«Ghost in the Shell»: Entrando en el alma de la máquina


Ghost in the Shell, película de acción y ciencia ficción basada en el manga japonés del mismo nombre, nos muestra un mundo futurista en el que la diferencia entre los robots y los humanos es cada vez más imperceptible. Un futuro en el que los humanos pueden ser «mejorados» al reemplazar órganos o partes de sus cuerpos con tecnología cibernética.

La empresa Hanka Robotics, líder en cibertecnología, desarrolla un híbrido, un cyborg, al implantar un cerebro humano en un cuerpo mecánico (en inglés, shell). Este híbrido llamado Major -interpretado por Scarlett Johansson– representa para esta empresa una tecnología superior a la inteligencia artificial y pretende utilizarla como un arma.

Major es parte de una unidad antiterrorista llamada Sección 9, que al inicio de la película intercepta un grupo de terroristas cibernéticos. Descubrir quién está detrás de estos ataques también significará para Major revelar poco a poco su verdadera identidad y su pasado.

La ciudad futurista está cargada de impresionantes detalles, entre publicidades y logos de empresas, que me recuerda un poco a lo que vimos en «Blade Runner» (1982). Los efectos visuales te sitúan bien en el escenario futurista y la acción y suspenso se mantienen constantes en la película. La trama se mantiene interesante, pues acompañamos a Major mientras esta va descubriendo sus orígenes.

Me gustó el diseño de los personajes de Major, Kuze (Michael Pitt), Batou (Pilou Asbæk) y los robots geishas. Estos últimos eran particularmente impresionantes, de lo mejor de la película en cuanto a diseño de personajes.

«Ghost in the Shell» desarrolla temas como la ética en el uso de la cibernética en la vida cotidiana y, en el caso de híbridos como Major, se critica que una corporación como Hanka trate como objetos y pretenda controlar y manipular organismos provenientes de experimentos con humanos marginados por la sociedad.

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El elenco está formado por actores de diferentes nacionalidades, de Estados Unidos, Japón, Dinamarca, Singapur, Francia, Inglaterra. Un personaje importante, el jefe de Major llamado Daisuke Aramaki, es interpretado por el reconocido actor japonés Takeshi ‘Beat’ Kitano, quien durante toda la película conversa en su idioma natal con el resto de personajes que hablan inglés, y estos siempre le entienden. Otro personaje importante es el de la Dra. Ouelet, diseñadora del shell de Major. Este personaje tiene una relación casi maternal con Major y es interpretado la renombrada actriz francesa Juliette Binoche.

No he leído el manga, así que no puedo opinar sobre la adaptación del material original. Por la película se entiende que el «ghost» del título se refiere al alma que habita dentro del «shell» artificial. Por el hecho de que el «shell» se puede volver invisible, la palabra «ghost» («fantasma» en español) cobra más sentido. Por este motivo, la traducción al español del título de la película en Latinoamérica («Vigilante del futuro») es ridícula. Por lo menos en España se tradujo el título como «El alma de la máquina», que tiene un poco más de sentido.

La controversia racial, al darle el papel de un personaje japonés a una actriz estadounidense, no me pareció necesaria. Como dije, la película cuenta con un elenco de diferentes países y no es una producción japonesa. En la película se revela que Major era una chica japonesa antes de convertirse en un híbrido con la apariencia de Johansson. Al mantenerse el origen japonés del personaje, el aspecto del shell es irrelevante. Se supone que es lo que la empresa Hanka Robotics considera como perfección física, independientemente de la nacionalidad.

Con este filme Scarlett Johansson demuestra una vez más que puede protagonizar exitosamente una película de acción. ¿Será que Disney y Marvel Studios ya se convencieron de que una película de su personaje de Black Widow sería exitosa?

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