Conversamos con Miguel Barreda, productor del documental arequipeño «La señal», premiado en el Festival de Lima 2016

Miguel-Barreda

En los últimos años el Perú viene experimentando un notable crecimiento en la producción de obras cinematográficas en sus diversas categorías. Efectivamente, el cine peruano no es cine limeño y los cineastas del interior del país se están encargando de trabajar –con o sin fondos– para desarrollar el quehacer cinematográfico en sus regiones y reafirmar esa premisa.

Miguel Barreda Delgado (Y si te vi, no me acuerdo, Ana de los Ángeles), uno de los más reconocidos cineastas arequipeños, vivió y estudió cine en Alemania, el que considera uno de los países más descentralizados del mundo. El año pasado estrenó, con muy buena acogida, en Arequipa su última película Encadenados, y en mayo de este año pudo llegar también a salas limeñas gracias al CCPUCP.

Hace unas semanas fue elegido como uno de los tres ganadores del Concurso que destina la DAFO – Ministerio de Cultura a las regiones del país. Gracias a ese premio podrá producir en 2017 su nueva película: “La cantera”.

Miguel Barreda
El profesor Julio Machaca Chuquimamani (centro), protagonista del documental «La señal», junto al director Leandro Pinto Le Roux (izq.) y el productor Miguel Barreda (der.)

Finalmente, en la reciente edición 20 del Festival de Cine de Lima estrenó “La Señal”, documental dirigido por Leandro Pinto Le Roux, filme que se alzó con el Segundo Premio del Público. Vía Expresa Cine y Video, la empresa de Miguel Barreda, fue la productora y el propio Miguel editó el documental.

¿Qué tiene que ver un chancho que corre con hacer cine en el Perú? Miguel Barreda nos cuenta eso y mucho más en la siguiente entrevista:

Miguel, acabas de estrenar en el Festival de Lima «La señal», que además se llevó un premio.

Obviamente es sumamente grato saber que una película hecha en Arequipa compite en un festival tan relevante como este. Yo creo que es un estímulo importante para el cine que se hace en la región. Esta participación y este premio en un festival así es también un reconocimiento a ciertas cosas que se están haciendo de una manera correcta.

Para los que no pudieron verlo, cuéntanos ¿de qué va “La señal”?

“La señal” es una reflexión acerca de la educación en el Perú. Durante un año acompañamos al maestro de una escuela rural situada en la Reserva de Salinas y Aguada Blanca en Arequipa a 4500 m.s.n.m. Él, sin darse cuenta, estaba adaptando los contenidos de la currícula oficial e innovaba, con sus propios métodos educativos, los conocimientos que traían los niños de casa (la mayoría eran pastores alpaqueros). Se servía también de todos los elementos que tenía a la mano y la enorme riqueza que posee en la reserva natural para incorporarla en sus clases.
Entonces, en “La señal” buscamos reflexionar junto al espectador sobre el sistema educativo peruano, sobre el sistema educativo en general y sobre las maneras de ampliar esos sistemas.

La señal
«La señal», documental arequipeño que se presentó en la sección Hecho en el Perú, del 20° Festival de Lima.
Hablando de educación y el desarrollo de la cinematografía nacional, ¿crees que la formación cinematográfica esté directamente relacionada con la calidad de las películas?

Yo creo que no, porque existen cineastas –muchos de mis favoritos, no solamente peruanos–, que no se han formado en escuelas de cine sino que se han formado en la práctica. Que han comenzado como asistentes, que han aprendido viendo películas y luego su talento se ha reflejado en sus obras. Por otro lado, hay cineastas que se han formado en grandes escuelas y su obra cinematográfica no es tan brillante, o en todo caso no es de mi gusto. El cine es una de las pocas artes en la que la formación académica no es decisiva en relación a la calidad del trabajo porque es justamente un trabajo creativo y en equipo que depende mucho de profesionales de diversas áreas.

Es un poco lo que decía Michael Haneke: “Los directores de cine son personas a las que no se les exige para nada una preparación exhaustiva o previa”. Un bailarín de ballet, si no empieza desde los seis años jamás va a poder ser un buen bailarín. Un director de cine puede empezar a dirigir a los veinte, a los treinta, a los cuarenta y su obra no estará ligada a su formación. Esto es algo muy curioso.

¿Cómo está la movida de cine en Arequipa? En términos de realización cinematográfica y actoral.

En cuanto a realización de cine, aparte de nosotros en Vía Expresa, hay un grupo de cineastas que está sacando adelante sus producciones: dos cineastas locales acaban de ganar los premios en la categoría de cine experimental de la DAFO; Karina Cáceres con un proyecto llamado “Bajo la influencia” y Edward de Ybarra con “Dictado”.

