Joy no hay sido recibida muy positivamente por los críticos norteamericanos. De hecho, a excepción de la actuación de Jennifer Lawrence, la cinta no ha sido a otro Premio Oscar, y ha recibido incluso menos menciones por parte de otras organizaciones de la industria. Y hasta cierto punto entiendo porqué: «Joy» es una película que trata de hacer muchas cosas, y no las hace todas igual de bien: cuenta una historia motivadora, nos presenta una drama de familia, retrata la cálida relación entre una abuela y su nieta, e incluso desarrolla el contexto en el que una mujer emprendedora se encontraba durante principios de la década de los 90.
Sin embargo, a pesar de tener un guión que no parece decidirse por ninguna de estas pequeñas historias, «Joy» funciona. Aunque no perfectamente; muchos de los personajes secundarios son caricaturas, algunas relaciones están poco desarrolladas, y algunas escenas —especialmente las finales— no terminan de convencer, pero en general se trata de una película muy bien actuada, inspiradora y constantemente entretenida.
Lawrence interpreta a Joy Mangano, quien a principios de los años 90 inventó el primer prototipo de la Miracle Mop, un trapeador retráctil que podía usarse una y otra vez, y que resultó ser una revolución en el mundo de la venta por televisión. Lógicamente, la cinta comienza antes de que alcance el éxito. A pesar del poco apoyo que le brinda su padre, Rudy (Robert De Niro) y su celosa hermana, Peggy (Elizabeth Rohm), Joy logra conseguir suficiente dinero como para fabricar cien trapeadores y venderlos. Su ex esposo, Tony (Edgar Ramírez) le consigue una entrevista con Neil Walker (Bradley Cooper), un ejecutivo de la QVC (un canal de ventas por televisión) que la convene de aparecer por televisión y vender su producto. El trapeador vende más de 18,000 unidades, y Joy parece haber llegado al éxito… hasta que unos problemas de derechos comienzan a atormentarla.
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David O. Russell no es un director conformista. El hombre ha hecho de todo: películas sobre la guerra («Tres Reyes»); comedias (I Heart Huckabees), dramas (El Luchador, Escándalo Americano); e incluso romances (Silver Linings Playbook). «Joy» es más un drama que cualquier otra cosa, contándonos una historia de superación, en la que una chica aparentemente mediocre y sin ambiciones logra alcanzar el éxito con una idea propia, a pesar de recibir poco apoyo de su familia y encontrarse con todos los retos posibles a lo largo del camino. Es similar pero a la vez diferente a cualquier otra película anterior de Russell, lo cual termina por probar que, independientemente de la calidad de sus productos finales, el director jamás se quedará en su zona de comfort (si es que tiene alguna).
Por otra parte, me resultó interesante que la película carezca de cualquier elemento romántico. Joy está divorciada; vemos pedacitos del comienzo de su matrimonio, pero pocos son felices. En el presente, Tony no es más que un buen amigo, y como se pasa la mayor parte de la cinta tratando de sacar adelante su idea, simplemente no tiene tiempo para enamorarse de nadie (no, ni siquiera de Bradley Cooper). El sexo y el romance simplemente no son importantes para esta historia en particular.
No me sorprende el que Jennifer Lawrence haya sido nominada al Óscar por este papel. No diría que se trata de una interpretación magnífica, necesariamente; ninguna escena me cautivó o causó una reacción emocional fuerte en mí. Pero sí debo admitir que se trata de un rol difícil, poco llamativo, en el que Lawrence no tiene que sufrir mucho ni gritar ni llorar; es algo mucho más sutil. Su tarea es interpretar a una mujer fuerte y decidida, alguien que de vez en cuando flaquea pero que es lo suficientemente inteligente y creativa como para salir de cualquier problema que se le presente. Su actuación es creíble, pero inferior a la de las demás nominadas al premio de la Academia (Brie Larson es superior en La Habitación, por ejemplo).
Las actuaciones secundarias son igual de buenas, a pesar de que muchos de los personajes secundarios están poco desarrollados. De Niro interpreta a Rudy como un padre poco interesado en su hija; la quiere, de eso no hay duda, pero a la vez no es muy bueno apoyándola o animándola. Da gusto ver a De Niro en la película simplemente porque sabemos que Russell es el único director interesado en darle papeles serios (¿cuál es la siguiente película de De Niro? «Abuelo Sucio», una comedia que ha recibido terribles críticas en los Estados Unidos). Bradley Cooper es carismático a pesar de interpretar a un personaje que no termina de dar confianza, y Virginia Madsen interpreta a la madre de Joy como una caricatura viviente. Isabella Rossellini es fría y dura como Trudy, la nueva novia de Rudy, y Diane Ladd interpreta a Mimi, la abuela de Joy, con cariño y ternura. La relación entre las dos pudo haber sido mejor desarrollada, pero si funciona, es gracias a las sólidas actuaciones de Lawrence y Ladd.
Muchos han dicho que la manera en que la historia de Joy es presentada en la película es simplemente inverosímil, pero yo no estoy de acuerdo con dicha evaluación. Hubiese sido poco creíble, por ejemplo, si todo personaje con el que se encontrase Joy hubiese peleado en contra de su idea (como su padre y su novia), pero al recibir el apoyo de Tony, su ex esposo (esta es la mejor pareja divorciada que jamás haya visto en una película, dicho sea de paso) y especialmente de su abuela, uno siente que el conflicto se balancea y se vuelve más creíble. En realidad el único personaje verdaderamente villanesco recién aparece durante el último tercio de la cinta, y sus actos son combatidos con facilidad por Joy.
Joy no es la película mediocre que muchos críticos estadounidenses parecen haber experimentado. Es cierto que el guión pudo haber sido simplificado para concentrarse en un solo aspecto de la vida de su protagonista, y es cierto que muchos de los personajes secundarios son muy caricaturescos y terminan por caer mal, pero a la vez no pude evitar sentirme inspirado por la historia de esta joven inventora, alguien con una idea simple pero útil que peleó por su propiedad y que finalmente pudo tener éxito. Vayan a ver «Joy» por las actuaciones, y para darse cuenta de lo inconforme y original que puede ser Russell como director y guionista.
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