El cine animado de Hollywood ha sido bastante irregular en los últimos años. Los estudios más populares (Disney Animation, Pixar, Illumination y Dreamworks) suelen presentar, de forma eventual, películas que combinan originalidad con entusiasmo, pero cada vez intercalan más seguido esas buenas ideas con la sobreexplotación de las historias que les resultaron más rentables en el pasado (basta mencionar que ya están en desarrollo las forzadas secuelas de “Cars”, “Minions” y “Shrek”, por ejemplo). Dentro de todo este fenómeno, Laika Entertainment ha sabido diferenciarse, y más allá de su decisión corporativa de nunca realizar secuelas, su estilo de animación, basado principalmente en la técnica del stop-motion, es realmente cautivante y evidencia mucha madurez visual y narrativa. Su última película, “Kubo y La Búsqueda Samurai” (Kubo and the Two Strings) no es la excepción: cuestionando los alcances de la muerte, la memoria y el legado personal, desarrolla una intensa historia de amor, valentía y lucha personal. La técnica de animación complementa la fuerza presente en cada una de las situaciones y nos entrega la que debería ser fácilmente una de las mejores películas de este año.
“Kubo y La Búsqueda Samurai” nos lleva al Japón feudal, pero reimaginado como un mundo donde la magia convive con la realidad. Ahí es donde el protagonista, un niño con talento para el origami y la música, se ve obligado a encontrar las partes que completan una armadura sagrada, tan poderosa que su portador equipara sus habilidades con la de los dioses, una armadura que alguna vez su padre, un samurai legendario, logró conseguir. Kubo deberá lograrlo en el menor tiempo posible, pues es lo único que le permitirá vencer a los fantasmas del pasado y demostrar que es digno de ese poder. El protagonista no está solo. En su búsqueda es acompañado por ‘Simio’ y ‘Escarabajo’, quienes aseguran ser su protectora y un discípulo de su padre, respectivamente. Ambos nutren la historia de emoción, compañerismo y humor, y cuando se descubre qué es lo que representan en verdad para la vida de Kubo, elevan la narración a niveles más intensos. La delicadeza que emite la animación y la forma en la que la historia es contada logran hacer entrañables a los personajes y entablar un vínculo con ellos a base de elementos que van más allá del diálogo (la vi doblada al español y no resultó ser un obstáculo), lo cual no siempre es fácil.
Se trata de la primera película de Travis Knight, actual director de Laika y productor de las anteriores cintas del estudio: “Coraline”, “ParaNorman” y “Los Boxtrolls”, todas muy recomendables. En “Kubo y La Búsqueda Samurai”, Knight nos introduce a la historia con mucha naturalidad y con secuencias que arman el contexto de forma simple y sin pausas prolongadas. Una vez que estamos familiarizados con la historia, podemos notar cómo la película logra recorrer de lo real a lo fantástico en segundos sin que las transiciones se sientan forzadas. Y sin necesidad de hacer énfasis en ellos, los vínculos entre los personajes se van haciendo más fuertes, permitiendo que las ideas fluyan y formen un mundo propio donde todo se percibe de forma muy fresca y original. “Kubo y La Búsqueda Samurai” nos lleva por ese mundo con mucha honestidad, pues una vez dentro de él, notamos que todos esos elementos de fantasía son necesarios para comprender que el objetivo de la película es que nos identifiquemos con el intento de un niño por encontrar su identidad dentro del mundo que va creando, que a largo plazo resulta ser más importante y estimulante que la simple idea de vencer a un villano malvado.
Entre las cosas que algunos podrían reprocharle a “Kubo y la Búsqueda Samurai” está posiblemente la sensación permanente de que la película no arriesga lo suficiente para tratar de destacarse aun más, y que su argumento, en el fondo, es demasiado pretencioso comparado con el que presentan las películas de Pixar, por ejemplo. Sin embargo, y tomando como válidas esas posibles críticas, la película demuestra con creces ser mucho más grande que sus obstáculos, y a diferencia de muchas otras propuestas de animación, el enfoque humanista de Knight y lo solvente que es a pesar de calificarse como una historia de fantasía, es lo que la hace única y disfrutable.
El alcance que tiene la película también es determinante, es una historia que resulta muy atractiva tanto para niños como para adultos, pues integra de forma coherente temas que pueden ser estudiados por diferentes tipos de públicos y con la posibilidad de mostrar más de un resultado interesante. Puede que no sea un tipo de animación muy popular, pero una vez más demuestra que cuando los avances tecnológicos no van de la mano con un verdadero amor por el arte, será lo tradicional quien nos siga presentando las mejores historias. Larga vida a Laika. Larga vida a Kubo.
Nota final: En una de las primeras escenas de la película, Kubo cuenta una historia tocando su guitarra y usando su magia para crear una función de origami. Esta historia no solo anticipa lo que veremos en la película, también es una alegoría al proceso de animación de la película. Y además de emotiva, es posiblemente una de las secuencias más hermosas de la historia del cine reciente. Tomen nota.
Deja una respuesta