Esto para mí son signos de que algo bueno está pasando en Arequipa. Igual, no se puede hablar de una ‘movida arequipeña’, o tacneña o puneña: somos individuos que estamos haciendo cine aquí y que tenemos cosas en común. Por ejemplo, tanto Karina como Edward participaron en “Encadenados”, en el departamento de Arte. Hay muchísimo talento en la parte técnica y actoral; considero que en Arequipa hay muy buenos actores y actrices pero como aquí no se produce constantemente ni cine ni televisión ni publicidad no pueden ganar experiencia en esos campos. Pero eso no solo ocurre en el cine sino en muchos otros aspectos, por el centralismo de nuestro país. El 95% de toda la producción se concentra en Lima.

En tu caso, ¿cómo has financiado tus películas?

En los últimos años he tenido la ventaja de haber recibido premios del Ministerio de Cultura, porque creo que nuestras propuestas y planteamientos han coincidido con lo que estaban buscando los jurados o con sus gustos, pero muchas otras veces no. En los últimos diez años nos habremos presentado quizás a veinte concursos en diversas categorías pero tan solo en tres obtuvimos el fomento. Eso puede resultar también muy frustrante; no recibir un premio después de haber desarrollado un proyecto durante mucho tiempo. En el caso de “Encadenados”, por ejemplo, se estaba a punto de grabar sin recursos. Antes de ganar el concurso ya estaban previstas fechas de rodaje, ya estaban comprometidos técnicos y actores que iban a trabajar sin cobrar, o sea, la película ya estaba para grabarse así, o no hacerla… Felizmente salió el premio y ahí cambiaron las condiciones para bien.

"Encadenados" (2015), el más reciente filme dirigido por Miguel Barreda.
«Encadenados» (2015), el más reciente filme dirigido por Miguel Barreda.
A nivel de estreno comercial, ¿cómo le fue a tus películas en Arequipa?

En el caso de “Encadenados”, cuando acabamos la película comenzamos a buscar canales de distribución pero lamentablemente fue una gran pérdida de tiempo esperar la respuesta de los distribuidores que evalúan la película según su criterio ‘comercial’. Tuvimos también un error al cerrar un contrato con un agente de ventas estadounidense que en dos años no hizo absolutamente nada por la película. Al final optamos por distribuir la película nosotros mismos asumiendo los grandes riesgos y trabajo que eso implicaba pero pudimos tener una negociación directa con los cines. Y bueno, hasta hoy sigo teniendo la experiencia que los cines te dicen que si un determinado porcentaje de espectadores no ve tu película te la sacan: no hay compasión, ellos defienden su negocio.

A muchos cineastas nos gustaría que eso cambie: que se respete le película por lo menos una temporada para que la película se abra un camino poco a poco. Ese es el tipo de cine que yo hago, un cine que necesita de ese tiempo valioso. Con “Encadenados” pasó eso en Arequipa; la primera semana funcionó súper bien y el cine inmediatamente amplió la exhibición a una segunda semana. Eso me sorprendió porque no es una película para toda la familia, o de esas con las que sales de tan buena onda, pero igual encontró su público. En Lima, luego de muchas conversaciones con el CCPUCP, que tiene un criterio de programación bastante más amplio, se pudo estrenar.

Cuéntanos sobre “La cantera”, proyecto con el que acabas de ganar en el Concurso Regional de la DAFO.

“La Cantera” es un drama ambientado en las canteras de Añashuayco aquí en Arequipa, en el mundo de los canteros de sillar. Hace casi diez años yo hice un documental sobre ellos porque su trabajo siempre me ha fascinado y desde la primera vez que estuve ahí –hace casi treinta años–, sentí que ahí había que hacer una película. Este proyecto ha madurado casi ocho años desde que escribí la primera versión del guion hasta la versión actual y será una reflexión sobre la injusticia, la venganza y sobre la pérdida de la inocencia. El protagonista es un adolescente que ve cómo el mundo se desmorona a su alrededor y no sabe cómo recomponerlo lo cual desata una espiral de conflictos con la que deberá luchar para arreglar todo a su modo.

¿Y ya tienen fecha de rodaje?

La Cantera, de Miguel BarredaQueremos grabarlo el próximo año cuando termine la temporada de lluvias porque necesitamos sol.

Independientemente de los premios que has recibido, ¿cómo ves la gestión de DAFO para con el cine peruano?

