[Crítica] «La Bruja»: La magia del terror

Es muy grato encontrarse de vez en cuando con productos de calidad, sobre todo si estos vienen del cine de terror, tal vez el género más maltratado en el cine reciente. Felizmente, en esta oportunidad hay que quitarse el sombrero ante una obra del tamaño de La Bruja, un título elogiado en cuanto festival se ha presentado, llevándose importantes premios como el de Mejor Director en el Festival de Sundance 2015. Este no es un filme de terror convencional, ya que aquí no hay un asesino, un monstruo o escenas con sangre a chorros, sino más bien una historia que trata de sacar esos más profundos deseos que a veces reprimimos. Y es por esto justamente que para buena parte de los espectadores, el filme puede que nos les convenza mucho.

La trama nos ubica en el siglo XVII, conocemos a una familia de puritanos que son expulsados de su comunidad por profesar mal su fe y migran hacían el bosque en busca de una nueva vida guiados por Dios. Cuando están instalados en su nuevo hogar, tratan de vivir como una familia feliz y normal, hasta que sucede lo impensado: el bebé del matrimonio desaparece misteriosamente mientras lo cuidaba la hija mayor de ellos, Thomasin. A partir de este evento, la familia empieza a sentirse incómoda en su estilo de vida, como si les hubiera caído una maldición, ya que suceden cosas que están fuera de todo orden de fe y prohibidas por las leyes de Dios, a tal punto que piensan que podrían estar bajo la influencia de una bruja.

Lo que se deduce, en primer término, en el trabajo del director Robert Eggers, es que el tema de fondo del filme son las debilidades del ser humano, como los deseos pecaminosos o no entender bien lo desconocido, lo que empieza a formar cierta incomodidad entre los protagonistas del filme. Esto mismo es lo más inteligente en el planteamiento de la historia, pues al situarla en una época como el año 1630, donde cualquier cosa extraña o que no se lograba comprender, debido a la gran ignorancia del ser humano de aquel entonces, se tergiversaba tratando de achacárselo a la brujería o la hechicería.

Lo único que se tenía claro en aquella época era la fe en Dios, seguir sus mandatos al pie de la letra. Eso es lo que muestra La Bruja en sus primeras imágenes, como si el espectador estuviera ante una clase exacerbada de religión, por el fanatismo que ahí se profesaba. Esto puede resultar muy molesto o incómodo, pero sin esta introducción no se podría entender el porqué de las cosas que luego sucederían hasta su conclusión.

El bosque que rodea a la familia es el escenario perfecto debido al clima estacional entre otoño e invierno, ideal para situar cualquier historia de terror. Destacan los colores grises, la espesa vegetación con ramas y plantas secas, y un campo solitario y desconocido, que me hizo recordar a lo visto en La Bruja de Blair. Los sonidos y la música en general actúa como si fuera un protagonista adicional, resulta siendo tan importante, como si fuera un ente vivo. Es una banda sonora muy rica con melodías similares a las oídas en «El Resplandor», es muy atrapante y se complementa muy bien con lo que vemos en pantalla.

El elenco de actores está muy bien armado, ninguno desentona. El personaje de Thomasin (interpretada por una sorprendente Anya Taylor-Joy) es quien debe llevar el peso de todo lo malo que le ocurre a su familia en este bosque, simplemente por su condición de ser una bella muchacha (símbolo del pecado y del deseo). A pesar que esta criada igual que el resto, debido a su fe extremista siguiendo los mandatos de Dios, trata de ocultar su “rebeldía” siguiendo las órdenes de sus padres, porque eso “es lo correcto”, aunque en el fondo crea que no lo es.

Los padres de Thomasin, William y Katherine (Ralph Ineson y Kate Dickie), tratan de soportar la enorme carga de criar a sus hijos -los mellizos tienen un aire malvado oculto tras su inocencia, y el hijo mayor sigue los pasos extremistas del padre- fuera de una comunidad y empezar la suya, siempre teniendo al Señor de su lado para que esto ocurra. El trabajo de estos dos actores es muy bueno, pero si tengo que elegir a uno sería el de la madre, en sus expresiones se nota la desesperación que vive su familia (y ella misma), al ver que las cosas no les salen como ellos lo habían planeado. Sobre todo tras la desaparición de su pequeño hijo y demás situaciones que tendrán que enfrentar (No voy a spoilear).

No cabe duda que con La bruja estamos ante una de las mejores expresiones del terror de los últimos tiempos y eso es bueno para el género, pues así este tiene temas con los cuales puede reinventarse, al igual que lo hizo con esa pequeña joya que vimos en el 2015 llamada Están detrás de ti (It Follows). Espero que el terror siga este camino, y no desviarse a causa de los tanques taquilleros de Hollywood.