Para aquellos que no conocen el término «masala entertainer,» éste se refiere al cine de entretenimiento comercial del cine indio que cuenta con un sinnúmero de elementos (ingredientes) que lo hacen masala] — esa mezcla de especias que también alegra y le da color a la comida india, pero que mezclados al azar puede causar cierto ardor en la boca del estómago. ¿Cuáles son los elementos principales de una cinta masala? No son actores principales; es el héroe y la heroína. No se dice antagonista, es el villano. El actor y la actriz no son entes separados, son un «jodi» (el término hindi para «pareja«). Debe durar más de dos horas y media porque el Intervalo cuenta (aunque nunca valga fuera de cines indios), y hay varias secuencias musicales donde el héroe y la heroína se enamoran, y con su química hacen el jodi perfecto.
El masala entertainer tiene que ser (como se dice en inglés) puro «bang for your buck» [traducción coloquial de Amy: Puro pop por tu sol, puro queso por tu peso], por lo que debe de tener de todo: crimen, acción — es obligatoria por lo menos una escena de persecución en autos (motos o moto taxis) — alguien se tiene que enamorar, y este amor suele ser prohibido. Algo tiene que explotar, y si nada explota… hay por lo menos una golpiza en grupo. Hay tres o cuatro secuencias de baile, que de repente no tienen nada que ver con la trama (en ese caso se le llama «item song» y hay invitada especial), y locaciones exóticas. Y entre todo eso, tiene que haber comedia. Porque las lacrimógenas del cine indio terminaron con Madre India.
En Dilwale: Pasión del Corazón — la segunda película de Rohit Shetty que se estrena localmente — tenemos al jodi clásico noventero de Shahrukh Khan y Kajol, que dejaron su marca en los libros de records e historia del cine con la recordada Dilwale Dulhania Le Jayenge (Amor Contra Viento y Marea), y siguieron con Kuch Kuch Hota Hai, Kabhi Khushi Kabhie Gham…, y los vieron en pantallas de Panamericana Televisión con Mi Nombre Es Khan. En versión corta, esta pareja del cine indio tiene harta fanaticada en el Perú, siendo Shahrukh Khan el único actor indio con más de un estreno en el país (a menos que cuenten las películas americanas de Irrfan Khan).
Nota curiosa: Según Wikipedia, para el 2011 había menos de 300 personas de origen indio en el país.
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El cine de Rohit Shetty no es que sea compatible con lo que buscan los críticos (con excepción de Golmaal), ya que éste lleva la bandera del cine comercial y la flamea para las masas siempre. Dilwale no es excepción, utilizando un jodi clásico del cine nostálgico de los noventa junto a un jodi nuevo como lo son Varun Dhawan y Kriti Sanon, quienes interpretan a los hermanos menores de nuestra pareja principal para acaparar la atención de la mayor cantidad de gente– doble pop por tu sol. La trama es lo de menos, pero con una duración de casi tres horas, se le extraña. Se resaltan un par de buenas escenas de acción a cargo de Grant Hulley (Era de Ultrón, Chappie, Dredd), y Gerua, un número mágico filmado en Islandia con coreografía de la directora Farah Khan. La música está a cargo de Pritam con letra de Amitabh Bhattacharya, aunque le cambiaron la voz a SRK, antes voceado por Sonu Nigam [YouTube], ahora con la voz de Arijit Singh, quien logró mucho éxito con Tum Hi Ho de Aashiqui 2. Por ahí que alguna le extraña el cambio porque piensa que Khan «tiene la voz linda.»
La canción notable de la película, sin embargo, es Janam Janam que logra escapar las comparaciones a otras canciones de este jodi, que supuestamente es perfecto, y añade al canon.
A pesar de mi notable resistencia por algunos de los elementos masala -especialmente al ver películas de los años 80 y 90- debo admitir que Dilwale es una película de humor pasado de moda. Es estéticamente moderna; carros de lujo y teléfonos de última generación, pero los personajes y caracterización son lo que se vería en una cinta noventera, comenzando por Johnny Lever, a quien no se le veía en el mainstream desde el 2003 en pequeños papeles en Koi… Mil Gaya y Chalte Chalte. Siempre relegado a ese papel secundario del hombre común que no tiene educación, poco pintón y demasiado «oscuro» para ser héroe de su propia película. Y qué decir de Varun Dhawan y Varun Sharma, mostrando esa habilidad de comedia forzada. Ni actores que pueden ser serios como Boman Irani o Sanjay Mishra, quien deslumbró con su papel en Ankhon Dekhi, escapan los terribles estereotipos de villano o personaje medio loco al azar de este guión.
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