turno, y así jugar con nuestra mente. Esto vuelve más interesante al filme, sobre todo en ese último tercio de la película que es de lo mejor que se ha visto dentro del género del thriller o suspenso de los últimos años.
El elenco fue muy bien escogido, sobresaliendo la pareja compuesta por Bateman / Hall, ambos compartiendo al mismo tiempo el rol de “actor principal”. El primero de estos, personalmente, me sorprendió con sus actitudes y su manera de llevar la situación hasta un límite insospechado. Totalmente diferente a los papeles de corte cómico que nos tiene acostumbrados con títulos como Solo para parejas o “Quiero matar a mi jefe”. Por su parte Hall, quien Hollywood empezó a mirar muy de cerca luego de la notable Atracción peligrosa, le imprime un carácter al personaje que hace sobre pasar su supuesto rol secundario. Tiene mando, decisión y es arriesgada. No es la simple “compañera” de escena.
Así también, la actuación de Edgerton como “Gordo” fue igual de imponente. Si bien transcurrida una hora del filme su personaje no se había manifestado como uno esperaba, al haber construído una imagen pasiva y tranquila, luego se desarrollaría de una mejor manera. Cabe recordar que por esta actuación recibió el galardón en el último Festival de Sitges.
El Regalo es, literalmente, un regalo que nos brinda el cine de suspenso. Es como aquellos presentes que vienen en un empaque pequeño, que denota algo insignificante, pero que puede resultar siendo algo que uno ni se imaginó. Una total sorpresa como para ir cerrando el año de muy buena forma.
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