Tres décadas han pasado tras la derrota del Imperio Galáctico y una nueva amenaza conocida como el Primer Orden pretende ser el gobernante de la galaxia. Solo un grupo denominado como La Resistencia puede hacerles frente, pero para obtener la victoria necesitan encontrar a aquel que es reconocido como el último Jedi, Luke Skywalker.
Si bien The Force Awakens no se arriesga en nada, copia la fórmula de “Una nueva esperanza” y la utiliza en gran forma. Comparándola con las precuelas, la más reciente entrega de Star Wars las supera en casi todos los niveles. Desde los personajes y sus vínculos emocionales hasta los efectos especiales y sus respectivas batallas. “El despertar de la fuerza” es pura y simple aventura, una correcta combinación entre lo clásico y lo nuevo, algo que uno esperaba de los olvidables Episodios 1, 2 y 3.
“El despertar de la fuerza” ha reunido a millones de fanáticos a través del mundo para reivindicar una de las franquicias más queridas de la historia del cine y puede decirse que ha logrado su objetivo gracias al correcto trabajo de J.J. Abrams y el resto de su equipo. Este Episodio 7 gana al devolvernos la aventura espacial que los fanáticos tanto merecían y eso le ha salvado de sus errores más evidentes: la poca originalidad del guion y la simpleza de sus situaciones.
Si tenemos que resaltar los puntos fuertes de la nueva entrega, debemos mencionar la lograda armonía entre lo clásico y lo nuevo, superando (y por mucho) a sus predecesoras más cercanas, las precuelas.
Los personajes de Rey (Deisy Ridley) y Finn (John Boyega) no son simples maniquíes parlantes, sino que transmiten emociones creíbles. La película les permite desarrollar sus propios arcos argumentales y les otorga el suficiente tiempo para que el espectador los conozca y se acostumbre a ellos. Partiendo de aquí, es una grata sorpresa que ambos protagonistas posean el carisma necesario para sobrellevar los minutos que tienen en pantalla, tanto individual como en conjunto y logren encaminar la historia con eficiencia.
Para el momento en que Han Solo entra en acción, ya tenemos bien perfilado a nuestros nuevos héroes y eso evita que sus actores sean eclipsados por la presencia de Harrison Ford. Abrams sabe darle el momento justo a la estupenda Deisy Ridley para probar su talento y demostrar que puede seguirle el ritmo y sin problemas a un actor experimentado como Ford. Rey tiene personalidad suficiente para ser nuestra siguiente heroína.
De los que no tuvieron tanto tiempo en pantalla fueron Oscar Issac y Carrie Fisher como Poe Dameron y la General Leia, respectivamente. Aunque ambos aprovechan sus momentos para sobresalir lo mejor posible. Finalmente, tenemos al villano de turno, Kylo Ren, que se perfilaba como la nueva encarnación del mal pero termina siendo algo muy diferente a lo que uno tenía en mente.
En lo personal, lo que más me ha gustado fue el tratamiento que decidieron darle a Luke Skywalker, ese toque de misticismo digno de un Maestro Jedi… y me he quedado con las ganas de ver al personaje de Mark Hamill en un futuro.
Si alguien quiere dar una mirada más objetiva de la película (y con el riesgo de convertirse en el aburrido de la fiesta), podría decirse que la mayor parte de la trama ha sido un calco poco discreto de la película original. Es algo así como la fórmula que Marvel ha seguido con las producciones que les resultan cumplidoras (“Iron Man”, por ejemplo): tratan de darle otros nombres a sus protagonistas, otra apariencia a sus villanos y otros escenarios a sus situaciones pero sigue siendo la misma historia contada una y otra vez.
Esta vez J.J. Abrams puede liberarse de toda presión y sentarse cómodamente a disfrutar de su última gran creación, porque los fanáticos están dispuestos a perdonarle los errores, sobre todo luego de tantos años lidiando con unas precuelas poco atractivas en desarrollo y forma. Gracias a “El despertar de la fuerza” tenemos una nueva ilusión que levantan nuestras expectativas hacia el futuro.
Pero también es cuando todo cambia para los realizadores de la siguiente entrega, porque su nueva tarea es superar o mantener la magia devuelta por “El despertar de la fuerza”, y eso significa arriesgarse a contar una historia más elaborada, menos dependiente de la trilogía original. Habrá que esperar.
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