Si el año pasado tuvimos A la M… con los zombis, que indagó un poco más dentro del universo zombi, presentándonos a un trio de boyscouts como los héroes de turno, bien podríamos decir lo mismo de Escuela de zombis («Cooties»), que apuesta por un producto tan original como el primero, pero que no consigue ese mismo nivel teniendo todo para hacerlo.
La cinta, que combina el terror con la comedia, se desarrolla en el ficticio pueblo de Fort Chicken donde en un día común y corriente, en una escuela local, se desata un “virus” que convierte a los niños en zombis ante la aterradora presencia de los maestros. Sin embargo, estos trataran de salvarse haciendo todo lo humanamente posible, así sea matar a sus propios alumnos (por mas irónico y descabellado que suene).
Precisamente, esto último es lo que refleja Escuela de zombis, una idea descabellada y delirante que también puede resultar en algo digno de apreciarse. Empecemos por el supuesto “virus”, que de por sí ya es algo fuera de lugar, pues la verdadera causa no radica en compuesto químicos o elementos espiritistas, sino en los famosos nuggets de pollo que tienen un componente en descomposición que al ser digerido por un niño, lo convierte en zombi. Y, siguiendo con las «reglas zombi», basta que uno lo sea para que el resto corra peligro de quedar infectado, con tan solo una mordida o un rasguño.
Lo segundo (y lo obvio) es que esta vez los zombis son niños, algo que lo vuelve totalmente único y que lo coloca en una nueva categoría dentro de este subgénero de terror. La insólita idea que los seres más inocentes -en teoría- se conviertan en la mayor amenaza del mundo, ya de por sí es muy atractiva. La escena en que estos juegan con diferentes partes del cuerpo, como por ejemplo, usar un intestino para “saltar la soga” o colocar un dedo en las ruedas de una bicicleta en vez de usar un globo, son momentos más que geniales y que forman parte también de otro tipo de zombi, ya que estos poseen cierta inteligencia y recuerdos. Hubiera querido ver un poco más de sangre y escenas gore pero, después de todo, son niños.
El reparto es también destacable, ya que a pesar que muchos son actores secundarios, tratan de llevar sus roles a buen puerto. Definitivamente, el rol principal es el de Elijah Wood, que juega a ser el héroe pero, por su aspecto físico, todos le sale mal. Incluso uno de sus compañeros se mofa refiriéndose a él como “Hobbit”. Paralelamente, toda esta puesta me hizo recordar su participación en “Aulas peligrosas” donde era un estudiante que tenía que lidiar contra una invasión alienígena que se apoderaba de su escuela.
Rainn Wilson es otro que destaca muy por encima del resto, incluso a veces que el mismo Wood, como el enérgico profesor de educación física que cree que ser deportista lo hace más inteligente y digno de ser el líder del grupo. Tampoco podemos dejar de mencionar a otros como Leigh Whannell (guionista de obras como «Saw» y La noche del demonio), Alison Pill o Jorge García que cumplen en las escenas que se les requiera.
Sin embargo, nada es perfecto. El filme podría dividirse en dos partes, la primera mitad es la que sobresale, luego el filme se pierde un poco en el camino al darle vueltas a la misma premisa. Sin embargo, si no hubieran esos momentos de comedia tal vez la cosa hubiera sido, realmente, de miedo.
Escuela de zombis es una caricatura inteligente del mundo zombi con clichés y momentos que ya hemos visto en tanta producción que Hollywood lanza al respecto. Pero esto no la hace menos apreciable que otras porque apostó por algo original y lo consiguió, aun si a medias. Solo queda esperar qué otras sorpresas nos deparará el cine zombi en una próxima aventura.
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