Uno de los géneros, o mejor dicho, subgéneros que ha calado muy bien en el público a través de los años, es el de las películas de desastres, en particular los eventos provocados por la naturaleza. Dicha corriente se ha valido a lo largo de los años de los grandes avances tecnológicos para crear eventos catastróficos que, de solo pensarlos, sería para cualquiera la peor experiencia de la vida (si es que se vive para contarlo). Es por tal que muchos de esos títulos han sido verdaderos taquillazos, como fue el caso en el 2015 de Terremoto: La falla de San Andrés.
Es así que diversas cinematografías, como la de Noruega, deciden hacer sus propias versiones de este “cine de desastre”, enfocándose en uno de sus parajes más famosos como es el fiordo de Geiranger. Ahí se ubica la montaña de Åkneset, cuya caída provocará un tsunami sin precedentes en dicha localidad. Esto es, en resumidas cuentas, lo que nos muestra La Última Ola (Bølgen, 2015), el más reciente trabajo del director Roar Uthaug (quien por cierto se embarcará muy pronto en el nuevo reboot cinematográfico del famoso videojuego «Tomb Raider», protagonizado por la también nórdica Alicia Vikander).
La última ola es algo atípica, en el sentido que se puede enfocar en desde dos puntos de vista. Por un lado, es positivo para el cine noruego en general, pues se trata de una película dirigida a un público masivo, lo que es bueno ya que le puede abrir puertas para presentar otras propuestas a futuro. Lo negativo sería que si uno ha visto cualquier película de desastre, entonces mucho no se le puede pedir a esta obra que sigue fielmente cada uno de los pasos de la fórmula del subgénero.
La historia se enfoca en una familia que está a punto de mudarse porque el padre, un geólogo, ha conseguido un mejor trabajo en otra ciudad. Sin embargo, antes de completar la mudanza, junto con sus colegas empieza a detectar extrañas lecturas que provienen de la montaña Åkneset, pequeños sismos que horas despúes se convertirán en lo peor: una parte de la montaña se desprende y cae en el inmenso lago del lugar, formando una ola gigantesca destruyendo todo a su paso.
Luego de ver el filme, puedo decir que Roar Uthaug es un «pequeño Roland Emmerich», quien con cintas como “El día después de mañana” o 2012 tiene bien ganado el sobrenombre de “El Rey del Desastre”. Estas películas, junto con otras del género, parecen haberle servido de inspiración al noruego para lograr un efecto parecido, donde resalto especialmente los efectos especiales, que no tienen nada que envidiar a los que se realizan en los grandes estudios de Hollywood. Obviamente que los presupuestos no son astronómicos (la gran ola solo se ve una vez y no cinco o más veces como la mencionada “San Andrés”), aquí se intenta resaltar el aspecto actoral además del espectáculo visual, aunque esto último es lo que termina siendo, como siempre en estos filmes, lo más atractivo.
[adinserter block=»1″]
Uno de los títulos que recordé, a propósito de este filme, es “El Pico de Dante”: el personaje que aquí interpreta el actor Kristoffer Joner es parecido al que realizó ahí Pierce Brosnan, ambos son geólogos y presienten que están en verdadero peligro por lo que vaya a su suceder en su pequeño pueblo. Luego llegan una sucesión de escenas típicas debido a que, como todo héroe de la historia, debe rescatar a su familia, hacerse fuerte para iniciar su búsqueda, pasando por diversas adversidades que uno ya se puede imaginar.
Es por tal que «La Última Ola» deja un sinsabor en el espectador: al tratarse de una producción europea uno podría pensar que encontraría algo distinto en la película, pero se encuentra con una cinta que parece salida de Hollywood. Solo que aquí, en vez de que los actores estén en un set rodeados de pantallas verdes, tenemos impresionantes visuales del paisaje noruego, donde el único efecto creado por computadora fue la mencionada ola. Este filme es una buena adición para el cine noruego, pero no para el cine mundial.
Deja una respuesta