En el 2013 me llamó mucho la atención Operación: Código Olimpo (Olympus Has Fallen), película de acción que fue más allá que cualquier historia antes narrada sobre un ataque en contra de los EE.UU. En esta, un grupo de terroristas de Corea del Norte asalta la Casa Blanca, tomando como rehenes al presidente y algunos miembros de su gabinete, y quien intentará rescatarlos es el guardaespaldas Mike Banning, personaje interpretado por Gerald Butler, conocido mundialmente por el papel de Leónidas en 300.
En este 2016, dicha franquicia regresa con el título Londres Bajo Fuego (London Has Fallen), una atractiva propuesta de acción, pero dirigida a un público que espera un poco más de un filme de este género. En realidad, es más de lo mismo solo que en esta oportunidad se cambia el escenario de Washington a Londres, dando en conclusión un mensaje político más que incorrecto, el cual comentaré más adelante.
Estamos en Londres, ciudad donde los políticos más importantes del mundo -incluido los miembros del gobierno de EE.UU.- se reúnen debido al sorpresivo fallecimiento del Primer Ministro Británico. Este escenario es la oportunidad de oro que aprovechará un grupo de terroristas radicales de Medio Oriente para acabar con el poder occidental y pensar en establecer un nuevo orden mundial. Su prioridad es dar caza al presidente de Estados Unidos y eliminarlo. Pero con lo que no cuentan es que este tiene en sus filas a su ya célebre guardaespaldas, Mike Banning.
Es usual ver que, cuando tenemos en frente una película sobre ataques terroristas, el objetivo es EE.UU. En este caso, por un breve instante, pensé que vería algo distinto, que ese orden mundial no tendría el rótulo “gringo” por ningún lado y veríamos una película donde Londres sería el objetivo principal y no, nuevamente, el presidente estadounidense. No puedo negar que las escenas del ataque están muy bien realizadas, un buen preámbulo de lo que veremos más adelante, dando un cierto toque de realismo, algo que ya se había visto en la película predecesora.
Gerald Butler repite como el guardaespaldas Mike Banning, quien en su afán por defender a toda costa al presidente hace una y mil maniobras. En realidad, el personaje se vuelve muy caricaturesco, tratando de imitar por ejemplo lo hecho por Bruce Willis en «Duro de Matar», pero debido a la experiencia lograda en la primera parte, ahora en ya es todo un invencible superhéroe. El presidente, interpretado por Aaron Eckhart, es como su escudero en batalla, ni más ni menos.
Lo que más sorprende del elenco son sin duda sus personajes secundarios: con nombres de la talla de Morgan Freeman, Melissa Leo o Jackie Earle Haley, se pensaría que estos iban a tener cierto protagonismo, pero luego veremos que resultan siendo muy secundarios y no tan determinantes como en la primera película. Si bien tienen algo de relevancia en la trama, tienen muy pocos minutos en pantalla. Se puede deducir por esto que su presencia fue básicamente para darle mayor realce publicitario al filme.
La cinta, firmada por el director de ascendencia iraní Babak Najafi, es un trabajo que va más allá de la acción que vemos en los casi 100 minutos de duración, dando un discurso nacionalista poniendo como estrella de siempre a los Estados Unidos, recordando eventos como el de Pearl Harbor, con frases enfatizando que “ellos son los más grandes» y que “si algo les lastima, se volverán a levantar”. Particularmente, me incomoda ver esta clase de mensajes de contrabando en las películas, esto le quita cualquier mérito logrado por la cinta, ya que lo que el espectador espera ver es entretenimiento puro y duro, y no sentarse a recibir mensajes y propaganda política (recordemos que este es año de elecciones en EE.UU.). A esto me refería líneas arriba, sobre el seudo mensaje político que nos deja la película: “si te metes con Estados Unidos, te desaparezco de un bombazo”.
Al final de cuentas, Londres Bajo Fuego tiene todos los clichés de cualquier película de acción hollywoodense, tal como si estuviéramos en los años 80, con cintas de “un hombre que se convierte en un ejército” como «Rambo» o «Comando». Este «London Has Fallen» es un verdadero paso en falso para el cine de acción, pero lo más lamentable es que esta no será la última cinta con un mensaje político de este calibre entre líneas. Ni lo duden.
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