Yo creo que la gestión de DAFO está por muy buen camino puesto que su trabajo es bastante organizado. Eso me parece muy respetable y loable. Saben tener paciencia con un espectro muy amplio de cineastas y creo que en ese sentido la gente de la DAFO merece mucho respeto. Por otra parte, yo creo que sí hay alguna tarea pendiente muy importante para con la distribución y exhibición, porque comparto esa inquietud con muchos colegas que han ganado premios de producción o posproducción pero que a veces se quedan con la película terminada en las manos. Sin embargo, DAFO no puede negociar por nosotros con los cines ni con las distribuidoras y obligarlos a pasar cine peruano pues eso depende de un nuevo marco legal por el que estamos pugnando. Hay cosas por hacer para que nuestras películas lleguen a su público; en el extranjero por ejemplo hay cadenas de exhibición del Estado dedicadas a la difusión de cine nacional, espero que eso se pueda lograr pronto aquí también.

¿Qué aspectos consideras indispensables incluir, además de los que ya nos mencionaste, en una nueva Ley de Cine?

Otro aspecto importante sería el de la exoneración tributaria. Muchas veces se nos pregunta: “¡¿Y por qué la empresa privada no apoya el cine?!”. Y yo creo que la empresa no está obligada a apoyar el cine. Si yo fuera empresario y tuviera una empresa de construcción y viene un cineasta a pedirme plata, obviamente lo hago salir de mi oficina inmediatamente (risas). Es como que viniera un empresario de la construcción y me dice: “tú que eres cineasta, invierte en mi negocio”, o sea, filma gratis lo que yo hago y si ganamos algo vamos a medias. Imagínate mi respuesta. Pero sí sería interesante que yo pudiera ir donde el empresario y decirle que si invierte en mi obra, que obviamente estará relacionada con su rubro, el Estado podría exonerar los impuestos a esa inversión y ambos podríamos ganar algo. En esos términos yo podría negociar mucho mejor con un empresario. Con los empresarios se negocia, no se les pide favores.
Otro aspecto importante sería la creación de una Filmoteca, de una Escuela Pública de Cinematografía y también la creación de una Film Commission, aunque eso también es tarea múltiple junto a los gremios, junto a los proveedores de servicios, etc.

Hace poco en una entrevista dijiste que si se creara esta Escuela Pública de Cinematografía sería un desacierto que estuviera en Lima.

El mensaje fue bastante directo. Ya te imaginas dónde quiero que esté esa Escuela de Cine. Claro, es que yo he vivido veinte años en Alemania y para mi ese país es uno de los mejores ejemplos de descentralización que hay en el mundo. Cada ciudad tiene algo importante y relevante: tiene centros importantes. Allá tú puedes estar en el pueblito más recóndito con 40 habitantes pero si compras algo por internet al día siguiente va a estar en tu casa. Todo está basado en la repartición de responsabilidades entonces sería muy importante que si se crean estos espacios no estén en Lima.

Por último, ¿qué le dirías a aquellos cineastas que están viendo cómo hacer sus primeros trabajos?

Que hagan sus películas, porque la diferencia de cuando yo salí de la escuela de cine hace veinte años es abismal: sí, pudimos usar Hi8 o Beta Digital pero hoy con todas las nuevas facilidades ya no hay pretexto técnico para no hacer una película. Yo creo que hoy el digital suple el cuaderno de bosquejos de un pintor. Hace veinte años para que una película fuera exhibida en el cine tenías que haberla grabado en 16 o 35mm o Beta Digital. Actualmente la valla en ese sentido se ha reducido. Yo creo que si tu necesidad de hacer una película es tan grande, la vas a hacer. O vas a hacer ese boceto de esa gran película que quieres hacer para participar en festivales de cortos o para conseguir financiamiento: vas a avanzar. Lo peor que puede hacer un cineasta antes de su ópera prima es esperar a que alguien venga a darle la oportunidad que está buscando.

Igual depende mucho de qué es lo que tienes, para hacer lo que quieres lograr, porque como decía Godard: “Uno nunca hace lo que quiere sino lo que puede con lo que tiene”. Entonces si tú consideras que para hacer tu primera película, la vida, el mundo tiene que darte 100 millones de dólares para hacerla o sino no la puedes hacer, pues vas a esperar mucho tiempo. Pero si no puedes vivir sin hacer esa película vas a ver la manera de fijarte bien cuáles son tus recursos y cómo se amoldan a lo que tienes en mente. Yo repito esto siempre en cada taller que dicto o cada entrevista que me hacen: “No puedes convertir un chancho en un caballo de carreras, pero sí en un chancho muy veloz”.

Entrevista realizada por Carlos Andrés Noriega, novel cineasta arequipeño formado en la EICTV y la U. de Lima, quien se encuentra preparando su ópera prima, un filme de terror psicológico.


2 respuestas

  1. […] La señal, de Leandro Pinto. Documental que se estrenó en agosto en el Festival de Lima, en la sección Hecho en el Perú. (Ópera prima) […]

  2. Información Bitacoras.com

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