El crítico e investigador Emilio Bustamante publicó recientemente un comentario a propósito del anuncio de los finalistas del concurso de proyectos de regiones, del Ministerio de Cultura. En su texto, Bustamante comenta los cuestionamientos que se vienen haciendo a este concurso, señalando que en años recientes se ha premiado a empresas que no tienen actividad en su respectiva región, y que los proyectos tienen por directores a profesionales que no residen ni trabajan en su región.
Estos son los seis finalistas del Concurso de Proyectos de Largometraje de Ficción Exclusivo para las Regiones 2016, cuyos ganadores se conocerán el 19 de julio.
- Celeste y el pequeño sajino, de Claudia Benitez Sánchez, Curuwinsi Cine EIRL – San Martín
- Las ñustas del Cusco, de Álvaro Sarmiento Pagán, Asociación HDPerú – San Martín
- Islandia, de Ina Mayushin, La Churunga Films EIRL – Ucayali
- Y la vida sigue…, de Luis Basurto Villafuerte, Baduduba Producciones SAC – Junín
- Mataindios, de Óscar Sánchez Saldaña y Robert Julca Motta, La Tropilla de Obrajeros EIRL – Lima Región
- La cantera, de Miguel Barreda Delgado, Vía Expresa Cine y Video SRL – Arequipa
Texto de Emilio Bustamante
«La creación de los premios del Ministerio de Cultura para proyectos de regiones con excepción de Lima Metropolitana y Callao estuvo motivado por el movimiento del llamado cine regional que se inició en 1996 y que ha tenido como principales escenarios Ayacucho, Puno, Junín y Cajamarca. Estos premios buscaban desarrollar el cine en las regiones para que las películas allí realizadas alcanzaran estándares requeridos para su exhibición nacional e internacional, e incorporar a los cineastas regionales a la formalidad. Establecían una especie de discriminación positiva en cuanto permitían que las empresas regionales postularan a ellos sin perjuicio de que pudieran postular también a los concursos nacionales; en cambio, las empresas limeñas no podían postular a los concursos regionales.
Explícitamente, las bases de los concursos de largometrajes exclusivo para regiones han venido señalando como su objetivo: “Incentivar la producción de obras cinematográficas peruanas de largometraje de ficción en las regiones del país (excepto Lima Metropolitana y Callao)”, y como finalidad: “Fomentar la creación de obras cinematográficas peruanas de largometraje de ficción, y enriquecer cuantitativamente y cualitativamente el mercado cinematográfico con una mayor oferta de producción nacional”, buscando así “descentralizar la actividad cinematográfica”.
En los últimos años, sin embargo, se ha notado de manera reiterada una desnaturalización del sentido y la finalidad de la norma por parte de participantes y jurados ante la pasividad de las autoridades del Ministerio. Han sido premiados proyectos presentados por empresas que se domicilian en regiones (acatando así lo estipulado en las bases) pero que no tienen mayor actividad en estas y que, inclusive, parecen creadas con el fin específico de postular a los concursos del Ministerio de Cultura. Varios de los proyectos premiados, además, presentan como directores a cineastas que no viven ni trabajan en las regiones. La intención sería aprovechar la convocatoria de premios regionales para presentar un proyecto que tendría mejores posibilidades de ganar en concursos con menores participantes, quienes –además- en su mayoría no gozan del conocimiento ni la experiencia en la elaboración de proyectos cinematográficos del tipo que se premia.
El caso más flagrante tuvo lugar el año pasado, cuando el premio destinado a las regiones en el concurso de proyectos de largometraje documental recayó en el de la empresa Quechua Films Perú que postuló por la región Cusco y presentó como director al conocido y experimentado cineasta Javier Corcuera. Este año han sido seleccionados seis proyectos para el pitching del concurso de proyectos de largometraje exclusivo para regiones, pero la mayoría de los directores de esos proyectos no trabajan en la región por la que el proyecto postula. El concurso queda así desnaturalizado, pues se aparta por completo de las razones por las que fue creado.
En diciembre del año pasado, la naciente Asociación Cineastas Peruanos, conformada por realizadores regionales de Apurímac, Ayacucho, Cajamarca, Huánuco, Junín, Puno y Tacna, alertó sobre este asunto, pero su reclamo ha sido evidentemente ignorado. Creemos que, dadas las circunstancias mencionadas, deberían modificarse las bases de los concursos, estableciendo en ellas como requisitos que el director del filme propuesto y un porcentaje mayoritario del personal residan y trabajen en la región».
Extra: Emilio además nos hace notar lo siguiente: Respecto al proyecto «Mataindios» de Sánchez y Julca, este proyecto ganó en el 2014 uno de los premios en el concurso de desarrollo de proyectos para regiones postulando por la región Junín con la empresa Wanka Films. Esta vez Sánchez y Julca postulan a «Mataindios» al concurso de proyectos de largos por Lima Región, con otra empresa.
Bonus: A fines del 2015, Christian Wiener, ex director de la DAFO, propuso lo siguiente para mejorar los concursos del Ministerio de Cultura:
Como es conocido, este año un realizador que ha trabajado en el extranjero apareció entre los ganadores del concurso para promocionar cine regional. ¿Es eso ilegal? Como están establecidas las bases, que plantean como único requisito la ubicación legal de la empresa, no, pero cuando menos se ve bastante mal, ya que se supone que el objetivo de esa convocatoria era promover la realización y desarrollo de la cinematografía en las diferentes regiones del país. En tal sentido, y para cautelar que ese objetivo no se pierda (que al fin de cuentas es más importante que las formalidades burocráticas) ¿por qué no aplicar las mismas reglas que se establecen para las películas peruanas, y que están señaladas en la propia Ley 26370? Es decir que se califica como película peruana (o en este caso de determinada región) la producida por empresa del lugar pero que además incluya al director. Es más, la Ley fija también porcentajes de técnicos y artistas que también podrían aplicarse. ¿O lo que es válido para lo máximo no lo debe ser también para lo mínimo?
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