Hace unos años se estrenó «Crepúsculo», una película basada en la novela homónima de Stephenie Meyer que narraba las aventuras y el amor imposible entre un vampiro y una chica humana. Este filme se convirtió en todo un éxito y un fenómeno de masas entre el público juvenil. Si bien la crítica no fue nada benévola con la película ni con las secuelas, lo que esta había conseguido, sin querer, fue abrir campo a un nuevo subgénero cinematográfico: sagas basadas en libros de corte juvenil como Los juegos del hambre, The Maze Runner o Divergente.
De este movimiento se desprende ahora La quinta ola, con la pretensión de superar o parecerse a alguno de los títulos mencionados, pero lo cierto es que está lejos de lograrlo, debido a una trama que va disminuyendo en intensidad e interés con el paso de los minutos, cosa que ni siquiera una joven y muy talentosa actriz como Chloë Grace Moretz pudo sostener.
Esta historia, basada en el libro del estadounidense Rick Yancey, nos relata cómo a través de cuatro olas (un apagón general en todo el planeta, fuertes mareas, una plaga de enfermedades y un grupo de Cazadores con aspecto de humanos tratando de exterminar a los pocos sobrevivientes), una civilización extraterrestre trata de invadir la Tierra.
En medio de todo este caos tenemos a Cassie (Chloë Grace Moretz), una joven adolescente que tratará de buscar a su hermano perdido y tendrá que enfrentarse a las adversidades que se presenten en su camino, hasta que se encuentra con un joven campesino llamado Evan (Alex Roe), quien al parecer esconde un gran secreto. Ahora Cassie deberá decidir si seguir su camino sola o confiar en su nuevo amigo antes que pierda toda esperanza de encontrar a su hermano.
El inicio del filme es muy bueno, tanto así que sorprende que esto quede como mera anécdota: vemos a la protagonista huyendo con un fusil en mano hasta encontrarse con otro individuo que se refugia en una estación de gasolina, reflejando el poder del personaje. Luego, empieza un flashback, relatado por Cassie, que narra cómo se inició la invasión y sus consecuencias. Al momento de ver las imágenes, la audiencia puede pensar que está ante una película que va a explorar causas y motivos del porqué la Tierra es el centro de un ataque extraterrestre al estilo de La guerra de los mundos, sobre todo por el propósito de una de las olas de inutilizar todo artefacto que requiera energía, que representa el 95% de las cosas que poseemos.
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Luego de una serie de situaciones donde vemos cómo el personaje de Cassie toma conciencia de la situación y empieza a armarse de valor ante la adversidad (como si fuera Katniss en Los juegos del hambre), su actitud da un giro de 180 grados cuando se encuentra con Evan, una especie de “príncipe azul” con quien se siente muy a gusto y protegida, dejando que él se encargue de la situación.
Es una lástima que justo este hecho, que es importante dentro de la trama, sea al mismo tiempo el que condene al filme al fracaso y desinterés, transformando la aventura en una historia de amor en medio del caos generalizado. En el cine, durante estas escenas, muchos soltaron carcajadas dando a entender que el público se sintió, una vez más, engañado por una propuesta empaquetada como una obra inteligente llena de acción y aventura, pero que termina cayendo en el facilismo, al igual que otras del mismo corte como Crepúsculo o la saga Divergente.
Si bien existen puntos rescatables, como lo ingenioso de plantear la invasión de forma distinta a otras como Día de la independencia o Skyline (que mostraban naves lanzando sus armas de rayos y destruyendo todo a su paso), sino jugando a neutralizar nuestras necesidades actuales como la energía (¡se fue la señal del celular!) o la salud, ni estas situaciones logran construir algo sólido, el ingenio queda solo en esos primeros instantes donde vemos estas cuatro olas como si de eventos bíblicos se trataran.
Contando con Chloë Grace Moretz, una de las más talentosas actrices de su generación, iba a ser la protagonista, al menos existía la posibilidad de que su participación salve en algo a este filme, pero eso nunca sucedió. En la película su personaje estuvo diseñado para ser la “damisela en apuros”, ofreciéndonos una interpretación plástica y totalmente plana, algo distinto a sus recordadas actuaciones en Kick-Ass o Hugo.
Sin duda, La quinta ola tiene el “honor” de ser nombrada la primera gran decepción del año, algo que su director J. Blakeson (que antes dirigió la estimable «The Disappearance of Alice Creed») probablemente no tenía en sus planes, y que llevará a Sony a preguntarse si es que va a seguir con su plan de adaptar los siguientes dos libros de esta trilogía. A días de su estreno la crítica ya le está dando la espalda así que lo único que le queda es ver si el público le dará el respaldo en la taquilla.
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