La niña de sus ojos
(Escribe: Gina Espinoza)
En su ópera prima, Las malas intenciones (2011), Rosario García-Montero nos ubica en la Lima de los años 80. Una niña se refugia en su imaginación para escapar de la idea de tener un nuevo hermanito. Su madre, Inés -interpretada por Katerina D’Onofrio– es una mujer de aspecto delicado pero con cargas fuertes, atormentada con la idea de volver a traer a un niño al mundo, con temores que no explica pero que sí expresa en su carácter nervioso y algo infantil.
A pesar que ya tiene una hija de su anterior pareja, Inés aún se comporta como una primeriza. Confundida, forzándose a sí misma a madurar y mantener el equilibrio de un hogar envuelto en las tinieblas de aquellos años oscuros. La incapacidad de esta madre para percibir lo que sucede con la pequeña Cayetana, su hija, se refleja en el diálogo de la solitaria niña intentando alcanzar la atención de su madre. «Si me reflejo en sus ojos, solo tendrá ojos para mi».
Beber la lecha de la pena
(Escribe: Gina Espinoza)
Perpetua (Bárbara Lazón), la madre de Fausta, tuvo una enfermedad que en su pueblo llaman «La teta asustada». De acuerdo con aquella tradición, el miedo y el sufrimiento pueden transmitirse a los hijos a través de la leche materna.
Mientras busca un lugar donde enterrar a su fallecida madre, Fausta (Magaly Solier) tiene que lidiar con los traumas producidos por las historias y cánticos de su progenitora, una mujer que sufrió crueles abusos durante la guerra interna ocurrida en el Perú de los años 80.
El oscuro pasado de un país se ve representado así en los recuerdos de la madre muerta, y el compromiso de la hija por no olvidar su pasado y a la vez abrirse paso en el presente. Una herencia involuntaria y a la vez indeseable como las secuelas de una época de terror.
Madre coraje
(Escribe César Cortez)
Es común pensar en una madre como una persona luchadora y corajuda cuando se trata del cuidado de su familia, pero también las hay de aquellas que se hacen escuchar, alzando su voz de protesta por algún abuso que se esté cometiendo en su comunidad. Ese fue el caso de Maria Elena Moyano, interpretada en el cine por la actriz Olenka Cepeda en Coraje, película dirigida por Alberto ‘Chicho’ Durant en 1998.
En aquella cinta vimos el trabajo incesante de esta «Madre coraje» para frenar los ataques que sufría su comunidad del distrito de Villa El Salvador, en Lima de inicios de los años 90. Su lucha sirvió para que otros la siguieran, sacándose de encima el miedo que reinaba a causa del accionar subversivo de Sendero Luminoso. Lamentablemente, Moyano fue emboscada por dicho movimiento cayendo muerta en 1992.
El de María Elena es sin duda es un ejemplo a seguir, y eso fue lo que quiso reflejar el director en esta película, dejando un registro para la posteridad de esta recordada dirigente y activista pacifista.
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